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El Palacio de la Inquisición en Cartagena de Indias, hoy considerado patrimonio dentro de la arquitectura civil del Distrito, ha sido testigo desde 1610 de un sinfín de historias coloniales, de la conquista, de la independencia y del desarrollo de la ciudad de Cartagena.
Pasó de albergar la intimidad de Pablo Morillo en 1815 a convertirse en la sede del Museo Histórico de Cartagena (MUHC) desde hace 96 años. Allí, el corazón, la memoria y la evolución de la ciudad se han visto a través del arte sin mayores contratiempos. Sin embargo, la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus le ha traído, al igual que a todos los sectores sociales, una serie de desafíos para mantenerse en pie en medio de la adversidad.
Desde hace más de cuatro semanas, en la agenda nacional de reapertura de diferentes establecimientos públicos, ha estado la posibilidad de incluir a los museos en ese listado, bajo condiciones estrictas de bioseguridad. Se han dado largas, faltan precisar algunos puntos en ciudades con medianos y altos índices de contagio (donde está incluida Cartagena), pero con ejemplos como el del Museo Nacional, en Bogotá, el abanico de posibilidades para pensar en un rápido regreso a la presencialidad en estos lugares está más abierto que nunca.
De hecho, el pasado jueves 6 agosto se reunió en la ’ciudad amurallada’ la junta directiva del MUHC, conformada por miembros de la Alcaldía y de la Secretaría de Educación Distrital, la directora del Instituto de Patrimonio y Cultura, personas de la Corporación de Turismo y directivos de la Universidad de Cartagena, para hacer un balance de la gestión distrital y ver así un posible plan para reabrir sus puertas de forma regular.
En dicha reunión se tomó el caso del Museo Nacional (casa de algunas obras originales del MUHC) como referencia, sin embargo y esencialmente por cuestiones presupuestales, se acordó que una pronta reapertura es una posibilidad a la que toca darle espera para que prevalezcan las garantías de bioseguridad y que estén en plena consonancia los deseos de las autoridades locales con el Gobierno Nacional.
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“Tenemos registrado nuestro protocolo de bioseguridad ante las autoridades competentes, pero hay que esperar por más afán que tengamos. Poco a poco la agenda será con presencia de público y así estaremos abiertos para todos los cartageneros” , afirma Moisés Álvarez, director del MUHC.
Desde el comienzo de la emergencia sanitaria el museo se mantenido por medio de recorridos virtuales a sus salas, con un consecuente recorte salarial al personal y con el apoyo recíproco entre las redes de museos de la ciudad.
“El presupuesto anual ronda los 2.500 millones de pesos, pero en la actual coyuntura lo hemos reducido a menos de la mitad, lo cual ha pasado por la rebaja de sueldos, por supuesto”, le comentó Álvarez al diario local El Universal.
Buena parte de esos gastos se ven representados en el mantenimiento del Palacio de la Inquisición, que según Álvarez también se ha visto afectado de sobremanera, lo cual pone un interrogante en la gestión distrital, teniendo en cuenta el valor patrimonial de la edificación para la ciudad.
El desafío presupuestal del MUHC, además de tener un objetivo actual para seguir en pie, tiene una doble instancia a mediano plazo: su centenario en 2024. Desde ya comienzan los preparativos para lo que será un hito dentro de la historia de los museos distritales en el país, pero sin olvidar que la construcción de memoria, ineludiblemente, no se puede consolidar sin tener un respaldo financiero.
“Todas nuestras metas y proyectos se preparan para que en el centenario estemos renovados, acorde a la situación cultural, educativa y turística de la ciudad”, reitera Moisés Álvarez.
Por lo pronto, a este pedazo esencial de la historia de la capital de Bolívar solo le resta esperar la luz verde por parte de las autoridades para que su plan de reactivación se concrete y así pueda volver a ser un centro abierto para todos los cartageneros.