Nariño tiene reportados dos casos por coronavirus, sin embargo, las alarmas están encendidas en municipios de la Cordillera nariñense, como Policarpa y El Rosario, porque sus autoridades locales afirman que si la pandemia se llega a propagar por sus pueblos, ellos no cuentan con la infraestructura médica necesaria para atender a las personas enfermas.
Los déficits en la atención de salud dentro de estos municipios no son nuevos y en parte han sido mediados por el desarrollo del conflicto armado en la región. Sobre la situación actual de salud pública, Claudia Inés Cabrera, exalcaldesa de Policarpa le dijo a este diario que “solo contamos con un centro de salud, el cual tiene capacidad para atender a muy pocas personas, no más de 20; además apenas tenemos cinco enfermeras y cuatro pipetas de oxígeno. Con el actual alcalde, Jaime David Sánchez, le pedimos ayuda a Pasto para que nos enviaran médicos, pero por nuestra lejanía y los temas relacionados con la violencia armada, no atendieron nuestro llamado y nos preocuparía no tener acompañamiento de nadie si el coronavirus llega a nuestros hogares”.
Desde junio del año pasado la Alcaldía de Policarpa firmó un convenio, por más de 40 millones de pesos, con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) para formar a 30 jóvenes, de bajos recursos, en temas relacionados con atención en salud. Al día de hoy son 21 de ellos (17 mujeres y 4 hombres) los que están en periodos de prácticas en el Hospital San Pedro y el Hospital Departamental de Pasto como técnicos en enfermería.
Por la falta de adecuación para sus estudios, fue necesario ocupar a lo largo de este año la sede de la Unidad para las Víctimas, sede Policarpa, para que ahí se impartieran los cursos teóricos y los talleres prácticos.
Debido a la emergencia coyuntural, sus planes cambiaron en las últimas semanas y apenas se conocieron los primeros casos de coronavirus en el país, se desplazaron hacia su natal Policarpa para ofrecerse como voluntarios para trabajar en temas de prevención para que la gente entienda la magnitud de lo que sucede, pero que al mismo tiempo sepan que se puede controlar a través de actividades tan cotidianas como un buen lavado de manos.
Yury Gómez es una de las próximas técnicas en enfermería que está apoyando en Policarpa. Según su testimonio, tanto ella como sus otros 20 compañeros optaron por regresar a su pueblo porque es “la oportunidad idónea para manifestar la gratitud que tenemos hacia los nuestros y darle esperanza a unas personas que en los últimos años solo ha visto muertos y guerra. No queremos que un virus deje la misma zozobra”, agregó.
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El alcalde Jaime Sánchez y la Policía local le solicitaron a los voluntarios que conforme vayan llegando al territorio los equipos médicos que sean requeridos y los materiales quirúrgicos para atender una eventual emergencia, la función de los 21 voluntarios será dividirse por grupos para asentarse en los distintos puntos de control que hay en el municipio, especialmente los de la entrada al pueblo y el ubicado en la zona de Remolinos, en el centro del pueblo, para así tener un acercamiento mayor a las necesidades de la población, con el fin de llevar a cabo campañas pedagógicas como la elaboración de carteleras, en las que se promuevan los cuidados higiénicos, como el adecuado uso del tapabocas y la importancia de estar siempre en casa, salvo en las excepciones que dictó el Gobierno Nacional.
A su vez, los jóvenes harán presencia permanente, desde la próxima semana, en el centro de salud local para asistir a las enfermeras jefes y evaluar posibles cuadros gripales o de Covid-19, para buscar soluciones dentro o fuera del municipio.
Otros puntos claves para el desarrollo de este proyecto de prevención serían delimitados por el esfuerzo que haga la misma población para no salir a las calles. A nivel local se tiene claro que el trabajo de los voluntarios se verá bloqueado si la gente no acata con obediencia la cuarentena obligatoria impartida para todo el país, así como si no se tiene claro un censo local para poder medir alcances de atención a la población, en caso de que se reporten contagiados.
Sobre esto, Karol Zulma, una de las voluntarias, manifestó su preocupación en torno a las coordinaciones logísticas para poder lograr los objetivos en los que la gente de la Cordillera no se contagie. “Con mucho amor vamos a trabajar por nuestra comunidad, pero sabemos también de las muchas limitaciones que hay en el camino para ello. Nos faltan mascarillas y tapabocas para la gente; y por más de que en este momento estemos bien abastecidos con geles antibacteriales y guantes de hule, no sabemos cuánto tiempo más van a durar y si esto se va a escalar”.
En adición a esto, Brenda Páez, miembro del cuerpo de enfermería en Policarpa dice que es necesario saber quiénes son los verdaderamente prioritarios para una eventual atención de emergencia médica. Desde su perspectiva, “la falta de militares en el municipio ha permitido que muchos ciudadanos procedentes de Venezuela lleguen hasta acá, apropiándose de nuestras calles y de muchos beneficios que deberían ser para la ciudadanía, incluyendo servicios de salud, que de por sí ya son muy limitados”.
Las mismas limitaciones que se viven en Policarpa, en términos de adecuaciones y acceso a materiales quirúrgicos de calidad se ven de manera general en municipios vecinos como Cumbitara, El Tambo, Taminango, Loas Andes y El Rosario, según líderes regionales consultados por El Espectador Es por esto que mientras se realizan los ensayos logísticos con los 21 voluntarios, Policarpa será adecuado paulatinamente para recibir a pacientes de estos municipios, que necesiten de alguna asistencia médica, ya sea por síntomas gripales o por sospechas de coronavirus.