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Arzobispa sueca apoya la búsqueda de la verdad

La máxima autoridad de la Iglesia luterana en Suecia reafirmó su apoyo al proceso de paz e impulsó a las mujeres en su lucha para llegar a cargos de poder en la Iglesia.

Gloria Castrillón @gloricastri
24 de octubre de 2019 - 11:00 a. m.
 La arzobispa Antje Jackelén nació en Alemania, es docente de teología, usa clériman y en su cuello se cuelga una cruz.  / Cristian Garavito
La arzobispa Antje Jackelén nació en Alemania, es docente de teología, usa clériman y en su cuello se cuelga una cruz. / Cristian Garavito

Antje Jackelén es la primera mujer en ser arzobispa de la Iglesia luterana en Suecia, es decir, el más alto cargo de esa congregación en el mundo. Vino a Colombia con dos objetivos: mostrar su respaldo a la Comisión de la Verdad, a la que apoya en la recolección de testimonios de colombianos exiliados en Suecia, y conocer más de los proyectos que la Iglesia luterana, la Iglesia católica y otras organizaciones de fe trabajan en favor de la construcción de paz y la equidad de género en Colombia.

Durante tres días de visita al país, la semana pasada, habló con representantes del Gobierno, de la sociedad civil, de los empresarios, de Naciones Unidas y de otras confesiones cristianas, para enterarse de los avances del proceso de paz, ofrecer el respaldo de su Iglesia al Acuerdo Final firmado con las Farc e insistir en la necesidad de respetar la vida de quienes defienden los derechos humanos.

¿Cuál fue su recorrido para llegar a ser la primera mujer arzobispa de la Iglesia sueca?

Nací y crecí en Alemania, hice la mitad de mis estudios de teología en Alemania y luego estuve de intercambio en Suecia. Me quedé, me ordené en Suecia, allí me casé; mi esposo es pastor, tengo dos hijas y cuatro nietos. Trabajé como pastora en Estocolmo y a los 40 años recibí el doctorado. Soy catedrática en la Facultad de Teología en Chicago, fui elegida y ordenada obispa en Lund, en 2007, y luego en 2014 fui ordenada arzobispa. Esa elección fue en primera vuelta, pero siempre se hace en dos.

¿Qué significa para las mujeres esa elección?

Muchas dicen que es muy inspirador y es un ejemplo. Es una alegría, pero una responsabilidad enorme.

¿Qué mensajes de la Iglesia luterana pueden servirnos en la búsqueda de la paz en Colombia?

Las tradiciones católica y luterana están en un camino similar, que la palabra y la acción vayan de la mano. Eso se expresa en la conmemoración de los 500 años de la reforma que se llevó a cabo en Lund (Suecia) en 2017. Allí se firmó la carta de entendimiento entre el Servicio Mundial de la Iglesia Luterana y Cáritas de Pastoral Social de la Iglesia Católica para trabajar en proyectos comunes, y eso se expresa aquí en Colombia con trabajos en Chocó y Arauca.

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¿Cómo nos sirven esos mensajes para combatir la polarización?

En muchas partes del mundo se da un coctel de cinco ingredientes muy peligrosos, que he llamado las cinco P: polarización, populismo, proteccionismo, posverdad y patriarcado. Estas se entrelazan de manera muy peligrosa. La polarización desconecta a aquellos que deberían estar trabajando juntos; el populismo pone a las llamadas élites en conflicto; el proteccionismo pone el interés propio sobre el interés común; las posverdades empeoran las situaciones cuando se arraigan en los medios y las redes sociales; el patriarcado siempre ha existido, es como el ruido en esta historia, pero con los demás forma una sinergia que es cada vez más destructiva, esto fortalece el odio que ya existe en un país.

¿Cómo contrarrestar este coctel peligroso?

Las personas de fe tienen una responsabilidad particular en contrarrestar estos mensajes de odio y temor, deben hablar del amor y de la esperanza. La sociedad civil es sumamente importante en esta tarea, debe buscar un consenso que traslape los distintos intereses, buscar trabajo conjunto y hacer alianzas interesantes.

En Colombia, algunas confesiones religiosas estuvieron en contra del proceso de paz y se ampararon en la denominada “ideología de género”. ¿Cómo combatir este discurso discriminatorio que sale de algunas iglesias?

Nadie ha definido esa ideología, no hay evidencias ni base científica de que exista. Tenemos que desafiar eso. Estamos a favor de la libertad de expresión religiosa, pero estamos en contra de que se use mal este derecho para ir en contra de los derechos de la diversidad sexual. La mirada de Jesús se centra en el sufrimiento de las personas y no en el pecado.

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Muchas iglesias se han concentrado en el pecado sexual y ha recaído sobre todo sobre las mujeres.¿Qué mensaje les daría a las mujeres que quieren ocupar cargos como el suyo en la Iglesia católica y no pueden?

Hay que continuar luchando, pero hay que trabajar juntas, como equipo, y tener fe en los dones que Dios les ha dado.

¿Cómo ha evolucionado el reencuentro de iglesias después del encuentro con el papa Francisco?

Ese fue un evento eclesiástico muy importante e histórico, ha sido bien recibido en todo el mundo. En muchos lugares ha facilitado la cooperación entre iglesias luteranas y católicas. Por ejemplo, en Lund, las dos congregaciones, la católica y la luterana celebran juntos un culto en la catedral y luego en la Iglesia católica. Están reformando la Iglesia católica en Lund y las misas se celebran en la catedral luterana. El espíritu de allí ha hecho que las personas dentro de las iglesias pregunten impacientes: ¿cuándo podremos celebrar misa juntos?

¿Qué le aportan las mujeres a la Iglesia?

Las mujeres son las que transmiten la fe a los niños, son las que van a las iglesias. Hubo recientemente una huelga en Alemania y luego en Suiza por parte de las mujeres, se llamó “María 2.0” y consistió en que las mujeres decidieron parar todas sus actividades y aportes en las iglesias católicas durante una semana y se notó mucho, lo hicieron porque quieren acceder a posiciones de liderazgo y muchas veces ellas son teológicamente más competentes que los hombres.

¿Cómo mejoran las iglesias con los liderazgos femeninos?

Creo que las competencias y las habilidades deben ser tenidas en cuenta antes que el sexo o el género. Las diferencias dentro de las mujeres, a veces, son más grandes que entre hombres y mujeres. Es difícil decir cuál es el mayor aporte, pero si cierras la puerta para el 50 % de las personas, pierdes el 50 % de las competencias, y eso no es muy sabio.

Por Gloria Castrillón @gloricastri

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