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El equipo de excombatientes de FARC que competirá en el mundial de rafting en Italia

El grupo, que surgió en el espacio territorial de Miravalle, en San Vicente del Caguán, se medirá la próxima semana con 46 equipos de 32 países en busca del campeonato en esa disciplina. En el equipo que viajó hay tres hermanos, hijos de un firmante de paz.

Cindy A. Morales Castillo
25 de junio de 2023 - 01:58 p. m.
El equipo fue creado en el espacio territorial de Miravalle, donde dejaron las armas hombres de la columna Teófilo Forero, al mando del Paisa.  / Cortesía: ARN
El equipo fue creado en el espacio territorial de Miravalle, donde dejaron las armas hombres de la columna Teófilo Forero, al mando del Paisa. / Cortesía: ARN

El río Pato, que sirvió de corredor estratégico para que la antigua guerrilla de las FARC se moviera a su antojo entre Caquetá, Huila, Tolima y Sumapaz, fue una retaguardia militar dominada por años por ese grupo, y vio pasar a cientos de guerrilleros, se convirtió desde 2018 en el centro de entrenamiento de José David, Mayerli y Érika Gamboa, hijos de un exguerrillero de ese grupo armado.

Estuvieron lejos de su papá hasta 2016, cuando el hombre entró en proceso de reincorporación tras la firma del Acuerdo de Paz. Llegó al espacio territorial Óscar Mondragón, ubicado en las montañas de Caquetá, más exactamente en la vereda Miravalle, en San Vicente del Caguán, a recuperar el tiempo perdido.

A José David no le gusta hablar del tema y lo esquiva de todas las maneras posibles. De hecho, nunca da pistas de quién es su padre, pero no niega que ese reencuentro, que prefiere no compartir, les cambió la vida. Los tres hermanos son parte de Remando por la Paz, un equipo de cinco (con Edinson Olaya y Sebastián Rivas), que es uno de los representantes de Colombia en el mundial de rafting que se realizará la próxima semana en Italia.

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Al río Pato, apenas a 40 minutos de ese espacio territorial, llegan cuando pueden. O mejor dicho, como dice José David (capitán del equipo), cuando “alguien de buena voluntad” les presta una camioneta para poder ir a hacer los entrenamientos. “Debemos movilizar el bote para llegar a la parte alta del río y buscar las partes más exigentes, las partes técnicas y poder entrenar todo lo que sea necesario para el equipo”, afirmó a Colombia+20 días antes de partir hacia Italia.

Cuando consiguen transporte, están todo el día en el agua, dice José David. Hacen tres o cuatro bajadas por el afluente por el que antes pasaban uniformados con fusil, quizás incluso su padre y, por supuesto, Manuel Marulanda, jefe histórico de las FARC, que se transportaba constantemente por allí.

“Estos últimos 20 días hemos estado en el agua lo que más pudimos haciendo el entrenamiento. Hicimos bajadas técnicas, de resistencia y de velocidad, y también surfeando, sintiendo las olas, la fuerza del agua. Teníamos que enseñarle al equipo las corrientes porque hay algunos que no las conocen”, dice con firmeza este joven de 25 años, como quien se sabe comandante del equipo.

De ese río colombiano con una historia marcada por la guerra, los atletas pasarán a tratar de dominar al río italiano Adda, que también fue protagonista de batallas como la de los ostrogodos, un pueblo germánico que luchaba contra el ejército alemán, antes del período romano, o la de 1796 entre Napoleón Bonaparte y las fuerzas austríacas.

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Serán esas aguas las que tendrán que sortear en una competencia de seis días, que arranca el próximo 26 de junio hasta el 2 de julio, y en la que no la tienen nada fácil; de hecho, nada en este proceso lo ha sido. Clasificaron a este mundial, pero no tenían recursos ni para los pasajes. Pensaron que les pasaría lo mismo que cuando intentaron ir a Costa Rica en 2019, donde se realizaría una competencia internacional a la que al final no asistieron por falta de plata.

Para no perder el cupo a Italia, según cuentan los integrantes del equipo, empezaron a tocar todas las puertas de San Vicente del Caguán para buscar el dinero que necesitan. Hubo rifas, recolectas y les llegó uno que otro auspicio.

Logramos algunos patrocinios en Caquetá y estábamos muy agradecidos por ello, pero no eran sumas grandes. O sea, que nosotros dijéramos ya con esta plata nos vamos, pues no. Nos daban $500.000 o $1 millón. La gente siempre creyó en esto y por eso nos ayudaban con lo que podían. Por eso digo que en un momento dijimos no lo vamos a lograr”, detalla José David.

