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“Hay alrededor de 3.500 migrantes en las playas con carpas”: personero de Necoclí

La llegada masiva de venezolanos al tapón del Darién está generando una crisis en los municipios fronterizos. Wilfredo Menco alerta que se requiere asistencia jurídica y humanitaria.

Mónica Rivera Rueda
12 de octubre de 2022 - 02:00 p. m.
A Necoclí llegan a diario cientos de personas que acampan en las playas a la espera de lanchas que los llevan a la frontera de Panamá, en medio de su travesía migratoria hacia EE.UU.
A Necoclí llegan a diario cientos de personas que acampan en las playas a la espera de lanchas que los llevan a la frontera de Panamá, en medio de su travesía migratoria hacia EE.UU.
Foto: EFE - Mauricio Dueñas Castañeda

El represamiento de migrantes en la terminal de Medellín no se compara con la que se está viviendo en Necoclí. Mientras en la ciudad ha habido preocupación por la salida de alrededor de 600 migrantes a diario, en el municipio antioqueño la personería ha contabilizado más de 2.000 migrantes saliendo por día, en las 43 embarcaciones que cruzan el golfo.

Esto se debe a que el paso de migrantes venezolanos ha crecido exponencialmente, por lo que la Defensoría advierte que son más de 9.000 los que están represados en Necoclí a la espera, hasta por cuatro días, de transporte que los lleve a Acandí o Capurganá, en su camino hacia el tapón del Darién.

“Este año la crisis migratoria es mucho más grave que la registrada el año pasado. Primero, porque la cantidad de personas en movilidad humana que han pasado hacia Panamá supera los 150.000 en comparación con los 134.000 migrantes en todo el 2021. Y la tendencia es a seguir aumentando. Y segundo, porque las condiciones de vulnerabilidad económica son evidentes, ciudadanos que están más expuestos a ser utilizados por los grupos armados ilegales y las organizaciones criminales”, dijo el defensor del Pueblo, Carlos Camargo.

Aunque no todos los migrantes llegan de Venezuela, el ente de control señala que el 69 % de quienes cruzan el Darién son del vecino país, mientras que el resto suelen seguir la ruta hacia el norte del continente, que inicia en Chile y en la que se embarcan haitianos y africanos.

Al respecto, el personero de Necoclí, Wilfredo Menco, advierte que son alrededor de 3.500 las personas que están en las playas en condición de mendicidad, muchas de las cuales llegan sin alimentos o agua, a sobrevivir en condiciones precarias, en las que no tienen acceso a un baño. Además, resalta la presencia de personas con obesidad, adultos mayores y niños sin las condiciones para atravesar la selva del Darien.

Y aunque señala que no se tienen cifras claras de los muertos, a diario se van conociendo historias y videos de lo que ocurre tanto en la trocha como en el camino para cruzar la frontera con Panamá, por lo que Menco afirma que la situación es crítica y aunque los gobiernos locales no se han referido al asunto, se requieren acciones inmediatas en la zona, que incluyan ayuda humanitaria y jurídica, ante las necesidades de los migrantes y sus vulnerabilidades.

¿Cómo están los migrantes?

Hay alrededor de 3.500 migrantes en la playa con carpas porque no tienen el recurso económico para pagar un hospedaje y en esa carpa hay situaciones sanitarias bastante precarias porque no tienen agua potable, no tienen dónde hacer sus necesidades ni dónde bañarse y aparte de eso hay un centenar de niños incómodos en situaciones que no son dignas.

¿Hay más factores de vulnerabilidad entre los migrantes?

Hay una población considerable de personas obesas, de avanzada edad, que quieren cruzar el tapón del Darién, de los cuales muchos se deben regresar acá al territorio porque no pueden continuar porque no tienen las condiciones físicas y eso nos preocupa porque hemos detectado una gran cantidad de personas en esas condiciones que llegan a Necoclí.

También van las familias en condiciones muy precarias porque no tienen comida, no tienen agua, entonces termina siendo desconcertante las condiciones en que viajan muchos niños, porque van con sus padres, pero el Gobierno Nacional debe hacer algo porque ellos no están obligados a cruzar.

¿Con qué recursos están llegando los migrantes?

Muchos en condición de mendicidad han visto esta oportunidad para venirse al territorio y seguir la ruta, pero Necoclí es un cuello de botella para los migrantes y es preocupante porque, querámoslo o no, el municipio debe aportar los servicios públicos, atención médica y el hospedaje, así sea pago o mal pago, porque ahora uno los ve en las aceras y en los corredores durmiendo, porque no tenemos los recursos para sostener esa carga.

¿Todo esto no ha aumentado la xenofobia?

No, por el contrario, acá hay mucha solidaridad. Acá de manera particular les dan comida, medicinas, ropa. La xenofobia acá no cabe porque se les está apoyando y tratar de dar lo mejor para que sea menos gravoso su paso, porque están llegando muy descompensados, sin ropa, sin zapatos. Los niños llegan desnutridos, fatigados y eso genera una intranquilidad que para ninguno tiene presentación.

Ellos van para la selva y llegan acá sin comida ni agua y lo que uno piensa es que la van a pasar peor en la selva, porque adentro no hay quien los ayude.

¿La alcaldía o la gobernación han entregado ayudas humanitarias?

La gobernación de Antioquia no ha aparecido y la alcaldía ha hecho un seguimiento de rutina, pero como tal no se han podido dar ayudas humanitarias porque no se cuentan con los recursos para todo lo que se necesita.

¿Y controles?

Ninguno. Aquí ha venido Defensoría y ha emitido unas alertas que se quedan ahí porque no se ha visto al Estado.

¿Qué es lo que está generando el represamiento en Necoclí?

Las embarcaciones no son suficientes para las personas que están llegando. Hoy (martes) se consiguen tiquetes para el viernes o el sábado, entonces no hay oferta suficiente y por eso se genera el represamiento. Están saliendo entre 2.000 y 2.300 al día y llegan al municipio 3.000. Las lanchas operan de las siete de la mañana a las cuatro de la tarde y no dan abasto.

¿Han tenido diálogo con otras alcaldías?

Estuve esta semana en Acandí y allá la situación es mejor porque tienen asistencia médica y comida y un albergue provisional, que es cerrado y fresco, que no tiene Necoclí, porque las autoridades no han querido. No hay justificación que no tengamos un lugar que pueda ser escampadero donde puedan llegar, sentarse, tomar agua y recibir asistencia primaria en salud.

¿Cuál cree que sería la solución?

Nosotros hemos hecho los llamados necesarios y suficientes, pero dado que eso no tiene ningún efecto, creo que lo que nos queda por aplicar son las vías jurídicas y en ese sentido estamos mirando como hacer acciones a que obligue a entidades como el Icbf a por lo menos hacer controles en la zona.

Mónica Rivera Rueda

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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