Con presencia de funcionarios de la ONU, de la Misión de Observación de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP- OEA), el Alto Comisionado de Paz, y delegados del Gobierno Nacional, empezaron los acercamientos que en teoría deben concluir en un cese bilateral al fuego con el Estado Mayor Central (ECM).
El encuentro se realizó el viernes 11 de agosto y tuvo como objetivo acordar la fecha de instalación formal de la mesa de diálogo, el lugar y la logística para su realización. Por un lado, el gobierno propone hacerla en un mes, pero para las disidencias, al mando de Iván Mordisco, se necesita más tiempo para garantizar que las comunidades de los territorios donde opera este grupo puedan participar en el evento.
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Lo que se conoció es que ambas partes tienen disposición de avanzar en la instalación de la mesa. Uno de los obstáculos ha sido la imposibilidad para que la delegación completa del EMC se reúna. También hay desencuentros entre el Gobierno y la dirigencia de las disidencias por acusaciones mutuas de generar hechos de guerra que alejarían la posibilidad de acordar el cese al fuego.
Otro de los temas de discusión son los protocolos para el cese al fuego bilteral. Se sabe que ya hay unos borradores en consideración de cada una de las partes, pero no se han discutido. Hay un acuerdo para que los ajustes a los protocolos que ya habían acordado en febrero de este año permitan tener un cese al fuego más robusto y con mayores garantías para su vigencia.
El pasado 8 de julio, las partes anunciaron el reinicio de las negociaciones, así como la discusión de un nuevo cese al fuego, que se detuvieron en mayo pasado tras el asesinato por parte de ese grupo armado de cuatro menores de edad indígenas que habían huido de las filas del frente Carolina Ramírez en Putumayo.
Uno de los temas en los que insistirá el Gobierno será la solicitud para que el EMC renuncie a la práctica del secuestro, no entorpezca las elecciones regionales que se avecinan y que suspendan acciones contra la población civil. En eso se han concentrado los acercamientos de los últimos días, que ahora asumen directamente los delegados designados por las partes para la mesa de diálogo.
Esta disidencia tiene cerca de 3.200 personas en armas y es comandada por Iván Mordisco y otros mandos medios de la extinta guerrilla de las FARC que no se acogieron al Acuerdo de Paz con las FARC en 2016. Se estima que están distribuidos en 23 frentes que operan en 16 departamentos del país.
En entrevista exclusiva con Periódico del Meta (PDM), Andrey Avendaño, el jefe político de las disidencias de las Farc, habla sobre sus expectativas con el inicio de las mesas de diálogo en los Llanos del Yarí, en Caquetá.
Avendaño, uno de los presuntos responsables del atentado que sufrió el expresidente Iván Duque en Cúcuta (Norte de Santander), está en la agrupación guerrillera desde que tenía 11 años. Además, manifiesta que no se arrepiente de haber seguido en la lucha armada, pese a la firma de los Acuerdos de Paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
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Periódico del Meta: ¿Cómo está conformada la delegación? ¿cómo será la mecánica de esta mesa de diálogo?
Andrey Avendaño: Este es un espacio importante porque por primera vez nos vamos a reunir las dos delegaciones para determinar pasos a seguir con referencia a definir la instalación de la mesa, metodología de trabajo, inicio de cese al fuego, entre otras. Hay una cantidad de cosas que de pronto se van a definir, teniendo en cuenta que cualquier cosa debe ser debatido en el espacio de la mesa.
¿La gente podrá participar libremente o va a haber a ser a puerta cerrada?
Va a ser abierto, al menos ese es el objetivo.
¿Cuántos delegados hay en el Estado Mayor?
Por el momento van seis delegados, no han llegado todos por trámites jurídicos de la Fiscalía. Aspiramos a que en un par de días ya pueda estar junta toda la delegación.
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¿De qué partes del país vienen?
De Arauca, del Catatumbo, Cauca y Caquetá.
¿Meta también?
Del Meta creo que también hay uno…
¿Tienen dudas frente a las dinámicas de la mesa de diálogo?
