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Cerca de 1.000 empleos se reactivaron durante el fin de semana en Cali con la implementación del piloto de rumba sin consumo de licor. La idea era ofrecer este tipo de actividades basados en los encuentros tradicionales de los años 70 y conservando todas las medidas de bioseguridad.
El Bulevar del Río y el Parque Alameda fueron los epicentros. En el primero se activaron ocho establecimientos, en el segundo 26, entre salsotecas y gastrobares. Cada establecimiento contaba con ocho mesas de máximo seis personas, dentro de un cordón sanitario y con estrictos controles al ingreso. Cada DJ tuvo la oportunidad de mostrar su mejor repertorio porque el baile está permitido, pero solo entre los miembros de la mesa.
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Las autoridades de la ciudad entregaron un balance positivo de esta primera fase, sin embargo, el ‘Aguaelulo’ previsto para el domingo fue cancelado. De acuerdo con Tatiana Zambrano, subsecretaria de Desarrollo Económico, la decisión se tomó teniendo en cuenta la poca afluencia de este día de la semana.
“Cali logró demostrarle al país y al mundo que puede divertirse de forma biosegura”, dice Zambrano. Agregó que el objetivo era encontrar la estrategia para la reactivación de este sector, en términos económicos afirma que no hubo perdidas ni ganancias, pero que fue posible reactivar 1.000 empleos en toda la cadena de valor.
Durante este lunes y martes, se revisarán los detalles de esta primera fase para empezar a pensar en el protocolo con alcohol, “teniendo en cuenta las declaraciones del viceministro del Interior, quien dijo que esta semana saldrá el protocolo de bioseguridad, la resolución del Ministerio de Salud. Además es muy probable que esta misma semana nos autoricen el piloto con la venta de bebidas alcohólicas”, explicó Zambrano.
Jesús Darío González, secretario de Gobierno, también afirmó que el balance es positivo, ya que fue posible poner en práctica el protocolo. “Los bares y nosotros sabíamos que aquí no se trataba de generar ganancias inmediatas, sino que se buscaba hacer un piloto”, afirmó González. También manifestó que se le envió un mensaje al país respecto a la vocación de Cali, pero también se encontraron riesgos, pues la ciudadanía debe entender que el COVID-19 no se ha ido.
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Alejandro Dorado, propietario de La Caldera del Diablo, dijo que hubo un buen comportamiento por parte de los ciudadanos. “Para nosotros es claro que mientras no haya licor no habrá muchas ganancias”, manifestó. Dorado Reconoció que su objetivo era mostrar que tienen las herramientas para reactivarse, esperan que el Gobierno les de la autorización para vender licor.
Carlos Ospina, propietario de La Topa Tolondra, también coincide en que el balance fue positivo, pues se vieron beneficiados indirectamente otros sectores que hacen parte de la vida nocturna como los taxis. Aunque sus ventas están basadas en el consumo de licor, decidieron asumir el reto para enviar un mensaje mostrando que sin licor es posible divertirse.
“Hacemos un llamado al Gobierno para que por favor nos autorice la venta y consumo de licor, tenemos la mejor disposición de concertar. Sabemos que debe ser poco a poco, con un aforo razonable, limitando el consumo y con todos los protocolos de bioseguridad. Estamos listos, el mensaje de este fin de semana fue ese”, manifestó Ospina.