Teófilo Forero: un hombre de paz cuyo nombre fue opacado por la guerra

Su asesinato, en medio de una masacre el 27 de febrero de 1989, fue el primero contra un dirigente nacional de la Unión Patriótica en Bogotá. A pesar de que nunca se levantó en armas y trabajó por la paz, se le asocia con las acciones de guerra de la columna móvil Teófilo Forero de las Farc. Perfil de un dirigente comunista, a 31 años de su muerte.

Nicolás Sánchez Arévalo / @ANicolasSanchez
06 de marzo de 2020 - 01:02 p. m.
Teófilo Forero: un hombre de paz cuyo nombre fue opacado por la guerra
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El sepelio de Teófilo Forero, dirigente del Partido Comunista de Colombia (PCC), su esposa Leonilde Mora y José Antonio Toscano fue, a la vez, una ocasión para honrar sus vidas y una advertencia del derramamiento de sangre que iba a suceder. El piso de la Asamblea de Cundinarmarca estaba repleto de más de cien coronas fúnebres. La misa estuvo a cargo del padre Javier Giraldo y asistieron personalidades como Álvaro Leyva, integrante del Partido Conservador. En las imágenes que se conservan se ve a personas como José Antequera y Manuel Cepeda Vargas, militantes de la Unión Patriótica que luego también fueron asesinados.

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En medio de la velación, los integrantes de la Juventud Comunista arengaban: “Aquí estamos, optimistas, enfrentando el terror militarista/ Aquí estamos, optimistas, enfrentando el terror de los fascistas”. A Forero, Mora y Toscano los masacraron junto a Antonio Sotelo, dirigente del PCC en Córdoba. Los cuatro estaban a bordo de un jeep, cuando iban a bajar del vehículo para ingresar a un restaurante, en el barrio Santa Matilde, fueron acribillados.

La matanza fue el primer hecho de sangre perpetrado en Bogotá contra un dirigente nacional de la Unión Patriótica (UP), el partido político que surgió tras los intentos de paz entre el Gobierno y las Farc en 1985, en el cual también militaba Forero. Junto a sus cajones, Gilberto Vieira, quien era secretario general del PCC, sentenció: “Después de perpetrar innumerables atentados y masacres en numerosas regiones del país, la guerra sucia ha llegado a Bogotá porque los sicarios paramilitares disfrutan de la más escandalosa impunidad y son pagados millonariamente y dirigidos por gentes que se escudan tras un fuero especial que les permite todavía burlar a los jueces de la república”.

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Teófilo Forero inició su militancia política en el sindicalismo. Llegó a Bogotá desplazado de Natagaima, Tolima, huyendo de la violencia de los chulavitas (grupos armados ilegales de afinidad conservadora). Entró a trabajar en Induacero, empresa que ensamblaba electrodomésticos y cuya fábrica quedaba en la localidad de Puente Aranda. Ahí se vinculó al sindicato y se empezó a formar políticamente.

Las cuatro personas que consultamos para este perfil lo describieron como “disciplinado”. Por eso, se empezó a destacar en la organización y llegó a ser presidente de la Federación de Trabajadores de Cundinamarca (Festrac), que congregaba a más de 100 sindicatos del departamento. Desde ese cargo impulsó mejoras en las condiciones laborales de los empleados. “Todos los objetivos, las actividades que se proponía las sacaba adelante, lloviera, tronara o relampagueara”, aseguró Jairo Ramírez, quien lo conoció en Festrac porque era parte del sindicato de la industria textil y se encontraba a Forero en varios espacios.

Estando en el sindicato, Forero también militaba en el PCC, era un destacado dirigente de esa colectividad. Fue Secretario de Organización del Partido, es decir, era la tercera persona con mayor rango. Gilberto Vieira contó en su funeral que Forero se unió al partido cuando este todavía era ilegal, por cuenta de un decreto que expidió la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. “Era comprometido, solidario, estaba pendiente de los presos políticos, de los enfermos, un hombre recio, de trabajo, incansable, infatigable, como lo llamó Manuel Cepeda”, recordó Flor Alba Ardila, quien trabajó con él en el Comité Central del PCC.

