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En la comuna cuatro de Riohacha, dentro de una zona periférica de la ciudad, a orillas del mar y con un riesgo latente de erosión sedimentaria, se ha afianzado una comunidad binacional que muestra el valor de no comparar dolores, sino de compartirlos, proponer soluciones y salir adelante. Se trata de Brisas del Norte.
En diciembre de 2014, la comunidad del barrio comenzó como una invasión de 30 familias, que tuvo problemas sin cesar con las autoridades municipales para quedarse dentro del territorio en el que se asientan hoy. Desde ese entonces, son unidos y prefieren no catalogarse con apellidos, porque, según varios de los líderes allí, denominan a Brisas del Norte como una sola familia.
Allí conviven refugiados venezolanos, que sueñan con llevar a cabo procesos de asilo para formalizarse en Colombia y víctimas del conflicto armado, que llegaron hasta el extremo norte colombiano huyendo de una guerra que los desplazó de sus hogares. Esta es parte de su historia:
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