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Lyan Hortúa fue secuestrado el 3 de mayo en el oriente de Cali, cuando hombres armados ingresaron a su vivienda y se lo llevaron a la fuerza mientras compartía con su familia. Durante el rapto, también retuvieron a una empleada del hogar, quien fue liberada horas después. El menor de edad estuvo 18 días secuestrado hasta que fue rescatado en una zona rural del Valle del Cauca. Desde entonces, recibe acompañamiento psicológico para enfrentar las secuelas del encierro.
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Durante una entrevista para el restablecimiento de derechos, Lyan Hortúa relató que al momento del secuestro sintió miedo porque los captores lo amenazaron con matar a una conocida. Estuvo amarrado durante cuatro días y lo dejaron ver a su familia solo en dos videollamadas.
Daniela Romero, personera delegada de Cali, explicó que el menor de edad tenía las uñas destruidas porque “para contar cada uno de los días que pasaba, con sus uñitas, hacía trazos en la pared y empezaba a dibujar para distraerse”, relató a Noticias RCN.
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Según la funcionaria, el niño dijo que el sitio donde estuvo era completamente desconocido, rodeado de montañas. Los captores llevaban ropa de camuflado y no mostraban el rostro. Solo tenía permitido salir para ir al baño.
En las noches, los secuestradores “soltaban perros rottweilers que estaban pendientes de que él no saliera y él escuchaba los ladridos de los perros... se asustaba demasiado”, indicó Romero.
El menor de edad también contó que nadie le hablaba. Solo le permitieron ver televisión dos veces y tuvo acceso a pocas distracciones.