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Con fiesta, trago y caballos de paso fino, fue despedido Darío Úsuga Torres, alias Pueblo, miembro de la cúpula de las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC, también conocidas en el Estado como Clan del Golfo), en Tierralta, Córdoba.
El evento tuvo estas dimensiones por órdenes de Darío Antonio Úsuga, alias Otoniel, máximo líder de la organización y primo del fallecido.
La muerte de Pueblo se dio en la mañana del 14 de agosto, tras una operación conjunta entre la Fuerza Aérea, el Ejército y la Policía, con la coordinación de la Fiscalía, en el municipio de Mutatá (Antioquia), en la que se intentaba desactivar la subestructura de las AGC Carlos Vásquez.
Esta zona de influencia, en su momento, estuvo bajo el control de la “Casa Castaño” de las Autodefensas Unidas de Colombia.
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La polémica por este funeral se dio más allá de que se tratara de la despedida a un reconocido criminal buscado por las autoridades. Habitantes de Tierralta denunciaron que ninguno de los participantes respetó las medidas de bioseguridad establecidas a nivel nacional por la emergencia sanitaria del coronavirus.
Residentes cercanos al lugar del evento le dijeron a Blu Radio que el funeral no se concentró solo en un lugar del municipio, sino que decenas de camionetas de alta gama se desplazaron en caravana entre la funeraria y el cementerio, siendo acompañados todo el tiempo por varios transeúntes.
Fuentes extraoficiales de la región aseguran que las autoridades dieron con el paradero de Pueblo gracias al testimonio de una bruja a la que el criminal frecuentaba para que le diera consejos a la hora de cometer sus delitos, ya que se declaraba como un seguidor de las “fuerzas oscuras”.