En los últimos días, el Consejo de Estado anuló la elección del alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, por doble militancia, lo que sin duda generará una inestabilidad política en la ciudad. Las elecciones atípicas se tendrán que realizar a finales de este año, con un variado ramillete de candidatos que ya comenzaron a aparecer, y de rencillas políticas de cara a las votaciones presidenciales del 2026.
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La salida de Beltrán estaba más que cantada. En diciembre del año pasado, el Tribunal Administrativo de Santander anuló su elección en primera instancia al considerar que el mandatario incurrió en doble militancia al apoyar en las elecciones de 2023 a candidatos que hacían parte de la colectividad que lo apoyó, pero no del partido político que le dio el aval, es decir, Colombia Justa Libres. La decisión fue apelada y pasó al Consejo de Estado que se pronunció recientemente, reafirmando el fallo, que deja al llamado “Bukele Santandereano” fuera de la alcaldía de Bucaramanga.
Para Camilo Cruz, docente de ciencias políticas de la Universidad de Bucaramanga, en este punto es importante resaltar que Beltrán viene de una familia liberal; fue concejal y opositor tanto de Rodolfo Hernández como de Juan Carlos Cárdena, y se apropió de un discurso enfocado en la seguridad, que lo hizo reconocido en el país por proponer políticas cercanas a las del mandatario salvadoreño y de mantener una activa presencia en redes, donde también ha protagonizado choques con el presidente Petro.
“Beltrán ha intentado enmarcar la decisión como una persecución política. Sin embargo, su popularidad ya venía en descenso debido a los problemas de seguridad y a la falta de resultados en su administración. Su ‘hora de visibilidad nacional’ parece haber pasado, y aunque este fallo lo devuelve parcialmente al debate público, no parece que tenga un gran impacto en el escenario político nacional”, añadió Cruz.
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Al respecto, el concejal Tito Rangel (Colombia Justa Libres) defiende la gestión de Beltrán y asegura que no se está teniendo en cuenta que el segundo año es “el de mayor gestión administrativa. El primero es de organización y puesta en marcha del plan de desarrollo; el segundo, en cambio, es donde deben materializarse los proyectos. Los dos años siguientes se ven afectados por las dinámicas electorales: el tercero, por las elecciones legislativas y las restricciones de la Ley de Garantías; y el cuarto, por la campaña de alcaldía”.
Sumado a esto, el cabildante añade que varias de las propuestas de Beltrán se vieron truncadas en el Concejo por la incertidumbre de su permanencia en el cargo, lo que además habría detenido programas de “seguridad con enfoque tecnológico que se venían impulsando. Incluso proyectos ya aprobados, como los mil millones destinados a la malla vial, podrían verse ralentizados”
Algo contrario opina el concejal Carlos Parra (Alianza Verde), quien quedó de segundo en las pasadas elecciones. El cabildante asegura que “en dos años de gestión no se ha visto una obra de impacto: apenas retoques a canchas y siembra de árboles. La ciudad estaba en un letargo, a la espera de esta definición judicial”, junto a esto añade los cuestionamientos al mandatario por presuntamente gestar una red clientelar dentro de la alcaldía con miembros de su comunidad religiosa, así como la seguridad en Bucaramanga, que se ha convertido en tema central para la ciudad.
Beltrán ha defendido su gestión con los frentes de obras de colegios y pasos viales como el Paseo España y el reverdecimiento de la Puerta del Sol, o la recuperación de corredores como La Concordia y Cabecera. Sus detractores insisten en las malas cifras en seguridad, así como en otros problemas de la ciudad como el futuro del sistema integrado de transporte y la recuperación económica.
Este fin de semana apareció una valla en un transitado punto de Bucaramanga en el que se hacía referencia a las elecciones atípicas en la ciudad, aunque no se mencionaba a ningún candidato, es la primera muestra de que los comicios van a estar movidos. Por un lado, están los pasos que tomará Beltrán, quien no ha ido muy de la mano del partido que lo avaló y quien recientemente ha tenido rencillas con el gobernador de Santander, Juvenal Díaz, como se evidenció en el préstamo del estadio Américo Montanini, para los conciertos de la Feria Bonita de Bucaramanga.
Parra asegura que en las elecciones atípicas la ciudad escogerá “entre continuar con el modelo tradicional de Beltrán, que lejos de ser un proyecto de derecha se ha convertido en un esquema de corrupción (…) o romper con las estructuras políticas que lo sostienen”. Rangel hace otra lectura de los caminos, pues para él se elegirá entre “construir sobre lo ya avanzado o dar un paso a una pugna visceral”.
Cruz concluye que estas serán unas elecciones en las que varios actores del país “meterán mano”, porque pese a que es una ciudad intermedia, jugará un papel importante para las votaciones de 2026. A la par está en juego el desarrollo de Bucaramanga y la continuidad de un programa de gobierno que está a la mitad.