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Colombia 1961: la rebeldía y el nacimiento de las glorias

En esa época el país salía del periodo de La Violencia que enfrentó a liberales y conservadores. En la búsqueda de la paz y la conformación del Frente Nacional nacieron quienes por primera vez consiguieron éxito internacional y dieron al mundo una referencia sobre Colombia.

David Carranza Muñoz - @carranzamunoz30
27 de abril de 2021 - 02:00 a. m.

El 17 de diciembre de 1961, el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, y su esposa Jacqueline visitaron Colombia.
El 17 de diciembre de 1961, el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, y su esposa Jacqueline visitaron Colombia.
Foto: William Botia

Los escasos 142 años de republicanismo eran apenas la pubertad del proyecto nacional. En 1961, Colombia se modificó, como cualquiera en esa etapa de la vida: encontró contra qué rebelarse y nacieron los talentos que había en ella. En abril tuvo lugar la primera conferencia guerrillera con la que se demostró el descontento del campesinado ignorado por el Estado y en julio los nadaístas se tomaron la catedral de Medellín para pisotear las hostias, tan sagradas en territorio antioqueño. En esos 12 meses también nacieron aquellos que por primera vez dieron al mundo una referencia sobre Colombia: Carlos Vives, el Pibe Valderrama, el Happy Lora y Lucho Herrera. La generación del 61 nació en un país adolescente.

Esa nación en construcción era dirigida por Alberto Lleras, quien llegó al poder en 1958 en medio de una euforia general por la posibilidad de paz tras un período sumamente violento, en el que liberales y conservadores se enfrentaron a muerte. Se estima que entre 1948 y 1957 murieron entre 10.000 y 15.000 colombianos por año. Por eso, Lleras encarnó la esperanza. Él fue quien inauguró el Frente Nacional, el acuerdo con el que los dos partidos tradicionales se repartieron los períodos presidenciales y la burocracia del Estado desde 1958 hasta 1974.

El país de ese entonces estaba en plena transformación. Las márgenes de las ciudades se convirtieron en el refugio o la esperanza de aquellos que habían migrado del campo por la violencia, la pobreza o porque se vieron atraídos por la promesa de lo urbano, del desarrollo.

Esa sensación de abandono en las zonas rurales y las noticias que llegaban de la revolución popular que triunfó en Cuba el 1º de enero de 1959 hicieron que en abril de 1961 por primera vez se hiciera una conferencia guerrillera en Colombia. Grupos rebeldes se reunieron en Marquetalia, municipio de Planadas, Tolima. Pedro Antonio Marín, Tirofijo, el comandante histórico de la que en 1966 se convertiría en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, asistió. Ya en ese momento tenía confrontaciones con el Ejército y otros grupos armados en el sur del Tolima.

Mientras se gestaba la rebeldía también hubo alegría popular. El 7 de mayo la selección de fútbol clasificaba a su primer Mundial, Chile 1962. En un partido contra Perú en Lima, el equipo nacional empató a un gol, resultado que tras la victoria en Colombia (1-0) le permitía acceder al encuentro más importante de fútbol en el mundo. Uno de los héroes de la jornada fue Adolfo Pedernera, el argentino que brilló en la época de El Dorado de Millonarios y que para ese momento era el técnico de la selección. En la edición de El Espectador del 8 de mayo hubo espacio para una redención: “En estas columnas hemos criticado algunas actitudes suyas (de Pedernera). Pero en esta hora de alegría profunda no podemos sino acercarnos a él, tratar de traspasar la barrera de su natural seriedad y darle el abrazo de hombres que supimos de su dedicación y esfuerzo”.

A finales de ese año, el 17 de diciembre, el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, y su esposa Jacqueline visitaron el país. El recibimiento fue apoteósico, Pierre Salinger, jefe de prensa de la Casa Blanca que acompañó la visita dijo que el mandatario de EE. UU. agradeció a Lleras la calurosa bienvenida y aseguró que esta había superado la acogida que tuvo en Londres, París, Viena y Caracas, de donde venía la pareja presidencial.

La visita de Kennedy fue parte de la estrategia Alianza para el Progreso, un plan de EE. UU. para invertir en América Latina y así disipar los anhelos comunistas que eran estimulados por el triunfo de la Revolución cubana. El acto central fue la inauguración de Ciudad Techo, el que para ese momento era el plan de vivienda más grande de Latinoamérica, con el que se buscaba darles hogar a 84.000 personas. “El hombre no es realmente libre si no tiene techo”, dijo Kennedy en el barrio que después sería nombrado en su honor.

La Colombia de 1961 vislumbraba una década compleja, marcada por la ausencia de una reforma agraria contundente, la conformación de las guerrillas y los inicios del narcotráfico. Sin embargo, entre ese remolino social, el talento de los nacidos en esta tierra prevaleció: el mundo conoció a un jugador de fútbol que llevaba el número 10 en la espalda, tenía un afro rubio y hacía pases milimétricos en las canchas; también escuchó la música tradicional del Caribe en una mezcla modernizada cantada por un hombre que salía a los escenarios con shorts de jean y su guitarra, y vio a un ciclista ganar una etapa del tour de Francia con la cara ensangrentada. Tal vez un relator fue quien mejor describió esa camada de talentos al narrar la hazaña de Lucho Herrera: “Llega como un nazareno. Precisamente sangre colombiana que demuestra lo que puede hacer un país que quiere hacer las cosas bien”.

Por David Carranza Muñoz - @carranzamunoz30

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