Barberías, reciclaje y extracción de piangua, algunos proyectos para la paz de Buenaventura


Alrededor del espacio de diálogo sociojurídico que se lleva a cabo con las bandas criminales, se están apoyando al menos 14 iniciativas, entre propuestas comunitarias y proyectos de impacto rápido que buscan que este proceso de paz tenga mayor incidencia en las comunidades. Colombia+20 visitó algunos de ellos.

Redacción Colombia +20
16 de diciembre de 2024 - 11:50 a. m.
Las iniciativas fueron socializadas hace unos días ante una delegación de la Unión Europea en Colombia, ICTJ, la Diócesis de Buenaventura, Pastoral Socialm, la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA), con la presencia de algunos delegados del Gobierno.
Las iniciativas fueron socializadas hace unos días ante una delegación de la Unión Europea en Colombia, ICTJ, la Diócesis de Buenaventura, Pastoral Socialm, la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA), con la presencia de algunos delegados del Gobierno.
Foto: Nelson Sierra Gutiérrez
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Durante varios años, Buenaventura ha estado en el listado de las 50 ciudades más peligrosas del mundo. La ubicación del que es considerado uno de los puertos más importantes de Colombia, es al mismo tiempo su mayor beneficio —hay 6.510 empresas registradas, según la Cámara de Comercio—, pero también lo que la convierte en el punto estratégico para la presencia de grupos armados.

Desde que, en julio del año pasado, se instaló lo que se ha denominado espacio sociojurídico de diálogo con dos de las principales bandas criminalesLos Shottas y Espartanos—, se ha trazado como objetivo la disminución de algunos tipos de violencia, como las barreras invisibles en los barrios (la incapacidad de pasar de una zona a otra) y, sobre todo, la baja en homicidios —casi en un 30 %, de acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz (FIP)—. Esta última baja estuvo especialmente alentada por la tregua entre los grupos armados, que también está por cumplir un año.

A pesar de que el proceso completa dos años sin definir una agenda concreta ni un marco jurídico, la Unión Europea en Colombia, a través del proyecto Apoyo a la Consolidación de la Paz en Colombia, ejecutado por el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), están impulsando varias iniciativas que nacieron en el seno del espacio sociojurídico. El objetivo es que los apoyos beneficien a niños, pero principalmente a jóvenes entre los 18 y 29 años (las mayores víctimas del reclutamiento de bandas), que casi suman el 21 % de la población bonaverense, y a las mujeres, que hoy son la mayoría de población de ese municipio (52,4 %).

Entre esos proyectos, hay 10 iniciativas comunitarias que vienen desarrollando las comunidades con apoyo de la Diócesis de Buenaventura y Pastoral Social, entre las que destacan propuestas de comunicación comunitarias como Generales de la Zona —quienes son creadores de contenido, que tocan temas políticos y otros de prevención de la violencia—, Tura Stars Film, que, entre otras cosas, enseña fotografía a niños y niñas; Asomurepaz, asociación de 16 mujeres dedicadas al reciclaje, y la Unión Pacífico, que trabaja la danza, música y el arte con niños.

Además, hay cuatro proyectos de impacto rápido: barberías, mercados campesinos, fortalecimiento de la asociación de recuperadoras de oficio (recicladores) y otra de mujeres que se dedican a la extracción de piangua (molusco que es parte de la gastronomía del Pacífico). Como su nombre lo indica, buscan tener un efecto más expedito en la comunidad.

Las iniciativas fueron socializadas hace unos días ante una delegación de la Unión Europea en Colombia, ICTJ, la Diócesis de Buenaventura, Pastoral Social, la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA), con la presencia de algunos delegados del Gobierno en ese diálogo de paz con las bandas criminales.

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Algunos de los elementos que se tuvieron en cuenta para apoyar esas iniciativas —a algunas aún les falta trabajo de ejecución e implementación— fueron el impacto económico que puede tener para las poblaciones, la promoción del sentido de lo público y el fortalecimiento de las organizaciones sociales, que la mayoría de los proyectos rompen con roles tradicionales de género. Además, benefician a comunidades de zonas de influencia de los grupos.

Aunque el tema de la extorsión es algo que aún no se toca de manera profunda en ese espacio de diálogo, estas iniciativas han empezado a allanar el camino. Todas están libres de extorsión, que es la principal fuente de financiación de las bandas de Buenaventura, específicamente en lo que incluye el control de los precios de la canasta básica.

