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Desde 2006, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) y la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz impulsaron la creación de un organismo internacional que apoyara a las víctimas del conflicto armado en Colombia, las escuchara y recogiera sus testimonios; ser una especie de guardianes de su memoria mientras que se establecía una entidad en el país con el mismo objetivo.
Ahora, con la creación de la Comisión de la Verdad, uno de los tres organismos que conforman el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición -que nació fruto del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc-, los documentos y testimonios que recogió la Comisión Ética serán entregados próximamente a la comisión colombiana, con el fin de ayudar a esclarecer las causas del conflicto en sus doce años de labor.
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La Comisión Ética está conformada por cerca de 21 personas de Chile, Argentina, El Salvador, Estados Unidos y España. Son mujeres y hombres que pertenecen a asociaciones de víctimas de sus países, como el caso de Mirta Acuña, de las Madres de la Plaza de Mayo Línea Fundadora, de Argentina. Otros de sus integrantes son psicólogos, académicos, o personas que pertenecen a ONG’s cristianas o ambientales.
Colombia2020 habló con cuatro de ellos: Pilar Sánchez González, de la Comunidad Cristiana Santo Tomás (España); Eduardo Nachman, de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Argentina); Vicenta Font, de la Taula Catalana por la Paz y los Derechos Humanos en Colombia; y Mary Bricker-Jenkins del Movimiento de los pobres (Estados Unidos).
¿Cuál ha sido su papel y su trabajo en la Comisión Ética?
Eduardo Nachman: Con Madres de Plaza de Mayo y la agrupación H.I.J.O.S. fuimos invitados a conformar la Comisión Ética para compartir nuestra experiencia de lucha contra la impunidad como familiares de víctimas del terrorismo de Estado en Argentina con las víctimas de Colombia. Yo soy hijo de desaparecido, Mirta es madre, suegra y abuela que busca a sus familiares.
La coordinación de las fuerzas represivas en ambos países es muy eficiente, contrario a nuestra relación como víctimas. Nuestro trabajo es escuchar desde abajo, entender, compartir los dolores y las luchas. Pero también hacernos eco, denunciando en nuestros países la violación de los derechos humanos, que no solamente corresponde a dictaduras militares sino a gobiernos constitucionales.
Mary Bricker-Jenkins: Como el Movimiento de los pobres fuimos contactados por nuestro trabajo y nuestro conocimiento sobre las causas de la pobreza y sus soluciones. Vinimos acá sabiendo que esta situación contribuye al fortalecimiento del conflicto.
Vicenta Font: Nuestra misión en el 2006 era apoyar a gente que había sido desplazada para que volviera a sus territorios. Lo que hacemos es tomar testimonios de qué les pasó, los asesinatos que sufrieron, las desapariciones que se produjeron, se narra lo que sucedió en ese momento y nosotros damos fe de lo que hemos escuchado. En el momento en el que sea idóneo ese material será cedido a quién le corresponda, en este caso a la Comisión de la Verdad.
¿Qué tanto resuenan las denuncias de lo que ocurre en Colombia en sus países?
Pilar Sánchez: Cada que vez que hemos ido a una comunidad, nos piden que le digamos al mundo lo que les está pasando, y eso es lo que hemos intentando hacer.
Trabajamos con un grupo de exiliados colombianos que está en Madrid. Les hemos hecho peticiones a los distintos partidos que están en el Congreso, pedirles una reunión para hacer una propuesta para que España reflexione el apoyo a la paz en Colombia cuando, por ejemplo, hay empresas españolas que están contribuyendo a que muchos campesinos colombianos la estén pasando fatal.
Hemos hecho plantones dentro de la embajada y en algunos casos nos han aceptado algunas de las propuestas que hemos hecho en nuestro parlamento.
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Vicenta Font: La actividad nuestra allá y aquí, previa al inicio de las negociaciones con las Farc, era de mucha sensibilización, de poner sobre la mesa los problemas que estaban en Colombia. Una vez se empiezan las negociaciones, apoyábamos a organizaciones para que pudieran trabajar e incidir en la agenda que se estaba negociando. Y en estos últimos tres años hemos estado llevando a cabo tareas para las mujeres colombianas construyan la memoria de lo que ha sido su exilio y también le dedicamos un espacio muy importante a crear espacios de reconciliación, porque entre los exiliados también hay exparamilitares o exguerrilleros
Han venido en 12 ocasiones al país, ¿cuál fue el motivo de su visita esta vez?
Pilar Sánchez: Hemos venido a hablar también con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), La Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, la Comisión de la Verdad, a visitar a presos y presas políticas y a hablar con antiguos militares, guerrilleros y paramilitares que se encuentran condenados. Ahora se trata de ver cómo nos vamos a relacionar con los distintos organismos de la justicia para pasarles la información que tenemos y establecer cómo podemos colaborar.
¿Ahora sí es el momento idóneo, como decía Vicenta, para entregar la información que han recogido en estos años a la Comisión de la Verdad?
Vicenta: Sí, yo creo que solo es cuestión de un poco de tiempo, de meses, que haya alguna reunión o sesión oficial para hacer el traspaso. Al volver a nuestros países haremos el informe y lo entregaremos el otro año.
Pilar: Con todo lo que ha pasado en Europa, con el holocausto alemán, lo que ha ocurrido en el norte europeo, uno piensa si es que estamos repitiendo la misma historia. Hasta qué punto hemos llegado que la vida no cuesta nada. Cuando venimos a Bogotá nos da la impresión de que funciona todo como si en el resto del país no pasara nada. Es la capacidad que tiene el sistema para convertirnos en personas insensibles o desinformadas, o como si estuviéramos en otro mundo.
Hemos ido a entrevistar no solo a víctimas sino a victimarios. Lo más importante en este momento no son las cárceles, sino que haya justicia social, que haya verdad, que efectivamente se le dé restauración a la víctima.
Después de esta semana de reuniones, ¿cuál es su balance de la implementación del acuerdo de paz?
Vicenta: Una de las preocupaciones con las que nos vamos es que, a pesar de los acuerdos, podemos constatar que sigue habiendo grupos armados actuando en el territorio. Ahí hacemos un llamado a las instituciones de que hay que avanzar para que eso no siga sucediendo.
Por otra parte, hemos constatado que la Comisión de la Verdad está empezando, la Unidad de Búsqueda también, pero en cambio nos quedamos muy preocupados con el cambios a la JEP por dos aspectos. El primero, es que se le haya quitado sus competencias para llamar a civiles, funcionarios, servicios de inteligencia, políticos y empresarios. Eso quiere decir que no llegaremos a toda la verdad.
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El otro elemento que nos preocupa es que se pueda generar una sala especial para los militares porque de ser así no se cumple el espíritu de lo pactado en cuanto a la justicia especial en este periodo de transición. Además, va a suponer que habrá silencio, impunidad para una parte y que las víctimas van a quedar otra vez sin verdad.
Eduardo: En todo Estado democrático la justicia tiene que ser un parámetro. Esta implica equidad y cuando esta está rota, cuando la impunidad esta orquestada, esa justicia no existe y por lo tanto la democracia es una figura verbal nada más.