Fue entonces cuando lanzaron, a mediados de mayo, una vaki —plataforma de crowdfunding o financiamiento colectivo— con la esperanza de recoger más dinero, pero además hacer conocer su caso. Alcanzaron a reunir casi $7 millones, pero seguía sin alcanzar. Ahí entró la “maquinaria de la paz”. La Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, el PNUD, la Embajada de Noruega, la Misión de Verificación de Naciones Unidas, el Instituto de Paz de Estados Unidos y hasta la Fundación Compaz, presidida por el expresidente Juan Manuel Santos movieron todo para que lograran viajar.

“Por un momento pensé que no lo lograríamos. Como que nos decían que sí, pero no veíamos aún los pasajes ni nada de lo que necesitamos”, dijo a este diario Gamboa en la ceremonia de despedida que les hicieron esas instituciones en Bogotá, en la que también les entregaron camisetas y dotación de Manifiesta, la empresa de moda colombiana en la que también participan excombatientes de las extintas FARC.

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Italia es el campeón de rafting en la categoría de equipos mixtos —justamente en la que compiten los colombianos—, por lo que se asume que hará todo para defender el título en su casa. Pero José David dice que tienen con qué hacerle frente al equipo local. “Ellos vinieron a Colombia al Panamericano y los dejamos en el puesto 7, entonces hay esperanza, hay mucha esperanza”.

La competencia —que reúne, en la categoría donde participará Remando por la Paz, a 46 equipos de 32 países— se divide en cuatro pruebas: una contrarreloj, una técnica (donde se necesita mucha coordinación del equipo, por las piedras del río y el bajo nivel de las aguas), una de resistencia (down river) de 19 kilómetros y la última llamada head to head (cabeza a cabeza) donde, en resumen, compiten dos botes al mismo tiempo.

Los siete —junto al técnico y al asistente— llegaron el viernes 23 de junio a Italia con apenas tres días para hacer el reconocimiento del río. Según las cuentas de José David, fueron el último equipo en llegar y admite con cierta tristeza que eso los deja en desventaja.

“Es que le hemos bajado al ritmo. El miércoles viajamos de San Vicente a Bogotá. Aquí estaremos dos días y luego el viaje a Italia. El cuerpo lo resiente. Después de tantos días, el remo como que pesa diferente. Tenemos miedo, como adrenalina, de llegar como equipo a esta competencia, a este mundial porque es nuestra primera vez. El equipo de hombres había participado en un Panamericano y ahí ya se sentía el nivel de competencia de todos los equipos y Ahorita vamos a un Mundial donde los europeos son fuertes y llevan casi 15 días allá entrenando. Pero esa es la pelea que tenemos que dar para sacar algo bueno. La vamos a dar toda”, dice Gamboa.

“Tenemos miedo, como adrenalina, de llegar como equipo a esta competencia, a este mundial porque es nuestra primera vez”

José David Gamboa, capitán del equipo Remando por la paz

Su hermana Érika lo secunda: “Lo que vamos a hacer es remar por todo Italia y llevar el mensaje de reconciliación”.

¿Cómo se creó el equipo Remando por la paz?

Miravalle es la cuna de Remando por la paz, que empezó empíricamente en 2018 con 25 integrantes -hoy son nueve entre hombres y mujeres-. Primero fueron un grupo de guías de rafting certificados y luego se convirtieron en un equipo de alta competencia. Se reunieron porque el equipo femenino y masculino de la región estaba prácticamente desintegrado, dice Gamboa. Tras duros entrenamientos fueron “fichados” por Rafael Gallo, referente en ecoturismo en el continente y entonces presidente honorario de la Federación Internacional de Rafting, y quien ya falleció.

El proyecto no solo reúne a víctimas y firmantes de paz, sino a hijos de excombatientes, policías y juventudes.

Además, no es un secreto que el proyecto tuvo el apoyo de Hernán Darío Velásquez, conocido como el Paisa, jefe de la columna móvil Teófilo Forero, que con cerca de 300 hombres justamente dejó las armas en ese Espacio Territorial. En agosto de 2019, Velásquez retomó las armas y se unió a la disidencia Segunda Marquetalia junto con Iván Márquez y Santrich. Según información de las autoridades, el Paisa murió en Venezuela en diciembre de 2021.

Cindy A. Morales Castillo

Por Cindy A. Morales Castillo

Periodista con posgrado en Estudios Internacionales. Actualmente es la editora de Colombia+20 de El Espectador y docente de Narrativas Digitales de la Universidad Javeriana.@cinmoralejacmorales@elespectador.com

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María(32444)25 de junio de 2023 - 04:59 p. m.
Excelente artículo. Es una noticia esperanzadora.
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