Según explicó hace unos días a este diario Linda Posso Gómez, coordinadora de la Oficina Regional Pares Pacífico, la extorsión en el territorio afecta mayormente a los comerciantes, lo que impacta de manera directa el comercio. “Buenaventura tiene los precios de la canasta básica muy elevados, y eso tiene que ver con el hecho de que los comerciantes y los pequeños vendedores de las tiendas de los barrios se ven afectados por la extorsión. Esta eleva el doble el valor de los productos, que se ve reflejado en que los tenderos tienen que vender a un precio irrisorio para poder ganar. Las bandas controlan la economía”, afirmó.

Colombia+20 recorrió cuatro de los 14 proyectos.

Barberías para la paz

Diana Marcela Lerma, esteticista empírica, es una de las beneficiarias del proyecto que han denominado Barberías para la paz. Desde su espacio de trabajo, una humilde casa ubicada en el barrio Viento Libre de la comuna 3 de Buenaventura, afirma que el proyecto ha tenido un enorme resultado en su vida y su casa. “Ha sido un proyecto interesante. Me enseñaron cosas que yo antes hacía sin tener una formación, como decirlo, más oficial. Pero antes que eso nos enseñaron cómo ser agentes de cambio, cómo podemos tener un papel en nuestra comunidad, ayudar en la resolución de conflictos. Eso es algo que importa mucho acá”, dice Lerma.

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Una de las gestoras sociales de este proyecto es Viviana Sinisterra, quien junto Fabián Arrechea, otro gestor y líder social, recorrió varios puntos de Buenaventura, hizo reuniones para identificar quiénes podrían ser las personas que pudieran tomar el taller de barbería y estética, pero también asumirá un rol de liderazgo. “Muchos de ellos fueron dinamizadores de este proyecto. Nos ayudaron a llevar a los chicos y chicas a las reuniones y a los talleres. La idea era enamorarlos de este tema”, explicó.

Y agregó que ha visto mucho más ese rol en las mujeres, especialmente porque el tema de las barreras invisibles toca mucho más a los hombres: “Ellas no es que no tengan riesgo, pero los hombres manifiestan todo el tiempo un riesgo alto al pasar a otro barrio, varios incluso nos han dicho que no van a las reuniones porque tienen miedo de que los puedan desaparecer. Eso es una realidad con la que combatimos. A veces movemos las reuniones de sitio, pero la verdad es que con la presencia de las mujeres hemos podido mover mucho al grupo”.

En total, son 24 personas las que están dentro de este proyecto. De ellos, son seis esteticistas y seis barberos de la parte isla e igual número de la parte continental de Buenaventura, que corresponde a la división geográfica de ese municipio. “La idea es mezclarlos, unir los sectores, crear una red que les permita apoyarse. Es que mire, si alguien no sabe hacer algo, pero sé que mi compañera sí podemos hacer dos cosas: una que haya intercambio de saberes o que termine recomendándole a mis clientes. Eso también es movilidad social”, explica Sinisterra.

Se espera que a finales de este mes, lleguen las herramientas que el grupo pidió para hacer el trabajo como: tijeras, sillas de peluquería, capas, tocadores, máquinas inalámbricas para cortar el pelo, patilleras, entre otras.

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Asogesampa (Asociación de Gestores Ambientales del Pacífico)

Aunque este proyecto ya lleva tiempo gestándose, también cuenta con el apoyo de la Unión Europea y el ICTJ. Esta organización promueve la asociatividad entre los recuperadores (como prefieren llamar a los recicladores) y al mismo tiempo promueve la recuperación y la conservación del ecosistema marino, tan importante para Buenaventura.

La asociación tiene, por ahora, un depósito ubicado en el barrio El Porvenir, en donde guardan el material como cartón y plástico y tienen algunas máquinas como prensas y tolvas clasificadoras, algunas que han podido comprar y otras que arriendan.

Sus recuperadores deben hacer sus trabajos en los barrios al menos tres veces a la semana y hacer parte de los procesos de formación. Está previsto, además, la entrega de triciclos para que puedan moverse más fácil con el material recuperado y de uniformes de la asociación.

“Nuestros recicladores son beneficiarios de todas las herramientas que nos dan. Nosotros las administramos, pero ellos hacen uso de todo. No tienen que pagarnos por alquilar los triciclos porque para eso hacen parte de la asociación. Eso será un cambio muy positivo”, explica Lisette Viviana Salas, coordinadora administrativa de Asogesampa.

