SOS: Tumaco y Buenaventura necesitan clínicas y psicólogos

Columnista invitado
20 de noviembre de 2017 - 03:00 p. m.

Por: Nicholas Gildersleeve, nuevo jefe de misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Colombia*

En Tumaco sentí el miedo casi permanente que pueden vivir los habitantes de esa región. Hace dos semanas estuve allí y experimenté que la violencia sigue presente en esas zonas, especialmente con las bandas criminales emergentes.

Durante mi viaje, visité un punto de atención psicológica y médica que MSF tenía en el antiguo hospital del centro de la isla. Me quedé sorprendido al ver que el hospital, ese mismo día, había cerrado y trasladado sus servicios al continente. Me explicaron que el traslado se debió al alto riesgo de Tsunami en la isla y que el objetivo del Gobierno era reubicar a la población a lugares más seguros.

Lo primero que pensé es en el difícil acceso a la salud para estas personas que tienen que tomar un transporte público para llegar al nuevo hospital. Si antes tenían dificultades, ahora va a ser más complicado y costoso para ellos acceder a los servicios básicos de salud. Por esa razón, MSF decidió mantener su presencia en la isla y continuar prestando servicios de salud mental a sobrevivientes de violencia sexual y a aquellas personas que quieren tener una interrupción voluntaria de embarazo (IVE).

Esta precariedad del sistema de salud, se repite en Buenaventura, donde la situación no es muy distinta. Allá, la población de 500.000 habitantes solamente dispone de un hospital de 20 camas. No tienen centros de salud de segundo o tercer nivel. Mucho menos se ofrece atención clínica psicológica, solo actividades psicosociales, de promoción y prevención.

La semana siguiente, viajé a Puerto Asís, Putumayo, una zona donde tenemos un proyecto de apoyo a familiares de víctimas de desaparición forzada. Conocí a los psicólogos y también a los trabajadores sociales que atienden nuestros pacientes. Visité la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) y conversé con personas que buscan a sus familiares desaparecidos y me contaron sobre la ausencia de servicios psicosociales por parte de los organismos de salud. En ese momento entendí la importancia del rol que MSF puede tener, al brindar apoyo psicológico a esa población que busca a sus seres queridos.

Por todo esto, quiero aprovechar, en el marco del día del psicólogo en Colombia, para enfatizar nuevamente en la necesidad de descentralizar los servicios de salud mental al primer nivel de atención y de garantizar una proporción mínima de psicólogos para la población con el fin de asegurar el acceso a la atención clínica. Además, recordar que la salud mental es un derecho fundamental, y que según la Ley 1616 de salud mental (o Ley de la esperanza) es obligación del Estado garantizar la promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de todos los trastornos mentales. Como eso no se está cumpliendo en todas las regiones, MSF seguirá insistiendo en que es necesario crear decretos y reglamentos que busquen volver esa Ley de la esperanza una realidad, para que beneficie, sobre todo, a las poblaciones que han sufrido y que siguen sufriendo el desamparo institucional y la violencia en Colombia.

* Trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF) desde 2008. Tiene una amplia experiencia en el mundo humanitario. Ha trabajado en África (Chad, Sudan, Etiopia, África del Sur, Mali, Burkina Faso, República del Congo, Madagascar) y también en Indonesia, Bolivia y El Salvador.

 

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