Todos los colombianos tienen expectativas, aspiramos a que en estas mesas se puedan dar muchas respuestas y se puedan definir cosas claras.
¿Cuál será la metodología? ¿Hay un límite de tiempo para evacuar cada punto?
No. Eso lo definimos a medida que vaya saliendo, eso no está definido todavía, precisamente es para eso, definir cuáles son los pasos a seguir.
¿Ustedes creen en la delegación del Gobierno Nacional?
En estos escenarios no me gusta suponer nada porque no es bueno. Lo real es lo que se hace dentro del marco de la discusión y eso es lo que al final tiene validez. Sin duda hay unas convicciones que tenemos todos, tanto la delegación del Gobierno como la delegación nuestra y dentro de esas convicciones se hace necesario que cada uno de los participantes crea en la otra para que las cosas puedan funcionar, si no hay confianza en las delegaciones quiere decir que todo lo que se haga va a ser nulo porque no hay un espacio de confianza y todo va a ser de incertidumbre por el temor de lo que pueda pasar.
Va a haber mucha presión de la sociedad civil para que hay resultados…
La sociedad civil es un término muy amplio y dentro de esa llamada sociedad civil también están las comunidades que históricamente han vivido el conflicto, yo creo que más allá de lo que digan los medios de comunicación y lo que digan quienes no han sufrido en carne propia las consecuencias de la guerra, no nos debe preocupar porque nuestro interés es mejorar las condiciones de vida a quienes históricamente han padecido la guerra.
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El Gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, ha dicho que el cese al fuego solamente beneficia a los grupos ilegales porque las extorsiones siguen, sigue el secuestro. El cese al fuego no beneficia a la población civil, ¿qué piensa usted?
El Gobernador del Meta no ha tenido que sufrir la guerra. Él ha estado siempre en la capital, en las grandes ciudades y no se ha dado cuenta de las dificultades que enfrentan las comunidades en los territorios cuando hay violaciones a los Derechos Humanos, al Derecho Internacional Humanitario por parte de la Fuerza Pública en territorios, son cosas que no se dicen.
Pero con el cese al fuego no hay presión militar sobre ustedes…
¿Aquí a quién benefician las negociaciones? Yo creo que a nosotros es a quienes menos nos beneficia un cese al fuego. En el cese al fuego pasado murieron diez guerrilleros y 20 quedaron heridos, eso quiere decir que no es un cese al fuego que nos beneficie a nosotros. Sin duda es un tema de carácter humanitario que beneficia a las comunidades de los territorios.
¿Van a seguir cobrando ‘vacunas’?
En el pasado cese al fuego no se habló de las utilidades, es decir de las posibilidades de financiamiento para las organizaciones alzadas en armas, no hemos avanzado en ese escenario, eso se iría a discutir al final. Porque entonces, ¿de qué vamos a subsistir las organizaciones revolucionarias si se cortan las posibilidades? Yo pienso que hasta que ahorita las políticas de financiamiento son muy claras para las organizaciones guerrilleras. Otra cosa es que el gobierno se comprometa a garantizarnos todo lo que necesita nuestra gente para vivir dignamente, cosa que no va a hacer.
¿Pero entonces para qué un cese al fuego?
Cuando hay cese al fuego se alivia la situación, no empeora. Solamente, que cuando la situación se alivia, cualquier cosa prende las alarmas porque la relativa calma nos hace olvidar de lo que hemos tenido que padecer con anterioridad.
¿Lo que le entendemos es que un cese al fuego “aliviaría”, como dice usted, las extorsiones y los secuestros, pero no se acabarían porque ustedes deben seguir subsistiendo?
Nosotros tenemos unas reglas claras; nosotros no extorsionamos, tenemos una política de impuesto de guerra. De esos recursos nada es para nosotros y lo que se recauda es para beneficio de las comunidades, del mismo pueblo, para construcción de carreteras, para construcción de puentes, de muchas cosas que se necesitan en los territorios. ¿Qué es lo que se hace? Pues retribuir lo que las comunidades en sí contribuyan al movimiento revolucionario, también para la compra de armamento, para otras cosas se utilizan los recursos que se recaudan.
