Los últimos 150 días de Vera Grabe Loewenherz (Bogotá, 1951) han sido una carrera contra el tiempo y una prueba de templanza. El 13 de diciembre, dos días después de la oficialización de su nombramiento como jefa de la delegación del Gobierno en los diálogos de paz con el ELN, la antropóloga aterrizó en México para participar del quinto ciclo de conversaciones y reemplazar a Otty Patiño, su antiguo compañero en la guerrilla del M-19 y quien, como ella, impulsó la firma del acuerdo de paz con el que esa organización dejó las armas y saltó a la política en 1990.
En la última semana, Grabe ha tenido que lidiar con el mismo tema de aquella ronda en México: el secuestro. Por esos días de diciembre, el Gobierno le exigía al ELN comprometerse a eliminar esa práctica, tras la crisis que desató la retención de Luis Manuel Díaz, el padre del futbolista del Liverpool Luis Díaz.
Aunque la guerrilla cedió y anunció de forma unilateral suspender los secuestros con fines económicos, el pasado 7 de mayo le puso fin a su compromiso, alegando supuestos incumplimientos del Gobierno.
En medio de una agenda apretada, la jefa negociadora (a quien le causa gracia que la llamen así) conversó con Colombia+20 sobre el escenario en el que está la mesa de diálogos con el ELN. Sus dos llamados principales: a la guerrilla, que debe abandonar definitivamente el crimen del secuestro; a la sociedad colombiana, que no se puede perder la confianza en el proceso. “Las miradas apocalípticas no son muy útiles, se trata de ver cómo vamos caminando sobre las dificultades y lo que surge cuando uno asume el camino de la paz”, asegura.
Esta semana la delegación del Gobierno se reunió con el comisionado de Paz para tratar la crisis con el ELN. ¿Qué se decidió?
Se ratificó la postura de que es inaceptable el tema del secuestro y es altamente inconveniente de cara al encuentro que vamos a tener con el ELN en Caracas entre el 20 y el 25 de mayo, donde se mostrará el primer resultado de la realización de una parte muy importante del acuerdo sobre la participación de la sociedad civil en los diálogos. También ratificamos que no se suspende el proceso ni el cese al fuego, sino al contrario, hay que reforzar esto porque está de por medio de la vida de las comunidades y el cese ha mostrado resultados. Sería un gran error, como lo están planteando en algunos espacios, que se levante el alto al fuego, eso afectaría a las comunidades, que son las que viven la violencia. En resumen, reafirmamos la voluntad de continuar el proceso, fortalecerlo, reconocer los avances y asumir también los aspectos críticos que a veces surgen en este camino.
Si el ELN decide mantener la posición de reactivar los secuestros, ¿la delegación del Gobierno se levantaría de la mesa?
Diría que hay que apostarle a que el ELN entre en razón y entienda que esto también los perjudica a ellos. No voy a adelantarme a los hechos: esperamos que haya sensatez, reconocimiento, que valoren lo que se ha planteado y entiendan que la decisión que tomaron hace unos meses de parar esta práctica fue muy importante para darle credibilidad a este proceso.
El anuncio de la guerrilla fue criticado con contundencia por negociadores como José Félix Lafaurie, pero también por el presidente. ¿Petro les ha hecho algún comentario internamente después de esa decisión del ELN de volver a secuestrar?
Tanto en lo que dice el presidente como en lo que hemos dicho nosotros como delegación y con el alto comisionado estamos en sintonía en nuestra postura frente al tema del secuestro, el gran error que comete y lo inaceptable de volver a ese tipo de práctica.
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La razón de la decisión, según el ELN, es el supuesto incumplimiento en el fondo multidonante, pero la comunidad internacional y la delegación han dejado claro no habrá recursos mientras el grupo siga en armas. ¿Por qué cree que se valen de esa excusa para retomar el secuestro?
El punto de partida para hablar del fondo multidonante con respaldo internacional fue pensar en la sostenibilidad del proceso y en las actividades y compromisos que hay en torno a la paz. Quedó muy claro de entrada que eso no era una contraprestación al tema del secuestro, eso estaba separado y sigue siendo separado. En eso nos mantenemos: eso se estructurará en la medida de que son acciones para la paz.
Este anuncio se da en plena crisis por los diálogos con el Frente Comuneros del Sur en Nariño. ¿Usted cree que el ELN suspende el cese el secuestro como una forma de presionar que se acaben esos acercamientos, como ya lo han pedido públicamente?
