Bucaramanga no tiene refugios para los migrantes venezolanos

Santander es el séptimo departamento del país con mayor presencia de esta población y su capital es la primera ciudad de la región en recibir a los que buscan llegar a Bogotá y al sur del continente. Se les da comida, medicina y ropa.

Dana Lizcano Buendía - Periódico 15 UNAB
24 de septiembre de 2019 - 07:58 p. m.
Los inmigrantes descansan y pasan las noches en parques y calles de la ciudad. / Danyth Fandiño
Los inmigrantes descansan y pasan las noches en parques y calles de la ciudad. / Danyth Fandiño

En Colombia existen aproximadamente nueve albergues oficiales en ciudades como Cúcuta, Bogotá, Maicao y Tunja, que alojan a los migrantes venezolanos que transitan por el país y que buscan llegar a países como Ecuador, Perú y Chile. Sin embargo, niños, jóvenes, mujeres embarazadas y adultos mayores que caminan por Bucaramanga y las calles del área metropolitana, no cuentan con un lugar que les permita pasar una noche o una estadía corta mientras logran ubicarse. La mayoría llegan a las residencias del centro de la capital de Santander o duermen en los parques, según indicó la caracterización de esta población adelantada por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab).

Datos de Migración Colombia revelan que Santander es el séptimo departamento del país en alojar a dicha población, es decir, el 4,91 % (69.159) del 1.408.055 que se encuentran en el territorio nacional, y Bucaramanga, es la ciudad de esta región con mayor impacto de emigrantes, ya que se encuentran 37.978 a corte de julio.

¿Por qué no se cuenta con estos lugares y por qué son las fundaciones, iglesias cristianas e iniciativas de la comunidad las que brindan apoyo a dicha población? La decisión solo está en manos del Gobierno Nacional, aseguró Migración Colombia, y las administraciones locales o gubernamentales no cuentan con la competencia para esto.

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Para este propósito se creó el Grupo Especial Migratorio, conformado por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Migración Colombia, Policía Nacional, Secretaría del Interior, Personería y Ejército Nacional. Tiene como objetivo la verificación y supervisión de las condiciones de los foráneos que residen en el país.

Donaciones y otros servicios

La fundación Entre Dos Tierras, ubicada en el barrio San Alonso, alimenta, presta servicio médico y vende prendas –cada una a un precio de $1.000- a cerca de 900 personas que llegan hasta sus puertas diariamente. Los días en los que menos han recibido visitas se han acercado hasta 500 personas.

Quienes llegan a la fundación son, en su mayoría, caminantes que se han desplazado desde Cúcuta; trabajadores informales, como vendedores de dulces o limpiavidrios y trabajadoras sexuales.

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Amanda Franco, administradora de la fundación, sostiene que el servicio que ofrecen es importante porque “la distancia que recorren es de aproximadamente 50 kilómetros o más entre el último lugar de paso y nosotros en el camino desde Venezuela hasta Bucaramanga”. Agrega que “la situación de los inmigrantes es crítica, pues por falta de refugios las personas deben pasar necesidades. Es triste porque, por lo general, las personas que llegan vienen con niños, y al no existir refugios deben pasar las noches en las calles”.

La fundación cuenta principalmente con el apoyo de ciudadanos que llevan comida, ropa y medicina para quienes lo necesitan. Los beneficiarios reciben también ayuda psicológica, así como servicios de salud por parte de la Cruz Roja todos los martes y jueves.

Durante abril y mayo, World Central Kitchen, ONG estadounidense dedicada a proporcionar comidas en países en crisis, se sumó a la iniciativa de Entre Dos Tierras. Para esto, suministraron alimentos preparados que enviaron desde su sede principal ubicada en Pamplona (Norte de Santander) hasta la capital santandereana; sin embargo, el tiempo de recorrido entre las dos ciudades los obligó a donar únicamente comida cruda, y así evitar su contaminación.

La fundación debe desalojar la casa en la que se encuentra en un plazo máximo de dos meses por falta del permiso de uso del suelo, además, por la cancelación del contrato por parte de la inmobiliaria que arrienda el recinto y el constante conflicto con los vecinos del barrio. Los líderes de Entre Dos Tierras no cuentan actualmente con un espacio al que puedan mudar los servicios que prestan a los migrantes que visitan su sede, lo que podría acabar con su gestión de forma indefinida.

Por Dana Lizcano Buendía - Periódico 15 UNAB

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