La noticia de los ya 57 soldados retenidos por la comunidad en zona rural de El Plateado, en Cauca, -que para el Ejército configuró un secuestro- es una muestra el ciclo infinito en el que se ha convertido lo que el Gobierno llama: la “recuperación del control” de esa zona.
Pese a sus intentos, el Ejecutivo no ha podido tener el control de ese corregimiento. Además, la Operación Perseo, lanzada en octubre del año pasado justamente para copar esa zona del inaccesible cañón del Micay, está lejos de tener los resultados que se esperaban.
Los uniformados, que hacían parte del contingente enviado a este corregimiento del municipio de El Tambo, fueron rodeados y retenidos pacíficamente por decenas de pobladores que exigieron su salida del territorio. ¿La razón? Las tropas se estaban moviendo para cercar al frente Carlos Patiño de la disidencia del Estado Mayor Central, comandada por Iván Mordisco, que controla casi todo ese territorio.
Una escena igual ya se había visto en noviembre de 2023 cuando uno de los grupos de militares del Batallón de Fuerzas Especiales Urbanas (Bafur), enviado por el Ejército Nacional a El Plateado, fue retenido por la una comunidad que buscaba que salieran de la zona.
Según lo pudo confirmar entonces El Espectador, a través de fuentes del Ejército Nacional, la comunidad habría sido “instrumentalizada” por la disidencia del Estado Mayor Central (EMC), comandada por Iván Mordisco, quienes todavía no han confirmado su participación en los hechos.
De acuerdo con las últimas informaciones, los soldados ya fueron liberados en una operación que se coordinó con la Tercera División del Ejército.
Sin embargo, el episodio de este fin de semana es solo una más en la larga disputa por El Plateado. Anteriores Gobiernos han intentado penetrar este corregimiento de apenas 8.000 habitantes, pero la administración de Petro intenta desde diciembre de 2023 intenta, sin éxito, consolidar la presencia del Estado en uno de los enclaves más estratégicos del país para el narcotráfico.
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El Plateado, el punto de honor entre Petro y la disidencia
El Plateado es mucho más que un corregimiento alejado: es la puerta de entrada al Cañón del Micay, una región que concentra el 75 % de la coca del Cauca, controlada desde hace años por la estructura Carlos Patiño, que cuenta con 120 hombres en armas y es la principal estructura que mueve la cocaína que se produce en Cauca, Valle del Cauca y Nariño hacia los puertos del Pacífico.
El cañón del Micay está ubicado entre los municipios de Argelia, El Tambo y López de Micay. En ese enclave, el corregimiento de El Plateado se alza como el fortín más custodiado por la disidencia comandada por Iván Mordisco.
El corregimiento confluye con El Tambo y con Belén de Guapi, un punto estratégico para el flujo de la coca por su salida hacia el mar. De sur a norte, limita con los municipios de Argelia y San Juan del Mechengue hasta López de Micay, lo que se considera como otro enclave necesario para comunicar a la región.
Todo esto lo hace un corredor importante usado por las economías ilícitas por su salida hacia el océano Pacífico.
Es tan importante El Plateado, que ese punto que se volvió talón de Aquiles de la negociación de paz que el EMC adelantaba con el gobierno de Gustavo Petro y, de alguna manera, fue una de las razones de la terminación de ese proceso en marzo de 2024. La disidencia no quería que hubiese presencia militar y menos que se implementara la política de sustitución de cultivos de uso ilícito, como lo había pedido el presidente.
Para llegar al corazón del Micay hay dos vías. La carretera 25 de las rutas nacionales, que pasa por los municipios de El Bordo y Balboa.
El otro camino es una vía que inicia en El Tambo y que se configura como un paso a la parte más inaccesible del Micay. Desde ahí se pasa por centros poblados y aldeas como Huisitó, Honduras, La Hacienda y La Paz, y el corregimiento de San Juan de Micay con destino a El Plateado.