Yo no puedo interpretar lo que el ELN está pensando y cuál es su lógica en ese sentido. Lo único que puedo reiterar es que hemos planteado soluciones en términos de ratificar la Mesa Nacional como el espacio de negociación con la organización ELN y que el frente Comuneros tenga una solución a partir de los desarrollos que ha tenido el tema del desminado y los diálogos regionales, es decir, una solución regional, local, con ese frente. Pero reiteramos el compromiso con la mesa de negociación con el ELN.
Se ha dicho que el diálogo con el Comuneros del Sur, impulsado por el comisionado Patiño, ha sido un palo en la rueda para ustedes como delegación en la mesa nacional. ¿Hay fricciones por ese tema?
Este es un proceso que tuvo su origen, que lo atendió el gobierno, el alto comisionado y le está dando solución. Eso afectó al ELN al nivel nacional y nosotros estamos atendiendo las posturas de ELN frente a su crisis, frente a sus dificultades y por eso estamos planteando soluciones: una cosa es el proceso en Nariño, otra cosa es la Mesa Nacional, y ya se están encontrando rutas de solución.
Aunque no hay proceso de paz exento de crisis, no se puede desconocer que en este momento hay mucha desconfianza en la mesa con el ELN. ¿Cuál es su mensaje frente a la idea de que no se está avanzando?
Pues hay bastantes avances, la cuestión es cómo los iluminamos. Uno fue ese compromiso unilateral de abandonar los secuestros, que esperamos se mantenga. Dos, y hay que darle visibilidad porque es el corazón de este proceso, es la participación de la sociedad, que ha caminado, que ha funcionado en encuentros, en posturas, en el reclamo de la gente que espera que este proceso siga. También está la continuidad del cese al fuego, el abordaje de las transformaciones, todo ese conjunto. Si esto se entiendo como un sistema, si se entiende como un proceso, si se entiende el valor de la participación y del cese al fuego, esos son avances. Claro, quisiéramos que esto fuera mucho más rápido, que viéramos al ELN en transición a la paz, pero es un proceso, es una organización que lleva 60 años siendo una guerrilla y que está buscando dar el paso a la paz. Hay que ayudar a hacer pedagogía en el sentido de que es todo un proceso.
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Usted ha insistido en que el ELN tiene que fijar una posición. El espacio para eso será el Sexto Congreso Nacional de la guerrilla en julio. ¿Qué expectativa tiene la delegación frente a ese encuentro?
Todo proceso de paz implica una decisión, y yo considero que es fundamental que ese congreso contribuya a que el ELN tome una decisión frente a la paz. Eso definirá los ritmos, el cómo, y es muy importante pasar por ese momento. Más que fijar una posición, es tomar una decisión de cómo se ve a sí mismo el ELN en la paz.
Se ha dicho que el ELN tiene claro que no se va a alcanzar a firmar un acuerdo de paz en el tiempo que le queda a este gobierno, y que por ende el grupo está esperando a ver quién puede llegar a la Presidencia en 2026, ¿cómo ve esa lectura?
Este gobierno tiene todavía dos años, en los que se pueden lograr grandes avances. Además, aquí se trabaja con el criterio de lo que se va acordando se va implementando y eso es algo muy importante. Es una lógica muy diferente a la de procesos anteriores donde hay un gran acuerdo final que se implementa: aquí estamos implementando lo que se acuerda. Esas miradas apocalípticas no son muy útiles, se trata de ver cómo vamos caminando. Para mí, la paz es un camino y sobre el camino vamos viendo también los desarrollos, los nuevos retos, las nuevas posibilidades, las dificultades y lo que surge cuando uno asume el camino de la paz.
Sobre esto de ir acordando e ir implementando, ¿cree que el Estado colombiano tiene la capacidad, los recursos, la presencia estatal suficiente para cumplirlo? Puede ser un arma de doble filo...
Confiemos en que si hay compromiso del Gobierno también va a haber recursos, disponibilidad y eso se concreta en políticas, en desarrollo, en transformaciones, en la concurrencia de las diferentes entidades e instituciones para aterrizar esto en los territorios y en los diferentes compromisos que implica este proceso.
¿Cuál es su mensaje para la comandancia del ELN?
Primero, que desista de la práctica del secuestro definitivamente. Segundo, que se mantenga firme con los acuerdos firmados. Tercero, que vamos a continuar con lo que hemos avanzado. Cuarto, que fortalezcamos el cese al fuego y sus mecanismos y que el ELN se vislumbre, se piense en su transición a la paz.