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Así va el proceso de cambio a movilidad eléctrica en el Quindío

La Empresa de Energía de Quindío empezó el proceso de instalación de estaciones para carga de vehículos eléctricos en 2018. Aunque en un comienzo solamente había cuatro carros de este tipo, hoy ya hay 25 en el departamento y esperan que este número siga subiendo en los próximos años.

Pablo Montoya Paredes
21 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
Cada unidad de recarga vehicular cuesta $900. / Cortesía
Cada unidad de recarga vehicular cuesta $900. / Cortesía

La movilidad eléctrica ha sigue ganado terreno en el mundo. Según un análisis realizado el año pasado por el portal estadístico alemán Statista, el número de vehículos de este tipo alcanzó los 5 millones. En este mismo estudio se asegura que si el crecimiento sigue al mismo ritmo, en 2030 la cifra puede alcanzar los 30 millones de automóviles. Aunque las cifras siguen siendo bajas en comparación con las unidades de vehículos no eléctricos, esta industria ha impactado en la lucha contra el calentamiento global, pues gracias a la emisión cero estos carros son vistos como una alternativa para bajar la contaminación, en especial en ciudades donde el tráfico es mayor.

Colombia no ha sido ajeno a este cambio. En 2019, el Ministerio de Ambiente emitió la Estrategia de Movilidad Eléctrica, que estableció el marco regulatorio y político. El departamento de Quindío ha sido uno de los impulsores. En 2018 se instaló la primera ecoestación en el centro comercial Calima, un año después se construyeron dos estaciones más de carga semirrápida: una en El Parque Nacional del Café y la otra en el mall Paraíso. Este año se instaló la primera estación de carga rápida en el sector de Tres Esquinas en Armenia.

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En la Alcaldía Municipal están empezando a hacer los primeros análisis y diagnósticos para poder fomentar el transporte en vehículos eléctricos como carros, patinetas, bicicletas y motos. Se han adelantado algunas reuniones entre EDEQ y el alcalde de Armenia, José Manuel Ríos, para armar una estrategia que sume todos los sectores y que incluya al transporte público de la ciudad. El Espectador habló con Jorge Iván Grisales Salazar, gerente general de EDEQ, para conocer cómo va este proceso.

¿Cómo empezó el proyecto de poner ecoestaciones en Quindío?

Como empresa tuvimos varias razones y motivaciones que nos animaron. La primera está directamente relacionada con nuestro propósito como grupo empresarial, que es contribuir a la armonía de la vida para vivir en un mundo mejor. Eso nos lleva a buscar alternativas que tengan como principal función el cuidado del medioambiente. La movilidad eléctrica se ajusta a esto que nosotros buscamos, pues son medios de transporte que tienen cero emisiones. La segunda razón fue posicionar a Quindío en este tipo de iniciativas. Esto se da también porque el departamento tiene una vocación verde bastante grande, fue declarado paisaje cultural cafetero y la ubicación geográfica es ideal por su clima y su topografía, que hacen que el desempeño de los carros eléctricos sea muy bueno. La tercera razón es que el sector eléctrico viene cambiando y si queremos continuar en este negocio tenemos que ser parte de ese cambio y no quedarnos atrás.

¿Por qué el clima y la topografía del departamento hacen que estos carros tengan mejor rendimiento?

A pesar de que en algunos sectores la topografía puede ser muy quebrada, normalmente los municipios de Quindío tienen carreteras planas, lo que ayuda a que el desempeño en la autonomía sea muy bueno. Los carros eléctricos no tienen problema en la fuerza, pero el problema es que la batería alcance para hacer trayectos largos. Hoy en día tenemos vehículos de 250-300 kilómetros. Acá nos podemos mover sin ningún problema porque es pequeño, uno puede ir y volver a cualquier municipio.

¿Cómo es el proceso de instalación de las ecoestaciones?

Es un tema técnico de instalación de una batería que se compra ya de fábrica, dependiendo de las características que se dispongan. Con las mismas personas de nuestra empresa se instala. Buscamos ubicaciones que estén en lugares de buena circulación y también firmamos convenios con centros comerciales, estaciones de buses y con empresas que permitan hacer estas instalaciones. Las estaciones son de autoservicio; la persona llega, parquea el carro y él mismo lo pone a cargar.

¿Cómo es el proceso de cobro?

Cada unidad de recarga vehicular cuesta $900. Nuestro carro, que es de marca Nissan, tiene una batería de 30 kilovatios, por lo que hablamos que se recarga con $27.000 y tiene una autonomía de 200 kilómetros por hora. A nuestros usuarios se les hace el cobro en su factura de energía normal.

¿Cómo ven a futuro la instalación de estaciones de carga en las viviendas de las personas que tienen estos carros?

Este servicio lo hemos empezado a brindar también, sobre todo en las empresas que desean ajustar sus redes eléctricas internas para poder tener estos cargadores para sus trabajadores. Tenemos que empezarlo a trabajar con las constructoras, porque la norma en ciudades capitales exige que las nuevas estructuras tengan cargadores eléctricos en los conjuntos residenciales para este tipo de vehículos. A las ciudades también se les está exigiendo un porcentaje -cercano al 2 %- de parqueaderos que cuenten con la instalación de estas estaciones para vehículos eléctricos. La normativa está facilitando que, cada vez más, entremos en esta realidad.

¿Cuál es la ventaja de movilizarse en estos carros eléctricos?

Las ventajas casi todas son ambientales. Pero más allá de la cero emisión, hay algo que consideramos clave, que es el tema del ruido. Un carro eléctrico no se siente, a veces uno no sabe si está prendido o apagado. Obviamente lo que esperamos es que con las regulaciones que se den con respecto a esto podamos tener vehículos de este tipo mucho más económicos. Hoy uno de estos puede costar $120 o $130 millones, que es todavía un precio muy alto. Sin embargo, teniendo en cuenta el costo de la carga con respecto a lo que cuesta la gasolina, pues sigue siendo una muy buena inversión.

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¿Llevarán estos vehículos al transporte público en Armenia?

En esto ya estamos trabajando. Nosotros cargamos 470 buses de Transmilenio que iban rumbo a Bogotá. Fue en una estación de carga provisional que pusimos con la intención de mostrarle a todo Quindío que este tipo de transporte se podía masificar. Hemos tenido conversaciones con transportadores de Armenia, incluso la última estación que instalamos está en una empresa de transporte que se llama Buses Armenia, y ahí nos manifestaron la intención de entrar en esta línea eléctrica. Con el COVID-19 todo se paró, pero está la intención.

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