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Los 30 años del Acuerdo de Paz de la Corriente de Renovación Socialista en Colombia

El 9 de abril de 1994 se firmó la paz con este grupo, una disidencia de la guerrilla del ELN conformada por más de 600 antiguos combatientes que no estaban de acuerdo con continuar con la acción armada. ¿Qué ha pasado luego de tres décadas del pacto?

Luis Eduardo Celis*
10 de abril de 2024 - 01:01 a. m.
La desmovilización de los más de 600 integrantes de la Corriente de Renovación Socialista se llevó a cabo en Flor del Monte, Sucre.
La desmovilización de los más de 600 integrantes de la Corriente de Renovación Socialista se llevó a cabo en Flor del Monte, Sucre.
Foto: Tomado de la Fundación Paz y Reconciliaci

El 9 de abril de 1994 se firmó el acuerdo de paz de la Corriente de Renovación Socialista con el gobierno del presidente Cesar Gaviria. Fue el ultimo de los acuerdos firmados en este gobierno. Antes habían sido suscritos los acuerdos con el EPL, el Movimiento Quintín Lame y el PRT, entre febrero y marzo del año 1991 y los tres procesos confluyeron en la Asamblea Nacional Constituyente que inició sus sesiones el 5 de febrero de ese año.

La Corriente de Renovación Socialista -CRS- fue una separación del ELN. Hoy, tres décadas después, los liderazgos más visibles de ese proceso político son: León Valencia, con un liderazgo mediático y de opinión, actualmente al frente de la Fundación Paz y Reconciliación; Carlos Caicedo, quien ha sido alcalde de Santa Marta y Gobernador del Magdalena, líder principal del Movimiento Político Fuerza Ciudadana y quien muy seguramente competirá por la presidencia de Colombia en el 2026; y Antonio Sanguino, quien ha sido concejal de Bogotá por tres periodos, Senador de la República y quien se mantiene como líder nacional al interior del Partido Verde.

Hace tres décadas, cerca de 600 personas firmaron la paz como integrantes de la CRS y hoy ese conjunto de hombres y mujeres mantienen su vocación y trabajo de liderazgo social y comunitario en diversidad de temas y en muchas regiones de Colombia.

La CRS se constituyó como partido político, confluyó con otros agrupamientos a la conformación del Partido del Socialismo Democrático en el año 2000 y luego en el 2003 se integró al Polo Democrático Independiente. Cuando Lucho Garzón decidió integrarse al Partido Verde, una parte de las personas provenientes de la CRS le acompañaron y transcurridas tres décadas mucha agua ha pasado de acción social y política.

La CRS tiene sus raíces en la integración del Movimiento de Izquierda Revolucionaria – MIR Patria Libre, una organización que se configuró en 1983 como la confluencia de varias organizaciones provenientes del denominado “Campo ML” al ELN en 1987. Son los años del crecimiento enorme de esta organización y los sueños de triunfo militar, en una década de intensas luchas sociales y expansión del accionar guerrillero.

La integración del MIR – Patria Libre al ELN llevó a la Dirección Nacional del ELN a cinco dirigentes de está organización: León Valencia, José Aristizábal, Enrique Buendía, Pablo Tejada y a Esteban.

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De los cinco, el único que luego de casi 37 años de aquel 1987, permanece en el ELN es Pablo Tejada, quien hoy hace parte de la delegación de diálogos y que ahora se presenta con el nombre de Aureliano Carbonell.

Enrique Buendía fue asesinado en el corregimiento de Blanquiceth en Turbo, en 1993, en el traslado de una fuerza guerrillera de la CRS al recién instalado campamento para las negociaciones de paz en el corregimiento de Flor del Monte en el municipio de Ovejas en el departamento de Sucre.

Esteban se marginó del ELN de manera individual en 1990 y siguió una vida legal de destacado académico.

El MIR Patria Libre fue una organización de liderazgos campesinos, estudiantes y personas provenientes del magisterio, de movimientos cívicos, que florecieron en los años setenta y optaron por la acción armada ante la cerrazón de un régimen político que fácilmente optaba por la represión violenta. En su origen hay experiencia de lucha política legal y mucha acción social por los cambios.

El ELN de aquella época, al que se integra el MIR - Patria Libre, es una organización en expansión territorial y sostenido crecimiento, mantiene su vocación de colocar al centro la lucha armada y apuesta por la construcción de un ejército y dar saltos de una lucha guerrillera de pequeñas unidades y acción de golpear y huir a una acción de cuerpos de ejército, acciones de mayor envergadura, control territorial y sostenimiento de confrontaciones militares de mayor escala, todo eso en medio de un país donde las violencias crecen y ante la acción guerrillera que desafía importantes territorios y poderes sociales, políticos y económicos, vendrá una enorme reacción paramilitar.

