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Cualquiera pensaría que las palabras restaurar, reparar, memoria y víctimas son ajenas al vocabulario de jóvenes menores de los 16 años. Sobre todo porque los relatos del conflicto armado, las masacres, los atentados parecería que son para ellos historias lejanas que ocurrieron en la época de sus padres y abuelos.
Pero la proyección el viernes pasado del documental No odiarás, de Colombia+20, que narra las historias de tres mujeres que de una u otra manera se vieron involucradas en la guerra y que a pesar de sus dolores han hecho procesos de perdón y sanación, mostró que el interés en este tema es enorme. El evento, que se dio en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, fue ante unos 300 estudiantes de ocho colegios de distintas localidades.
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No era un público fácil. Era de 28 de octubre, el viernes anterior a Halloween, así que muchos estaban disfrazados o al menos tenían la mente en la celebración. Los maestros, para que los estudiantes se conectaran con el mensaje les dejaron tarea: “les voy a pedir un resumen de la película, por favor tomen nota”. Sin embargo, cuando terminó la función y las luces se encendieron, la tarea ya no fue tan necesario porque vino una avalancha de preguntas que ni los mismos profesores esperaban.
Como quien trata de armar un rompecabezas, los estudiantes comenzaron a interrogar a Gloria Castrillón, directora de este proyecto editorial, y a Óscar Güesguán, director de producción audiovisual de El Espectador, y quienes además son los creadores de la cinta.
Las preguntas intentaban escarbar en el trasfondo del largometraje pues para muchos de ellos fue difícil de acercar a sus realidades. Estamos hablando de una generación que a pesar de que no ha vivido la guerra pura y dura, como las de décadas atrás, conserva la curiosidad de entender por qué la guerra sigue, sobre todo en los campos, por qué hay que acercarse para llegar a un acuerdo con quienes violentan a inocentes.
“¿Por qué contar la historia de una mujer que fue guerrillera?, ¿por qué perdonar a una persona que asesinó a inocentes?, ¿por qué no se cambia la política de drogas en Colombia?, ¿por qué tengo que prestar el servicio militar si ya se firmó la paz con las Farc?, ¿por qué la guerra no para?”, esas fueron algunas preguntas que le dispararon a Gloria y a Óscar: simples, pero contundentes.
Vea aquí el especial multimedia sobre el documental ‘No odiarás’
Y aunque el tiempo apremiaba, los jóvenes de los colegios Alejandro Obregón, Estanislao Zuleta, Carlos Pizarro, San Bernardino, Tom Adams, Nuevo San Andrés de los Santos, Panamericano y Santa Catalina, seguían y seguían preguntando. Estaban encajando las fichas en el rompecabezas del pasado.
Esas reflexiones sacan a flote, que hay todo un movimiento de maestros que están comprometidos con que sus estudiantes vean y comprendan el país en el que viven, que sean críticos, que fijen posturas claras frente a los hechos que ocurren y que esa guerra que sale en las novelas y en las películas todavía existe y que son ellos la generación de paz, la que debe comprometerse con una nueva lógica: la de abandonar la violencia. Uno de los maestros que estuvo allí presente lo dijo: “no podemos permitir que se sigan reciclando los conflictos”.
El discurso de no odiar no aplica solamente en el marco de la violencia entre dos bandos o entre grupos armados que coexisten en las montañas y selvas. La lección para varios de estos estudiantes es que la reconciliación entre unos y otros, “buenos” y “malos” también se adapta a sus contextos, a sus barrios, a sus familias, y que la paz no solo es una firma de dos personas importantes en un papel, sino que se gesta desde un aula de clases, en un patio de recreo y en la casa.
Esta clase de proyecciones y de encuentros, como los que coordina el área de pedagogía con los maestros, dejan más que claro que en los colegios se tiene que seguir hablando de lo que pasó, que hay que hacer procesos de memoria y que vale la pena dejarle preguntas a la generación de Tik Tok para que creen sus propias narrativas de paz.