La Hacienda, donde permanecen los soldados, es el último centro poblado antes de llegar a El Plateado.
Mapa de la ubicación del Cañón del Micay y una de las vías para llegar a El Plateado
En un viaje que hizo Colombia+20 en diciembre de 2023 se pudo constatar que el EMC es la ley y la autoridad. En un reportaje publicado en enero pasado, este diario contó que la disidencia es la que resuelve las controversias, controla qué carro sube y cuándo, impone el impuesto de gasolina, de cultivos y hasta el de carreteras, que pagan casi todos para mejorar esa trocha; además, regula los más de 15 laboratorios de procesamiento de pasta base y las cuatro estaciones de gasolina que se alcanzan a contar en los casi 150 kilómetros de camino que recorrimos. Es el custodio, amo y señor.
También se constató que hay pintas de grafiti en las destartaladas señales del camino, en casas, tejados, postes de madera, en algunos jeeps y pancartas que cuelgan de palos improvisados o de los mismos cultivos. En todos el mismo mensaje: “Frente Carlos Patiño, 59 años de lucha”, o “Frente Jaime Martínez”.
También hay carteles con la imagen de quienes traicionaron el proceso y se rearmaron para apoderarse de la región, como Leider Noscué (‘Mayimbú’), quien comandó el frente Jaime Martínez hasta que fue asesinado en 2022.
La Operación Perseo que “no retomó” nunca el control
Perseo fue la apuesta del Gobierno Petro por recuperar ese control institucional con presencia militar directa. La operación, un despliegue que se dio por sorpresa el pasado 12 de octubre. En ese momento, un contingente de 1.400 hombres llegaron a esa zona con artillería pesada, carrotanques y aviones de la Fuerza Aérea que sobrevolaron esa zona de Argelia, Cauca.
El Ejército iba tras Anderson Andrey Vargas Suns, conocido como Kevin, presunto jefe de la Carlos Patiño, por el que se ofrecen $197 millones. Ni en ese operación ni en las otras que se han adelantado desde entonces se ha dado con este cabecilla. Para las autoridades, tanto él como Jhon Alexander Jiménez Marín, “Zamora”, y “Geovanny”, estarían detrás de la retención de los uniformados.
Tras la operación, varios ministros de Petro estuvieron en El Plateado, en una visita que no dejó de generar polémica por la forma en la que llegaron los funcionarios, la mayoría con prendas militares como chalecos antibalas.
Pero el debate de fondo es que la operación fue diseñada sin una estrategia social clara, sin garantías para los campesinos y sin diálogo con las comunidades organizadas.
Los pobladores han denunciado que la violencia se ha reconfigurado en las veredas aledañas y que los grupos armados, especialmente la disidencia de las FARC, se han atrincherado en nuevos territorios, como La Hacienda, El Pinche, Santa Clara, Pepinal, Las Torres, Las Vegas, La Machina y Bello Horizonte, causando afectaciones a más comunidades.
Según información entregada por varias dependencias del Gobierno a este diario en enero, cuando se cumplieron los 100 de la operación, se hizo una inversión de El ministerio de las Tecnología dijo que fue reparada una antena de señal de celular y se entregaron 305 computadores para las ocho sedes educativas de El Plateado.
El Fondo Colombia en Paz, se están ejecutando 51 proyectos para el desarrollo de la región:11 están enfocados en infraestructura, cuatro en ambiente, 19 en fortalecimiento de cadenas productivas,
La Dirección de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito tenía la propuesta para que las familias que participen en la erradicación de coca reciban hasta 900.000 pesos, pero según constató este diario, aún no se ha podido arrancar el programa.
La retención de los 57 soldados es una muestra de la instrumentalización de los grupos armados a la sociedad civil, una denuncia que ha hecho desde la Defensoría del Pueblo hasta organismos internacionales. Pero también que, ante la ausencia estatal, los grupos armados y, en este caso, la disidencia ha suplantado todas las tareas del Estado.
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