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Además de ello, esperan abrir su primera tienda llamada Don Trueque, con la que esperan cambiar el reciclaje por víveres y abarrotes y, eventualmente, productos de aseo. “La principal problemática de Buenaventura es el hambre y creemos que con nuestro trabajo podemos ayudar a eso, no solo empleando a los recuperadores, sino permitiendo hacer trueques de comida. No podemos estar diciendo que vamos a hacer concientización del medioambiente y pidiéndole a alguien que compre tres bolsas para hacer reciclaje cuando esas bolsas valen 2 mil o 3 mil pesos que le sirven para comer. De ahí nació esa idea”, explica Salas.

La asociación también hace limpieza de playas y manglares donde, según afirman, al no haber sistema de reciclaje, se ha entierro o quemas de basura.

Mujeres piangueras

El proyecto de las mujeres piangueras, que se dedican a la extracción de la piangua, un molusco propio de la gastronomía del Pacífico, es fortalecer la recién creada asociación con la que quieren empezar a crear fuerza de trabajo.

El trabajo de “pianguar” no es nada fácil. En total son 32 mujeres y un hombre, divididas en tres equipos que salen por diferentes zonas. Deben rentar una lancha, mínimo cuatro horas e irse mar adentro, hasta manglares, en puntos como Los Limones, Las Delicias o Base Cangrejo. “Muchas veces estamos enterradas en el barro, la tierra de los manglares. Nos ponemos de rodillas y con guantes empezamos a escarbar para encontrarlas. Con la contaminación, puede ser que muchas veces no encontremos o que no haya el día que vamos. Además, hay animales, como un pescado que tiene unas espuelas que pueden pullarnos las manos”, explican varias de ellas.

Según dicen, su salida hacia el mar está marcada por “la puja” (marea alta) y “la quiebra” (marea baja). Como están distribuidas en varios barrios, en algunos de ellos más cercanos a las zonas de mar les avisan cuando hay “quiebra” y así se alistan para salir por el puerto.

Nos podemos hacer cada una, una libra o libra y media de piangua en una jornada. Es poco. Por eso me pagan 42 mil pesos. Se está acabando por varias cosas, hay muchas piangueras y por la contaminación ya casi no vemos. A veces encontramos algunas con la concha abierta, esas ya están muertas”, explica una de las mujeres.

Para el proyecto han pedido una caracterización de todas las piangueras. “También necesitamos lancha, motor, canaletes, equipo de lluvia, congeladores”, afirman.

AJEP Producciones

La Asociación de Jóvenes Emprendedores de Paz, está enfocado en fortalecer a los jóvenes en temas audiovisuales y crear espacios para desarrollo de habilidades, capacidades y potencialidades en liderazgo alternativo comunitario en espacios para la niñez, adolescencia y juventud a través del arte. Uno de los objetivos del proyecto, que impacta entre 200 y 300 niños y niñas, es convertirse en un espacio de prevención y protección de violencia.

Dani Mauricio Vanegas, conocido como Maury, productor musical, productor audiovisual y líder de la asociación Jóvenes Emprendedores de Paz, dice que esto se hace a modo de voluntariado y que, por ahora, no tienen el músculo económico para sostener a todos los niños de la comunidad.

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La iniciativa funciona en lo que antes era un colegio. Allí hacen cine foros, acompaña a los niños y niñas en sus tareas del colegio. Las instalaciones aún son muy precarias, pero tienen una biblioteca y una improvisada sala de danza. Además, hacen talleres de canto y rap. “Todos los talleres que nosotros damos tienen cuatro ejes transversales: derechos humanos, violencia de género, resolución de conflictos y liderazgo”, explica Vanegas a Colombia+20.

Tienen algunos equipos de edición y de grabación de voz, pero aún les faltan materiales. “Aquí se ve todo muy rudimentario, pero hemos podido hacer piezas audiovisuales para Fontur (Fondo Nacional de Turismo) y otras empresas. Hemos hecho piezas musicales e incluso un podcast. Tenemos fe de que esto pueda prevenir que los chicos se metan a temas de violencia”, asegura.

*Esta pieza periodística hace parte de la iniciativa “Comunidades que Transforman” de El Espectador, el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ por su sigla en inglés) y la Embajada de la Unión Europea. Esta es una alianza para producir contenidos que narran los esfuerzos de las organizaciones comunitarias, las autoridades y el sector privado en la construcción de paz.

✉️ Si tiene información o denuncias sobre temas relacionadas con la paz, el conflicto, las negociaciones de paz o algún otro tema que quiera compartirnos o que trabajemos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com; jcontreras@elespectador.com o aosorio@elespectador.com

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