¿Y los secuestros?
En ese tema de impuestos existen las retenciones económicas, pero digamos que es una práctica que en los últimos tiempos se ha venido evitando, partiendo de que no hay que perjudicar a la gente, a la región, a los comerciantes que en definitiva generan mucho empleo. A cada persona que sea pudiente en la región ¿a qué es lo que se le ha invitado? A tener en cuenta las necesidades de la región, tener en cuenta de invertir, de que hay que contribuir a las regiones y si esto sucede, no hay necesidad de que haya que tomar medidas.
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Es decir, si hay un cese al fuego, la organización debe seguir subsistiendo y es a través de ese “impuesto de guerra” y las “retenciones” como llama usted…
Yo no estoy diciendo que vamos a financiar con retenciones, lo único que sí sé es que sin duda las condiciones no están dadas para decir que mañana vamos a suspender nuestras formas de financiación.
¿Cuál es la importancia de ‘Iván Mordisco’ en la organización? ¿Va a estar en la mesa de dialogo?
Nosotros aspiramos a que si esté. El camarada ‘Iván Lozada’, no es ‘Mordisco’, es el jefe de nuestra organización, es uno de los articuladores del proceso revolucionario en todo el país. Yo creo que todo el mundo habla de él pero como es el jefe, nadie lo obliga a que debe participar en ese diálogo, para eso también entregará a alguien que lleva su vocería en este espacio y al mismo tiempo deberá estar al frente del proceso y de las unidades, porque siendo el jefe no puede descuidar el proyecto que hoy debe dirigir en el país. Estar en un proceso de diálogo creo que le quitaría mucho tiempo y no podría dedicarlo a lo que en realidad sería importante y es orientar a las unidades guerrilleras dentro del territorio.
¿Hace cuánto usted pertenece a la guerrilla?
Desde niño, soy relativamente joven. Yo tengo 28 años, llegué a la organización a los 11 años.
En lo personal, ¿qué expectativas tiene de esta mesa de diálogo?
En realidad pensaría que es un escenario de posibilidades que se abre para el pueblo colombiano, uno aspira a que esta vez sea un gobierno diferente y que tenga en cuenta el sentir de la gran mayoría. Yo no estoy acá porque me guste la guerra, estamos acá porque no hay otras condiciones para el territorio.
Como persona tengo muchas expectativas por lo que pueda suceder porque considero que el país debe darse una oportunidad, los colombianos debemos darnos una oportunidad para transitar por un escenario de diálogo, de la resolución de las dificultades por la vía pacífica, esa es una de las formas más sabias y la que definitivamente es la correcta.
Estoy en plena disposición de poder aportar en lo que pueda como persona, más allá de lo que representemos en una organización, también dedicar todo lo que uno tiene o lo que uno pueda hacer humanamente para las cosas salgan de la mejor manera.
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¿Por qué el EMC no creyó en los acuerdos del 2016? ¿Por qué tomaron el camino de la disidencia?
Pienso que la no vinculación del pueblo en las decisiones. Nosotros como organización no podemos tomarnos la bandera de dirigir los procesos comunales, organizacionales y todo lo que hay en los territorios. Creo que los procesos se deben construir para las comunidades, entonces la no vinculación del pueblo hace que a nadie le interese un proceso. Los procesos se deben hacer para la gente en los territorios, no para las organizaciones. Nosotros solamente somos un instrumento, pero ese instrumento debe servir para mejorar las condiciones de los que en definitiva nos han dado ese respaldo, esa mano amiga para que nosotros enfrentemos las dificultades y cada que estemos al frente de los procesos. La no vinculación de las comunidades hace que un proceso pierda vigencia. Hoy por eso debe ser un proceso diferente porque la comunidad debe ser la que debe ir plantear las problemáticas.
¿Pero en esta mesa de diálogo hay representación de campesinos o inicialmente no?
No, ahorita no, pero precisamente esa metodología debe de incluirse, mirar en qué momento el campesinado va a ser parte activa de este proceso.