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El Gobierno de Gustavo Petro presentó oficialmente este jueves un nuevo programa orientado a la reintegración del grupo Comuneros del Sur, el frente que se separó del ELN.
Ese programa, liderado por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), busca sentar las bases para una transición que combine ingresos básicos asegurados, seguridad social, educación y participación democrática, entre otros. El plan está dirigido a miembros de ese grupo armado y hace parte de los compromisos asumidos en el acuerdo firmado el 8 de junio de este año entre las delegaciones de Gobierno y ese grupo armado.
En su componente económico, el programa contempla una renta básica durante dos años, condicionada a la participación en actividades de reincorporación, además de una asignación inicial y apoyo para el desarrollo de proyectos productivos.
No se trata de un ingreso universal ni permanente, sino de un apoyo transitorio ligado a la estabilización social y económica de los excombatientes, siempre y cuando se cumplan los compromisos del programa. Estos incluyen procesos de formación para el trabajo, acompañamiento psicosocial, participación en espacios comunitarios y avances en proyectos de emprendimiento.
Según datos recogidos por la ARN durante talleres participativos con 140 personas del grupo, el 90 % manifestó interés en emprender iniciativas productivas, mientras que un 10 % aspira a acceder a empleos estables.
Esta información sirvió como insumo para diseñar una ruta flexible, capaz de responder tanto a quienes quieren trabajar de manera independiente como a quienes buscan vinculación laboral en sectores locales. Por ello, el plan contempla la entrega de capital semilla para iniciativas productivas de base comunitaria o familiar.
La estrategia económica, sin embargo, no se limita al ingreso. Incluye también una mirada diferencial, con énfasis en la redistribución del trabajo doméstico y en el reconocimiento del rol de las mujeres dentro del grupo. La promoción de la autonomía económica femenina es uno de los objetivos explícitos del programa, lo que implica abrir oportunidades no solo para el autoempleo, sino también para la participación activa de las mujeres en los procesos productivos y políticos del territorio.
Participación política
El programa también pone el foco en la participación electoral y política. La propuesta de la ARN busca que los excombatientes no solo accedan al voto, sino que desarrollen capacidades de liderazgo político e incidencia ciudadana. El plan contempla formación en liderazgo, acompañamiento para superar las barreras de participación electoral —como la falta de documentos o de información sobre el sistema— y el impulso de espacios donde puedan elaborar propuestas de política pública desde sus propias experiencias.
La meta es que los procesos de reincorporación no se limiten a una relación de asistencia, sino que promuevan una transformación del rol del excombatiente: de actor armado a sujeto político legítimo.
En paralelo con lo económico y lo político, el programa también contempla una dimensión social orientada a garantizar el acceso a derechos básicos como salud, educación y vivienda. Se prevén acompañamientos psicosociales continuos, herramientas para fortalecer los vínculos familiares y comunitarios, y una ruta especial para facilitar el ingreso a los sistemas de salud integral, salud mental, salud sexual y reproductiva.
Hoy estamos avanzando hacia la #PazTotal con el Programa de Reintegración Integral para La Paz y la Transformación Territorial presentado por la @ARNColombia para el grupo Comuneros del Sur.
— Consejería Comisionada de Paz (@ComisionadoPaz) July 31, 2025
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Educación, vivienda y comunidades afectadas
La educación, tanto para excombatientes como para sus hijos e hijas, es uno de los componentes prioritarios: muchos de los participantes expresaron interés en culminar la básica y media, así como en acceder a formación técnica o universitaria.
También se plantea el acceso a rutas de vivienda digna a través de convenios con el Ministerio de Vivienda y las autoridades locales. Esta dimensión busca asegurar condiciones estables para una vida fuera de la guerra, donde el retorno a lo civil no implique precariedad ni aislamiento.
La cuarta dimensión del programa, menos visible pero igualmente crucial, es la reintegración comunitaria. En una región marcada por la desconfianza entre actores armados y comunidades, el plan promueve espacios de diálogo restaurativo y reconciliación local. La idea es facilitar el restablecimiento de relaciones sociales fracturadas por años de conflicto, superando la estigmatización y creando nuevas narrativas de convivencia.
Estos espacios no solo involucran a excombatientes, sino también a líderes comunitarios, autoridades locales y organizaciones sociales, con el objetivo de construir juntos acciones concretas para la paz territorial.
El enfoque del plan busca prevenir el riesgo del retorno a la ilegalidad. Por eso la combinación de los enfoques trata de responder a las necesidades de personas en tránsito a la reincorporación como las condiciones materiales mínimas, garantías de seguridad, entre otras.
Aunque la apuesta de paz total del presidente Petro sigue siendo un proceso lento, por ahora el diálogo con Comuneros del Sur se perfila como uno de los más avanzados. El pasado 7 de abril, ese gripo armado se convirtió en el primero en entregar por primera vez sus armas como parte de un proceso de paz con el gobierno Petro.
Este hecho fue calificado por el presidente como un “símbolo real de que la paz es posible.
Sin embargo, también persisten las dudas sobre la voluntad de paz del grupo armado. Varias denuncias se dieron en su momento sobre las armas que se entregaron y el material de guerra que se destruyó. Según versiones, Comuneros habría entregado material de guerra obsoleto.
Aquí el plan completo:
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