“Sé que el victimario se encuentra en el asilo”: hombre cuya tía habría sido empalada

Jorge González Palencia asegura que la mujer de 87 años sí fue víctima de un acto sexual violento en el asilo San Antonio, en Barranquilla. La entidad lo desmiente. La última palabra la dará Medicina Legal que analiza el cuerpo.

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redacción Nacional
14 de febrero de 2017 - 11:16 p. m.
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La familia de Beatriz Palencia Carat exige respuestas al asilo San Antonio, en Barranquilla. Desde este sábado, cuando la mujer de 87 años fue internada en un centro médico por un sangrado y días después murió, sus seres queridos quieren saber qué pasó con ella y le piden también a la Fiscalía investigar el caso. De acuerdo con la versión del médico de turno que atendió a la paciente, ésta presentaba en el intestino rastros de arena y astillas de madera, lo que apunta a un empalamiento y acto sexual violento. (Lea aquí: Abuela de 87 años habría sido víctima de empalamiento en asilo de Barranquilla)

Jorge González Palencia, abogado y sobrino de Beatriz, asegura que a los familiares los llamaron el sábado en la mañana desde el asilo para avisarles que la mujer presentaba una hemorragia. Una ambulancia de AMI (asistencia médica de urgencias, emergencias y traslados) la recogió en ese sitio y la llevó a la Clínica General del Norte, por la cercanía. Pero ahí no la atendieron porque su EPS era Coomeva y no atendían a estos afiliados.

“Ahí la insensibilidad humanitaria tiene prioridad y por eso AMI la trasladó al Hospital General de Barranquilla. La clínica del Norte tiene la obligación de atender un caso de emergencia, están facultados para estabilizar cualquier alteración de cualquier persona, pero no, hicieron caso omiso sobre la base de unos pensamientos comerciales”, le dijo González a este diario.

Una vez en el centro médico, la paciente fue sometida a una cirugía en la que, según González, el médico de turno hizo un lavado en la vía digestiva. “Se sorprendió porque se encontró con que la empalaron, le afectaron el recto y le perforaron el intestino”. Luego vino un proceso de reanimación lento, pero el lunes falleció tras un paro cardíaco.

“El médico nos cuestionó a nosotros: ¿Qué pasó aquí? Él identificó actos violentos en su cuerpo. Cuando eso pasó me dirigí al asilo san Antonio y cuando llegué me encontré que tenían una junta disciplinaria, que reúne a varios especialistas, entre ellos una nutricionista, un médico, una trabajadora social, la directora y enfermeras. Cuando les hablé del daño de mi tía se sorprendieron porque querían darme a entender que ella registraba unas anomalías de tipo intestinal, eso no era así. El médico nos hizo la entrega de un informe quirúrgico que señala que en su vía digestiva había astillas de madera y arena. No encontré ningún soporte en el asilo, es superfluo todo concepto que emanen”, relata el sobrino de la mujer.

La adulta mayor, quien estaba en el asilo en condición de pensionada e iba a cumplir nueve años ahí, tenía una enfermera adscrita en el día y en la noche era atendida por la enfermera que daba la ronda general. “Yo sé que el victimario se encuentra entre ellos, se mimetiza entre ellos y esa persona en la institución pone a considerar que nosotros estamos exagerando. No queremos protagonismo, solo estamos acogidos a ese dictamen médico”.

La familia instauró una denuncia penal por el delito de acto sexual violento. “Beatriz era una persona que tenía varios males: diabetes, hipertensión y alzhéimer, y el victimario sabía esta condición y se aprovechó de esto. El asilo dice que ella sufría de un prolapso intestinal, pero con lujo de detalles el médico del hospital me mostró el historial clínico, él muestra con nota que los estados que apreció los vio normales”, concluye González.

Medicina Legal aun analiza el cuerpo de Beatriz para confirmar o desmentir la versión del Hospital General de Barranquilla. Se espera que en la noche de este martes el cadáver sea entregado a la familia, para ser velado y sepultado a las 4p.m. este miércoles.

La versión del asilo San Antonio

La hermana Matilde Arteaga, directora del asilo San Antonio, da otra versión de lo sucedido el sábado. Según su relato, Beatriz recibía su baño diario cuando se le desprendió un pedazo de su recto, como consecuencia del prolapso intestina que sufría. Que no tienen pruebas para decir que la mujer fue víctima de un empalamiento y que si Medicina Legal confirma esta versión iniciarán una investigación interna.

Al ser indagada sobre la presencia de arena y madera en el cuerpo de la anciana, la religiosa sostiene que podría ser producto de la misma enfermedad que sufría. “Ella tenía estreñimiento y además padecía anemia crónica, por lo que tomaba sulfato ferroso”, añadió Arteaga.

Por su parte, Adanis Orozco Cárdenas, enfermera del asilo, le aseguró a El Heraldo: “Ese día llegue a las 7:00 o 7:30 de la mañana, como todos los días. Le quité el pañal y noté que estaba cargado con orina. Yo la llevé al baño y la senté en el bacín para bañarla. Cuando estaba en eso, la señora Beatriz dio un grito, pero no fue nada desgarrador, yo pensé que había hecho fuerza para hacer popo. Cuando la revisé me di cuenta que estaba colorada y corrí a llamar a mi compañera. Luego, con un pañal le tomé lo que se había salido, la acostamos y llamamos a una ambulancia”.

 

Por redacción Nacional

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