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Otra faceta de Teófilo fue la de concejal. Llegó al Concejo de Bogotá en 1974 por la Unión Nacional de Oposición (UNO), una coalición de movimientos de izquierda que se conformó en 1972 y de la cual participó el PCC. Desde ese cargo su gran preocupación fue mejorar las condiciones de las personas que vivían en los barrios más marginados de la ciudad. Fue cercano a líderes del barrio Policarpa y a la Central Provivienda, una organización cuya lucha era conseguir casas para personas pobres. “Vivía rodeado de trabajadores, de los dirigentes comunales de los barrios de Bogotá”, rememora Ardila. “Defendió los intereses de los trabajadores y de los pobladores de la capital en lo que tenía que ver con las tarifas y la cobertura de los servicios públicos, tratando de lograr la legalización de los barrios de invasión que hacía la gente destechada de la ciudad, bregando para que hubiera colegios, centros de salud”, aseguró Ramírez.

Cuando Forero era concejal un compañero de la bancada del PCC, Mario Upegui, propuso en el cabildo que se adelantara un Paro Cívico Nacional. “En ese momento en el Concejo no le pusieron mucha atención”, recuerda Rodrigo Granda, excombatiente de las Farc que para esa época hacía parte de esa colectividad política. Sin embargo, la idea llegó al Comité Ejecutivo del Partido, del cual hacía parte Forero, y encontró cabida. Entonces empezaron los preparativos para el paro de 1977.

“En la preparación el hombre fue incansable, participó en gran cantidad de asambleas, visitó los sindicatos de Eternit, de Colmotores, de Texmeralda y otros. A veces se hacían reuniones conjuntas de los pobladores de los barrios, con los sindicatos, con los estudiantes y, por eso, ese Paro Cívico fue incontenible”, recordó Granda. La labor de Forero fue invitar a la gente a participar de la protesta y lo logró. Como tenía cercanía con Festrac fue muy importante para que los sindicatos se unieran a la movilización y se lograra paralizar la producción en las empresas, además, también recorrió barrios enteros para impulsar a los ciudadanos a cesar sus labores. El paro empezó el 14 de septiembre de 1977, la movilización logró su cometido: paralizó a Bogotá y debilitó al gobierno de Alfonso López Michelsen. “Teófilo fue alma y nervio de la organización de ese paro en Bogotá”, enfatizó Ramírez.

Tras su paso por el Concejo, Forero continuó su carrera política y llegó a ser diputado de la Asamblea de Cundinamarca por el PCC. Su trabajo se reorientó hacia el mejoramiento de la vida de los campesinos. “El campesinado era una lucha incansable de él, igual que los trabajadores organizados en sindicatos”, aseguró Armando Fuentes, quien conoció a Forero en 1971 y lo acompañó de cerca cuando fue diputado. Visitaban constantemente el Sumapaz, la región de Tequendama, Medina, Girardot, para escuchar las inquietudes de las personas y llevarlas a la Asamblea departamental.

Cuando era diputado empezó a gestarse el proyecto de la UP, un movimiento que nació en medio de los diálogos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc. Forero puso todo su empeño para fortalecer este partido. “Nos tocaba movernos por todo Cundinamarca conduciendo las organizaciones de masas que estaban en el departamento y que aceptaron integrar la naciente UP”, contó Fuentes.

Desde que empezaron a hacer esa labor notaron indicios de que una brutal persecución acecharía al partido. Entonces, parte del trabajo que hacía Forero tenía que ver con estar pendiente de la situación de seguridad de los integrantes de la UP. Fuentes relató que varias veces Forero le ordenó irse hacia diferentes municipios con el fin de entregar mensajes para que personas que iban a ser asesinadas huyeran hacia otros lugares. Uno de esos fue el hermano de Teófilo. Saliendo de una reunión se le acercó una persona al líder sindical y le comentó que había información de un plan para asesinar a su hermano. “Él bajó la cabeza, no dijo nada. Tan pronto nos subimos al carro me dijo que me fuera en ese momento y me dio unos pesos para los pasajes. Al otro día yo llegué a Natagaima, Tolima, muy a las 4 de la mañana a golpear a la casa con la indicación que me habían dado”, dijo Fuentes. La advertencia salvó su vida porque a las pocas horas llegaron los asesinos, balearon la casa, pero el hermano de Forero ya no estaba ahí.

