Etnias colombianas aseguran sostenibilidad de sus emprendimientos artesanales

Gracias a una alianza gubernamental, casi 4.000 artesanos de grupos étnicos han generado más de COP 3.600 millones en ingresos por sus artesanías.

Agencia Anadolu
29 de julio de 2019 - 03:21 p. m.
Indígena arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta teje una mochila con el símbolo de una hoja.  / (Foto - Cortesía Kunsamu)
Indígena arhuaca de la Sierra Nevada de Santa Marta teje una mochila con el símbolo de una hoja. / (Foto - Cortesía Kunsamu)

Aunque todos en el pueblo arhuaco saben tejer, son las mujeres las que representan el origen del universo en sus mochilas. Con dos hilos de lana de oveja, simbolizan el pensamiento del hombre y la mujer, lo negativo y lo positivo, y le otorgan energía y espíritu a cada creación.

Para comercializar sus mochilas desde el macizo montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, estas mujeres crearon Kunsamu ['el origen de todo' en lengua arhuaca], un emprendimiento que hoy cuenta con 35 mujeres artesanas que han logrado llegar a ferias nacionales y a países como Alemania, Guatemala, Estados Unidos y España con sus tejidos.

Con el apoyo de Artesanías de Colombia y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, estos emprendimientos sostenibles de los artesanos indígenas, afro y gitanos del país han sido impulsados durante cinco años. Con un convenio por COP 2.885 millones que se ejecuta a través del Programa de Fortalecimiento a Grupos Étnicos, los emprendimientos indígenas que resaltan el valor de las artesanías, tienen asesoría y un acompañamiento del Gobierno para convertirse en negocios sostenibles.

“En 2016 comenzamos a trabajar para poderle cumplir a las mujeres artesanas. Logramos que Artesanías de Colombia y el Ministerio de Comercio nos visitaran para incluirnos en la iniciativa”, dice Judith Torres, líder del pueblo Arhuaco en el departamento del Magdalena, que hace parte de Asoarhuaco, una asociación de autoridades indígenas en los departamentos de Magdalena y Guajira que se creó en 2015 para poder comercializar los productos de los resguardos como cacao, panela, café y por supuesto artesanías.

En los cuatro años de vida de este proyecto, se han beneficiado 99 procesos productivos con 3.996 artesanos de 38 grupos étnicos, los cuales han sumado COP 3.644 millones en ingresos directos por la venta de sus artesanías.

“El propósito de la iniciativa es el fortalecimiento de estos grupos en temas de innovación, de producción, desarrollo humano y emprendimiento. Obviamente también con un propósito de llevar a estos artesanos a que puedan tener ventas directas de sus productos en diferentes mercados”, asegura Ana María Fríes, Gerente de Artesanías de Colombia.

“Este proceso ha sido muy bueno para nosotros porque hemos tenido una orientación para mejorar nuestros productos con respecto a lo que pide el cliente de afuera y es un valor agregado”, afirma la líder arhuaca.

En 2019, se atenderán a 42 agrupaciones de 20 departamentos, de los cuales 38 son indígenas y cuatro afrocolombianas. Además, el programa tendrá un énfasis en el sector moda, dado que gran parte de las comunidades artesanales de Colombia tienen vocación textil.

“Artesanías de Colombia también tiene un programa de moda y joyería y nosotros hemos hecho invitaciones a diseñadores que dentro de su trabajo, han mostrado que tienen afinidad con el sector y que han investigado sobre la labor artesanal y las técnicas”, dice Fríes.

Esas alianzas productivas entre diseñadores y comunidades han permitido la promoción de los productos típicos de Colombia, mejorando la productividad de dichos negocios tradicionales en un 34% y logrando establecer 2.230 citas de negocios.

Tejeduría del sur del país

Anclado en el Nudo de los Andes, donde la imponente cordillera de Suramérica se ramifica en tres cadenas montañosas, se encuentra el pueblo indígena Pastos, cuyas tejedurías simbolizan el diálogo entre los ancestros y el presente.

En el proyecto Mutecypa [Mujeres tejedoras de cultura y pensamiento andino], Claudia Ramírez junto a otras 15 mujeres madres cabezas de hogar, discapacitadas y de la tercera edad, hilan bufandas, mochilas y ruanas de colores.

“Uno de los impactos más grandes que tiene este emprendimiento es que podemos estar en grupo y socializar. Además de rescatar nuestros usos y costumbres, se ha disminuido la violencia basada en el género”, afirma Ramírez, quien es líder del resguardo Males.

Precisamente de los 3.996 artesanos beneficiados por el proyecto del Gobierno, el 74% son mujeres.

“El Gobierno nos ha ayudado con todo lo que tiene que ver con el diseño, el precio justo, las estadías y transportes, los materiales y también para constituirnos legalmente”.

Mutecypa tiene 18 años y desde 2017 es un participante en la alianza entre Artesanías de Colombia y el Ministerio de Comercio.

“Nos hemos dado a conocer, hemos venido mejorado con cada evento al que nos invitan y en países como Estados Unidos y Japón ya nos han pedido mercancía”, afirma Ramírez.

Otras artesanías colombianas muy demandadas en el exterior son los sombreros con paja toquilla y los de cañaflecha, el trabajo en chaquiras de los emberas y de la etnia Kamsá en el Putumayo, y la metalistería de los pueblos gitanos.

“Hemos identificado muchos productos artesanales que preservan el lenguaje y la técnica ancestral, pero también con los que se pueden generar nuevas propuestas que se alinean con lo que está pidiendo el mercado de la moda actualmente. Por eso es que sabemos que el ADN de la creatividad, reside en el sector artesanal”, concluye Fríes.

Por Agencia Anadolu

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