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A finales de los años ochenta hay un intenso debate en el movimiento guerrillero Colombiano: los que creen que hay que poner fin al alzamiento armado porque no conduce a nada ni ayuda a una agenda de cambio y democracia (esta es la postura que lideró Carlos Pizarro Leongomez al interior del M-19), y los que creen en los proyectos de Ejércitos y luchas armadas (allí está Manuel Pérez al frente del ELN y Manuel Marulanda en las FARC, quien sí construyó un ejercito que se colocaría al frente de un enorme conflicto en la década de los noventa).

En diciembre del año 1989 se dio el segundo congreso de la Unión Camilista ELN, nombre que había surgido del primero congreso de la integración del MIR-Patria Libre al ELN en 1987.

Allí hubo dos posturas claramente diferenciadas: los que apostaban por construir un ejército, liderados por el Frente Domingo Laín, y los que afirmaban que había que acumular fuerza social y política, irse a las grandes ciudades, ganar una hegemonía en la sociedad hacia el cambio, todo esto sin negar la acción armada, pero acumulando fuerzas y viendo que los enormes desafíos de cambio requerían mayores fuerzas dentro de la sociedad. Se impuso la idea de que al centro estaba la acción armada y que todo lo demás debía someterse a ese proyecto y allí quedo sembrada la semilla de la división.

En 1991, los que estaban inconformes con el rumbo del ELN y de la acción armada como centro de la acción política, quisieron volver a colocar este debate al interior de una organización que de manera muy mayoritaria estaba en su proyecto de fuerza militar y allí de manera sabia Manuel Pérez, en su condición de máximo comandante y ante la propuesta de abrir nuevamente el debate y reformular las decisiones ya tomadas en el II Congreso, optó por expulsar a los disidentes. De allí surge la Corriente de Renovación Socialista.

La Corriente de Renovación Socialista tuvo como columna al antiguo MIR Patria Libre, que en su inmensa mayoría salió del ELN. Igualmente confluyeron allí militantes históricos del ELN liderados por Fernando Hernández, quien al momento de la separación era integrante de la Dirección Nacional y su responsable para asuntos internacionales. Junto a Fernando fueron docenas los militantes que no provenían del MIR Patria Libre y que optaron por ese camino.

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Al momento en que Manuel Pérez, con el respaldo de la mayoría del Comando Central, toman la decisión de dejar por fuera del ELN a quienes plantean que la apuesta armada no va bien y que hay que concentrar fuerzas en otras dimensiones de la acción política, los que quedan por fuera son una minoría del ELN, en su momento de cinco integrantes del COCE, uno queda en la CRS, José Aristizábal y de veinte miembros de la Dirección Nacional, confluyen tres: José Aristizábal, Fernando Hernández y Enrique Buendia.

Llegar a la decisión de paz le costó a la CRS. Es un proceso que tiene sus dolores y sangre de por medio: antes del 9 de abril de 1994, cerca de 200 integrantes perdieron la vida en esa búsqueda de salir de la guerra.

Ahora que se cumplen tres décadas de esta historia, vale recordar a quienes en su momento ayudaron a la CRS a transitar el difícil camino de la guerra a la paz: monseñor Nel Beltrán, los sacerdotes Jesuitas Francisco de Roux y Horacio Arango, en su momento al frente del CINEP y del Programa por la Paz; Ana Teresa Bernal, desde la naciente Redepaz; Ana Mercedes Gómez, al frente de la dirección de El Colombiano; quienes ayudaron a mantener la decisión de paz luego del aleve asesinato de Enrique Buendía.

La CRS firmó la paz con el presidente Cesar Gaviria y el comisionado Carlos Eduardo Jaramillo, pero desarrolló el acuerdo con el presidente Ernesto Samper, quien siempre tuvo compromiso, junto a Horacio Serpa, Eduardo Diaz Uribe y Tomas Concha, quienes cumplieron lo pactado en lo fundamental.

Hoy seguimos trabajando por un acuerdo de paz con el ELN y allí la vieja historia de la CRS muestra que las variables cambio, transformación de territorios y democracia de calidad se mantienen presentes en un gobierno de un firmante del primer acuerdo de paz, como lo es el presidente Gustavo Petro.

*Luis Eduardo Celis es analista de las violencias organizadas y sus perspectivas de superación. Actualmente trabaja en la Oficina del Alto Comisionado de Paz.

Por Luis Eduardo Celis*

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