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Durante muchos años a los habitantes de San Vicente del Caguán les dio miedo ser reconocidos por su lugar de procedencia. En los años críticos de la confrontación armada, los jóvenes preferían ir a otros municipios de Caquetá para tramitar sus cédulas y las mujeres embarazadas optaban por tener sus hijos en otros lugares con el fin de que en las actas de nacimiento no quedara registrado de donde provenían. Nadie quería que lo asociaran con la guerra o que los tildaran, como casi siempre sucedía, de auxiliadores de las Farc. Porque si algo le dejó el conflicto armado a los pobladores de esta región, fue la cruz del estigma. La presencia histórica de las Farc en este municipio, el mismo donde se instaló la mesa de diálogos en el gobierno de Pastrana, el que en más de cuatro ocasiones se tomó la guerrilla y que hizo parte de la zona de despeje, han dejado a sus pobladores el mote de colaboradores.
Una estigmatización que con los años llevó al cansancio generalizado de la población y finalmente derivó en una polarización política y social que se hizo evidente en 2016 con la llegada a la alcaldía de Humberto Sánchez, un empresario y ganadero de la región que ganó los comicios locales enarbolando las banderas del Centro Democrático, partido que se ha caracterizado por sus críticas al Acuerdo Final suscrito entre Gobierno y Farc. Los desencuentros, el cruce de mensajes y las tensiones han marcado desde entonces la agenda en San Vicente del Caguán: divisiones entre la administración actual y las fuerzas políticas de su antecesor; entre sectores ganaderos y campesinos; entre cocaleros y gobierno; y entre los sectores afines al proceso de paz y sus detractores.
Esa polarización fue una de las razones por la cual 18 premios nacionales de paz se dieron cita durante dos días en San Vicente del Caguán, para generar un espacio de encuentro entre los diferentes actores de la región y lograr consensos en momentos en que la implementación de los acuerdos de paz requiere un clima favorable y la unión de todos los esfuerzos. La jornada comenzó el jueves con un diálogo directo y exploratorio -a puerta cerrada- con los diversos sectores y que concluyó ayer con una proclama pública presentada en un acto simbólico. La cita, convocada por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Fescol y PNUD, contó con la participación de cerca de 100 personas del municipio y la asistencia del comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, el alcalde Humberto Sánchez, su antecesor Domingo Pérez, y representantes de las organizaciones sociales.
La tensión es tan fuerte, que durante uno de los paneles realizados el alcalde Sánchez y el exalcalde Pérez, tuvieron un cruce de declaraciones por cuenta del proceso de revocatoria que hay en contra del primero. “Está bien que convoquen a la gente a una revocatoria el problema es el motivo que hay detrás, donde culpan al alcalde prácticamente del desplazamiento campesino. No engañen a la gente, eso genera más polarización, más estigmatización, no lleva a nada bueno en este momento. Yo sé que detrás del grupo de la revocatoria hay otra gente. Hay que desfarianizar a la comunidad, y desfarianizar las palabras. No le hace nada bueno a San Vicente del Caguán haya un proceso de revocatoria", reclamó el mandatario del Centro Democrático quien señaló a Pérez de estar impulsando la revocatoria.
A su turno, Domingo Pérez, pidió que se condenaran públicamente los panfletos que circulan por el municipio y en los que se señala a varios líderes sociales como colaboradores y milicianos de las Farc. “Hay que exorcizar de raíz esa cultura política de la violencia donde yo me llevo por delante a los otros. Es necesario desarmar la sociedad civil y nuestras mentes, lo que implica demostrar capacidad para la reconciliación, esa es la oportunidad. Hay que transformar los lenguajes que tienen polarizada a la sociedad. No estoy detrás de ninguna revocatoria y lamento que mi mochila lo siga atormentando”, contestó.
Aún así el escenario sirvió para que se diera un intercambio abierto de ideas sobre lo que se espera frente a la implementación del Acuerdo Final de Paz en San Vicente del Caguán. En últimas, como lo señaló el comisionado, Sergio Jaramillo, son precisamente este tipo de discusiones las que se tienen que dar de cara al posconflicto: “El hecho de que acá estén sentados el exalcalde Domingo y el alcalde Humberto, que tienen visiones políticas diferentes, discutiendo tranquilamente sobre lo que hay que hacer, es una buena señal. Queremos salirnos de la polarización. Hay que tratar de construir un discurso que acepte las diferencias y reconozca que el objetivo que tenemos todos es el de convivir”.
De ahí que la declaración política de los Premios Nacionales de Paz haya estado encaminada, precisamente, a resaltar la importancia de reconstruir la confianza, unir fuerzas en medio de la diferencia y construir espacios y procesos para transformar los conflictos. “Rechazamos las miradas verticales que desconocen dinámicas territoriales y que instrumentalizan las apuestas regionales de construcción de paz y democracia. Es el momento de que la voz territorial sea, de manera contundente, la voz de la paz", reza el texto titulado la paz: primero la vida.
En la proclama los galardonados también pusieron a disposición del Estado y la sociedad, su experiencia sobre las dinámicas regionales y territoriales para ayudar en el proceso de implementación de los acuerdos de paz, insistiendo en que para asumir el rol es necesario y urgente que se garantice el respeto a la vida y la protección de los líderes sociales. "Exigimos el desmonte de las estructuras criminales, paramilitares y todo aquello que amenace la participación de la sociedad civil en la implementación de los acuerdos. Demandamos la presencia garante y protectora del Estado colombiano en todo el territorio nacional, y el cumplimiento de los mecanismos de protección estipulados en los acuerdos de paz, así como el acompañamiento de la Organización de las Naciones Unidas como veedora de este proceso", recalca el documento.
Por eso en San Vicente del Caguán quedó claro que para construir la paz se deben dar transformaciones estructurales, que empiezan por el mismo lenguaje. Lo dijo Jesús Arsenio Rojas, representante de los caucheros de la región: “Acá si existe una estigmatización muy grande por haber servido de escenario de paz. Debemos rechazar de forma unánime esas prácticas tanto internas como a nivel nacional, debemos mostrar lo que realmente es San Vicente, una población con deseos enormes de seguir construyendo este país. Necesitamos avanzar sin ese estigma que pesa mucho”.