El Bloque Central Bolívar (BCB), la macroestructura paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) más grande que existió en Colombia, cometió crímenes y violaciones a derechos humanos en más de ochenta municipios de 13 departamentos del país: Bolívar, Santander, Norte de Santander, Boyacá, Antioquia, Risaralda, Caldas, Nariño, Putumayo, Caquetá, Meta, Vichada y Huila.
Estuvo bajo el mando de Carlos Mario Jiménez Naranjo, Macaco, a quién la Fiscalía le dictó esta semana una medida de aseguramiento -adicional a la que ya está cumpliendo-, por 12 casos de homicidio, secuestro y extorsión que él mismo aceptó. El ala militar de la estructura la encabezó Rodrigo Pérez Alzate o Julián Bolívar y la política la dirigió Iván Roberto Duque, también conocido como Ernesto Báez.
El Registro Único de Víctimas, de la Unidad para las Víctimas, estableció que durante 1997 y 2006, tiempo de operación del BCB, hubo un total de 31.364 víctimas en los territorios donde hizo presencia. Su inicio se dio en el sur de Bolívar y casi que de manera paralela en Santander. En estas zonas, y según los desmovilizados, los municipios más afectados fueron Simití, Santa Rosa del Sur, Rionegro y Barrancabermeja.
El próximo 21 de septiembre, en Santa Rosa del Sur (Bolívar), el Centro Nacional de Memoria Histórica lanzará el informe “Arrasamiento y control paramilitar en el sur de Bolívar y Santander”, compuesto por dos tomos: el primero, sobre su origen y consolidación y el segundo sobre la violencia pública y resistencias no violentas de las comunidades en estas zonas.
Alberto Santos Peñuela, coordinador de este informe e investigador de la dirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH, habló con Colombia+20 sobre el contenido y los hallazgos de este documento. La investigación comenzó desde 2018 y se basó en 105 relatos de personas desmovilizadas, testimonios de víctimas, 140 informes de instituciones, 48 documentos judiciales y 670 notas de prensa.
El informe podrá ser consultado en la página web del CNMH a partir de este 13 de septiembre.
¿Cómo fue la génesis y expansión del Bloque Central Bolívar (BCB)?
En 1998 ya podemos hablar de la existencia del BCB, aunque oficialmente se autodenominaron hasta octubre del 2000. Antes de eso se hacían llamar Autodefensas del Sur de Bolívar. Pero por los comandantes que hacían parte de esa la estructura inicial y su trayectoria, ya podemos hablar del BCB.
La estrategia entrada copia lo que había venido implementando las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá en cabeza de los hermanos Castaño, que era cooptar estructuras más pequeñas e independientes que ya estaban en algunos territorios del Bajo Cauca. Aquí se replica esa misma estrategia: en Santander ya hacían presencia estructuras independientes endógenas asociadas a las Autodefensas Unidas de Santander y Sur del Cesar.
Esas estructuras fueron las responsables de las masacres del 16 de mayo del 1998 y de febrero del 1999 en Barrancabermeja y facilitaron la entrada del BCB a una región que hasta ese momento había sido de las guerrillas. Todo estos ejercicios de cooptación se van a juntar con la instalación de retenes en varios lugares alrededor del Sur Bolívar, que son las rutas de entrada y salida del territorio.
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¿Por qué deciden entrar por esas zonas?
El Bloque Central Bolívar es la iniciativa de los hermanos Castaño para entrar a disputarle esos territorios a las guerrillas, que habían tenido allí un enclave histórico de presencia. Pero también había interés por hacerse con las rentas ilegales que se movían por toda la región, principalmente asociadas al tema de la coca en el sur de Bolívar y al contrabando de hidrocarburos en Santander.
Otra cosa es que querían ejercer un control sobre la intensa actividad sindical y de movilización social que existía en ambos territorios, dado que de alguna manera estaba afectando la producción petrolera. La actividad organizativa a favor de los derechos humanos género una percepción en algunos sectores de la población, incluso del Estado, de que se estaba gestando una especie de influencia comunista que afectaba la implementación del modelo económico extractivo que se imponía sobre la región.
