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Ansiedad y estrés: así afecta el cambio climático nuestra salud mental

Mientras en Egipto todos los líderes globales tratan de llegar a acuerdos para frenar el calentamiento global, hay un tema que ha quedado rezagado: la relación de este fenómeno con nuestra salud mental.

Sebastián Muñoz López

18 de noviembre de 2022 - 07:00 a. m.
Expertos coinciden en que el cambio climático es un fenómeno multidimensional, pues afecta desproporcionalmente a comunidades históricamente vulnerables, por su estrato socioeconómico, su género, entre otros atributos identitarios.
Foto: Camila Sanchez Naicipa
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El mundo será inhabitable si los Gobiernos no reevalúan sus políticas energéticas de forma urgente. Esta es la conclusión a la que llegó a principios de abril de este año el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, al reaccionar a los últimos descubrimientos hechos por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). El aumento de la temperatura, que causa el incremento de muertes por olas de calor y la degeneración de la calidad del aire, podría llegar a un punto crítico en menos de ocho años. A lo anterior, se suma que la deforestación en la Amazonía, el pulmón del mundo, podría convertirlo en un bosque seco en poco tiempo. Más de un millón de especies están en riesgo de extinción debido a las consecuencias del cambio climático, según el último reporte de la plataforma intergubernamental científico-normativa sobre diversidad biológica (IPBES). En este momento, se está desarrollando en Egipto la COP27, con el objetivo de analizar las formas en que se pueden mitigar las futuras crisis a nivel ambiental y social.

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Adicionalmente, los Gobiernos que más contaminan no se acogen a los requerimientos necesarios para evitar sequías extremas y hambrunas en más países. Si esta información le causa ansiedad o preocupación, usted podría estar experimentando la denominada “ecoansiedad”, o “solastalgia”, que significan la angustia o el estrés producto del deterioro medioambiental.

“Los cambios climáticos nos predisponen a otro tipo de situaciones, que son los desastres ambientales, como derrumbes, inundaciones, olas de calor. Cualquier evento catastrófico puede generar una reacción de trauma en las personas que lo viven. Hay pérdidas, hay duelos, hay muertos”, afirma Joan Norberto Aguilera Romero, especialista en psiquiatría de la Universidad del Rosario.

Lo anterior podría verse representado en los 268 muertos y 61 desaparecidos que produjeron las lluvias en Colombia desde el primero de agosto de 2021 hasta el 15 de noviembre de 2022, según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, además de los 3.794 eventos de emergencia y las 6.748 vivendas destruidas en todo el país debido a la temporada de lluvias, que se debe al fenómeno de La Niña, un evento de variabilidad climática.

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“Los estudios que se han realizado en 2019, sobre todo en Estados Unidos y en Europa, nos muestran que sí hay efectos en la salud mental por la contaminación ambiental”, afirma Adriana Sofía Silva Silva, Magíster en Psicología y Subdirectora nacional del Campo Psicología y Familias del Colegio Colombiano de Psicólogos. “Cuando ocurren inundaciones, sequías, temblores, tormentas, las personas tienen que movilizarse, tienen que buscar refugio. Esto genera efectos transitorios, como respuestas de estrés agudo. Si no se hace una atención en salud mental en esos momentos, en el largo plazo puede tener efectos como el estrés postraumático”, comenta.

Publicaciones recientes sugieren que podría existir una conexión entre el aumento de la humedad y el incremento de los suicidios en algunos países. Así lo sugirió el estudio “Correlación de las olas de calor y la humedad relativa con el suicidio”, publicado en Scientific Reports, por la Doctora e investigadora en medio ambiente Sonja Ayeb-Karlsson y el experto en investigación energética, Jonathan Chambers. En el documento se utilizaron datos de 60 países, desde 1979 a 2016, en donde se concluye que el aumento del calor y la humedad en 14 países analizados también iban de la mano con el aumento de privaciones voluntarias de la vida. Del mismo modo, 14 investigadores en medio ambiente publicaron un estudio en el British Journal of Psychiatry, realizado en el sur de Londres en donde los científicos mostraron que es biológicamente plausible que exista una relación entre la exposición a contaminantes del aire y el desarrollo de trastornos psicóticos.

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“No existe la evidencia suficiente para pensar que la contaminación desarrolle un trastorno como la esquizofrenia o la depresión. Ahora, sí hay otros trastornos neuropsiquiátricos que pueden verse favorecidos por la contaminación. Por ejemplo, las demencias”, comenta Joan Aguilera. “Es muy factible que las metrópolis o ciudades como China, que tienen unos índices de contaminación muy altos, tengan mayores tasas de factores de riesgo para desarrollo de demencias, sean vasculares o sean tipo alzhéimer”, comenta el experto.