A pesar de esos esfuerzos, la persecución contra la UP fue implacable y la esperanza de un cambio se fue diluyendo con cada asesinato, según el Centro Nacional de Memoria Histórica 4.153 integrantes de ese movimiento fueron asesinados o desaparecidos entre 1984 y 2002. El hermano de Forero fue el primer militante de la UP en caer en la capital: Israel Forero, quien hacia parte del sindicato de la Empresa de Teléfonos, fue asesinado el 17 de marzo de 1985. Pero el punto de no retorno de ese exterminio en Bogotá fue la masacre en medio de la cual murió Teófilo, el 27 de febrero de 1989. Fuentes contó que el día de su muerte le dijo a Teófilo que cambiaran de carro porque habían advertido seguimientos en su contra y pensaba que en cualquier momento lo podían asesinar. El dirigente comunista se negó diciendo que el otro vehículo estaba "más quemado (identificado por los asesinos)", minutos después lo acribillaron. El 3 de marzo fue asesinado el dirigente José Antequera en pleno Aeropuerto El Dorado.

“Perdimos un hombre que discutía con claridad, que tenía claro cómo construir un país mucho más incluyente”, se lamentó Fuentes. “Era un hombre todavía joven y que tenía que darle mucho a este proceso. Era muy comprometido con la paz, levantó las banderas de una solución política al conflicto”, complementó Ramírez. Al preguntarles qué podrían aprender los jóvenes del legado de Forero, Ramírez respondió: "La mística, el compromiso con un proceso de cambio. Era un hombre muy convencido de que había que transformar la sociedad, que no era posible seguir viviendo en medio de esta crisis políitca, de la corrupción, de las carencias".

Años después de la muerte de Teófilo, las Farc acogieron su nombre para bautizar una columna móvil. Por eso, cuando se hace una simple búsqueda en Google del nombre del dirigente la mayoría de los resultados se relacionan con las acciones de guerra de esa estructura armada, responsable, entre otros hechos, de la instalación de la bomba en el Club El Nogal, el 7 de febrero de 2003. Sin embargo, sus conocidos lo reconocen como una persona que siempre buscó la paz. “No lo pueden tildar de ser guerrerista, al contrario, toda su preocupación era cómo asesinaban a mujeres y hombres en el país”, dijo Ardila. Granda aclaró que “se pudo haber causado afectación, pero no es culpa de a quién le tomaron el nombre, sino de un conflicto social y armado que se prolongó”.

Un caso para la JEP

Han pasado 31 años desde el asesinato de Forero y no hay ningún condenado. Su caso pasó a manos de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), luego de que fuera incluido en un informe que presentó el PCC con más de 500 casos de asesinatos de sus integrantes. Andrea Forero, hija de Teófilo, hizo una exposición en medio de la cual señaló a algunas personas de haber participado del homicidio. Entre los señalados está Alberto Roa Cárdenas, quien fue suboficial del Ejército, y se presentó a la JEP. El caso lo lleva el magistrado Pedro Elías Díaz. . “Se pretende que los victimarios cuenten la verdad. La intención es que se reconozca la persecución contra el PCC, que el Estado reconozca que tuvo participación directa en el exterminio del Partido y que haya justicia”, enfatizó Andrea. Hace 31 años, durante su sepelio, uno de los grafitis que hicieron las personas que acompañaron los cuerpos de Forero, Mora y Toscano hacia el Cementerio Central decía: “(Virgilio) Barco, desmonte el paramilitarismo”. Una labor que el Estado tiene pendiente hasta nuestros días. Días en los cuales los líderes sociales siguen cayendo asesinados por decenas cada año. De hecho, este jueves se conoció el primer asesinato en Bogotá de un excombatiente de las Farc en proceso de reincorporación: Astrid Conde Gutiérrez.

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Por Nicolás Sánchez Arévalo / @ANicolasSanchez

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