Con el auspicio de algunas personas asociadas al narcotráfico y a la tenencia de la tierra, esta estructura pudo entrar a disputarle el territorio a las guerrillas y prácticamente se hizo con el control de todo el valle occidental del río Magdalena en el sur de Bolívar, entre el río y la Serranía de San Lucas.
¿Por qué se le da a Carlos Mario Jiménez Naranjo el mando de la estructura?
La hipótesis que manejamos es que tiene que ver con que él conocía el negocio del narcotráfico y el de la minería. Conocía a Cuco Vanoy, que había manejado todo el tema del Bloque Minero en el Bajo Cauca.
Su comandancia es estratégica para controlar y hacerse con las rentas ilegales que existían en el territorio del sur de Bolívar. No era una persona que conociera ese territorio, sino que tenía un conocimiento específico sobre ciertos temas importantes para los hermanos Castaño. Las rentas ilegales eran el soporte financiero a las guerillas y había que entrar a quitarle esos negocios.
¿Fue distinta la forma de operar en Santander que en el sur del Bolívar?
Más que eso, fue la diferencia de entre Casa Verde y Casa Rejas, que representaban las dos líneas del paramilitarismo en cabeza de Macaco y Julián Bolívar. En Casa Verde despachaba Bolívar, concentrado en la organización militar de la estructura, y en Casa Rejas, ambas en San Blas, a menos de 100 metros, funcionaba todo el tema financiero, coordinado por Macaco. Eso generó una tensión interna al punto de que en el 2001 Julián Bolívar decide salir de Bolívar y se va para Santander. Deja ese territorio liderado por Macaco que pone ahí mandos militares mucho más cercanos a él. Esas dos líneas tuvieron formas distintas de operar. La estructura de Casa Rejas comete una serie de asesinatos no contra la insurgencia, sino por el control del narcotráfico, como personas que les venían insumos a comisionistas narcotraficantes de la guerrilla.
Cuando Bolívar llega a Santander encuentra una gran oportunidad de financiación a través de los hidrocarburos y se hace el control de todo el negocio del contrabando de hidrocarburos y de la gasolina. Será tan exitoso que le va a permitir tener ganancias iguales o superiores que el narcotráfico, sin el riesgo de la extradición y sin ese rechazo social que generaba. Crea siete frentes en Santander, todos sostenidos por este negocio. En el sur de Bolívar fueron tres frentes.
(Vea: El resurgimiento del paramilitarismo en la zona rural de Cúcuta)
También señalan en el informe que en el BCB confluyeron todas las contradicciones y disputas de las AUC por su relación con el narcotráfico…
Sí, al final termina siendo la representación de las fricciones internas que se generaron en el paramilitarismo a nivel nacional. A finales de los noventa y principios de los 2000, Carlos Castaño comienza a ser un hombre público y empieza a plantear un discurso en el que evidencia una intención de acceder a cargos de poder. Para ese efecto él necesitaba mantener una imagen que le permitiera negociar y justificar los hechos cometidos por los paramilitares en el país. Entonces se muestra como un hombre en desacuerdo con el uso del narcotráfico, con un discurso purista del paramilitarismo y la contrainsurgencia. Aunque en la práctica sigue recibiendo dineros del narcotráfico.
Eso le va a generar grandes dificultades porque otros comandantes, incluido su hermano Vicente, consideran que marcar una distancia con el narcotráfico les va a significar perder la guerra. Consideran que ese recurso es mucho más importante para hacerse al poder que la misma figura pública que podrían tener en un espacio de negociación. Eso genera tensión: un sector se acerca más a Carlos Castaño y otro grupo, entre los que está Salvatore Mancuso y Vicente Castaño, reconocen la necesidad del uso del narcotráfico y se enmarcan en un sector que podríamos llamar pragmático.