“En un estudio que se realizó en la Asociación Americana del Pulmón en el 2021, los investigadores sugirieron que la contaminación puede generar ciertos cambios en el cerebro, que aumentan el riesgo de enfermedades mentales, como demencia, alzhéimer o problemas de aprendizaje”, comenta la psicóloga Adriana Silva Silva. Esto podría profundizar trastornos o enfermedades mentales que ya experimentaban las personas en el pasado, gracias a la exposición al trauma que generan las situaciones de riesgo.

Cristina Zucca, coordinadora de las actividades de medio ambiente, salud y contaminación en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, afirma que también persisten múltiples factores de contaminación presentes en las áreas urbanas. Estas consisten en la contaminación acústica, producto del ruido incesante en las grandes ciudades, la contaminación química o contaminación del aire, entre otros.

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“Dentro de los trastornos como tal, sí se ha visto relacionado, por ejemplo, el ambiente de la metrópoli como un factor que genera ansiedad, porque la contaminación ambiental conlleva también a contaminación auditiva, visual, el estrés de la metrópoli o el estilo de vida acelerado”, asegura Aguilera.

Personas pobres y con trastornos mentales son más afectadas por el cambio climático

El fenómeno del calentamiento global es multidimensional, pues también está relacionado con factores socioeconómicos, de género y nacionalidad. Así lo estipuló la investigación “El impacto del cambio climático en la salud mental y el bienestar emocional” del Imperial College London, en donde se determinó que grupos históricamente vulnerables, como las personas que ya cuentan con enfermedades mentales, o que viven en países más pobres, son desproporcionalmente afectadas por las consecuencias del calentamiento global.

“Un factor social que ayuda a la presentación de factores mentales y que contribuye a que las catástrofes sean más terribles, son los estados socioeconómicos. Las personas que más sufren son de bajos estratos, que no cuentan ni con atención en salud ni pueden acceder a servicios particulares”, afirma el psiquiatra Joan Aguilera. “En términos de catástrofe, lo pueden perder absolutamente todo. Estas personas normalmente son madres solteras, con varios hijos, que trabajan mucho para salir adelante, que tenían solo un hogar y una catástrofe se lo lleva todo y quedan en la inopia”, resalta el experto.

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“Nos está preocupando el tema de la seguridad alimentaria. En Monterrey, México, la escasez del agua es bastante grave para sembrar, para regar los alimentos y esto finalmente repercute en que no hay alimentos, especialmente para las personas más pobres”, afirma Adriana Silva Silva.

El estudio resalta que una problemática en salud mental es causa y consecuencia de las desigualdades sociales, pues las personas con depresión, ansiedad u otros trastornos, son más propensas a experimentar incertidumbre en su trabajo o sufrir estigma, discriminación y aislamiento social debido a su condición. Además, las personas que sufren por desigualdades sociales, derivadas de dificultades financieras, racismo u homofobia, tienen una mayor probabilidad de sufrir una enfermedad mental.

Joan Aguilera considera que países con un sistema de salud frágil podrían ser impactados de forma más profunda a las catástrofes: “En salud mental, estamos mal a nivel nacional; las citas, las posibilidades de acceder de primera mano a un servicio de psicología o psiquiatría, es muy malo. Siempre hay trabas en el sistema de salud. Si a eso le sumamos cambios climáticos que conlleven a necesidades de atención en salud para la población, va a ser más difícil que estas personas accedan a los servicios de salud mental”, comenta.

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¿Que podemos hacer al respecto?

En su informe de política “salud mental y cambio climático”, la Organización Mundial de la Salud promueve puntos esenciales para mejorar la situación de riesgo de la salud mental por el daño al medio ambiente.

Entre ellos, la institución recomienda, en primer lugar, el integrar las consideraciones sobre el cambio climático en las políticas y programas de salud mental, para responder de una forma multidimensional a la crisis del medioambiente. En segundo lugar, aconseja aplicar enfoques multisectoriales para reducir las vulnerabilidades de las comunidades. De esta manera se pueden construir esfuerzos individuales dirigidos por la comunidad.

Por último, los esfuerzos por mejorar la financiación tanto para los programas de salud mental como los programas para la mejora del medioambiente son esenciales para asegurar una sostenibilidad de ambos proyectos en el largo plazo. También, al invertir en ambos, se pueden proyectar mayores luces en torno a la relación y al profundo impacto que tiene el cambio climático en la mente de las personas.

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Kerry Wangen, psiquiatra con PhD en bioquímica nutricional, afirma que es necesario involucrarse en la comunidad inmediata, para tener mayor tranquilidad y aportar en los entornos cercanos. “Hay que encontrar maneras para hacer algo, por pequeño que sea, para tener un impacto local y/o a mayor escala,” comentó la experta para el medio especializado en noticias de salud, NPR. La meditación y la reflexión son esenciales para mejorar los niveles de ansiedad y enfocarse: “en el aquí y el ahora, donde el cambio se puede hacer y la vida se puede vivir”, afirma Wangen.

Por Sebastián Muñoz López

Periodista con profundización en relaciones internacionales y seguridad, paz y conflicto.@Sebasmunozlpsmunoz@elespectador.com

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