El BCB será el punto medio porque tiene en su mando a Macaco, un reconocido narcotraficante, más cercano a ese sector pragmático. Incluso lo lleva a su máxima expresión porque para él, el uso de los ejércitos contrainsurgentes era para garantizar el funcionamiento del negocio del narco, la minería y la palma. Lo que hace es organizar una empresa criminal alrededor del paramilitarismo.
Por otro lado, están Julián Bolívar que sí veía la lucha contrainsurgente como una necesidad ideológica y Ernesto Báez, que crea la estrategia política del paramilitarismo desde el BCB. Forman personas para que los representaran en las corporaciones locales y regionales y hacen pactos con políticos quemados en elecciones o que tenían alguna aspiración al Senado y se comienza a gestar todo ese tema de la parapolítica
Ese proyecto político que se idea Ernesto Báez va a ser exportado a todas las estructuras paramilitares. Alrededor de 25 políticos a nivel nacional están relacionados con el BCB solo en el sur de Bolívar y Santander.
¿Quiénes fueron sus aliados en el narcotráfico?
Ellos mismos eran una estructura narcotraficante. Tuvieron comisionistas, narcotraficantes locales, pero no hubo relaciones directas con carteles o con otras figuras del narcotráfico.
Después salieron a la luz pública otras personas que al parecer estuvieron vinculadas con la financiación del Bloque. Uno de ellos es Memo Fantasma. En esta primera fase de la investigación nosotros no encontramos ninguna incidencia de él en la operación militar de la estructura. Lo que sabemos es que sí tuvo incidencia lejana en la financiación para la toma de decisiones. Ese asocio fue importante en la segunda fase de expansión porque le permitió al Bloque Central Bolívar llegar a otros departamentos como Nariño, Putumayo o Caquetá.
¿Qué relación tuvo el BCB con la fuerza pública?
En el informe está descrita la participación de la fuerza pública, principalmente de los batallones adscritos a la Quinta Brigada, el Batallón Nueva Granada y alguna incidencia del Batallón de los Guanes. Una relación bastante documentada y con sentencia tiene que ver con la llegada del BCB, que es la actuación de la red 07 de inteligencia de la Armada, pensada para infiltrarse en los movimientos guerrilleros que operaban en Barrancabermeja y poder desestabilizar su operación.
Siempre hablamos de la participación de integrantes, no de manera generalizada o estructural de los batallones, porque incluso están relatados eventos en los que del cambio de mando dependía la relación con el mismo, dependía de la persona que llegara.
En otras oportunidades hubo una relación de amistad, cordialidad o connivencia entre las personas de los batallones y grupos paramilitares. Hay al menos 13 eventos en los que se relacionan operaciones coordinadas entre el Ejército y hombres del Bloque Central Bolívar. En las incursiones del sur del Bolívar hay participación de miembros de la fuerza pública, que les permiten entrar a esos territorios.
¿Cuáles son las iniciativas de resistencias que recogen en el informe?
El segundo tomo le da un lugar muy importante a lo que tiene que ver con la actuaciones de las comunidades en medio del conflicto. Hay un sinnúmero de ejercicios de resistencia no violenta en esos departamentos. En el informe planteamos tres estudio de caso que creemos importantes. Uno de ellos es el caso de Canelos, una comunidad al sur del Bolívar, en Santa Rosa del Sur. Una comunidad minera, conformada principalmente por gente desplazada de Boyacá, que ya había vivido la guerra y que esa experiencia de vida les permitió rechazar cualquier tipo de presencia de actores armados.
Hicieron un ejercicio de resistencia muy fuerte que impidió la presencia de los paramilitares. Nunca se instaló un actor armado allí. Una de sus estrategias fue encerrarse en sus casas y no salir cuando los grupos armados llegaban. Eso implicaba que no tuvieran acceso ni a las tiendas, ni a ningún tipo de víveres, ni información. Se veía un pueblo muerto porque no había actividad de nada y terminaban yéndose. Pero cuando ya se imponían, la comunidad incluso se les enfrentaba a ellos de manera verbal, les hacía saber que no querían que estuvieran ahí.