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La cuna de asociaciones LGBTI

El primero de estos dos puntos nació en 2006, como una iniciativa de la localidad de Chapinero. Hoy atiende a más de 2.500 personas al año y brinda representación legal en cerca de 150 casos mensuales.

Redacción Bogotá
27 de noviembre de 2014 - 02:41 a. m.
El grupo de cantantes Only One B en una de sus reuniones en el centro comunitario de Chapinero. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador
El grupo de cantantes Only One B en una de sus reuniones en el centro comunitario de Chapinero. / Fotos: Gustavo Torrijos - El Espectador

A la edad de diez años, Martha Sánchez, una mujer trans, conoció el drama del desplazamiento. Debido a los reiterados intentos de abuso sexual por parte de su padrastro, abandonó su natal Fusagasugá y se refugió en Bogotá. Atrás quedaron no sólo su madre y hermanos, también su inocencia. Vivía en la calle y en busca de una alternativa para sobrevivir, por recomendación de una amiga, terminó parada en las esquinas del barrio Santa Fe vendiendo su cuerpo. Ahora tiene 49 años y sigue viviendo de la prostitución.

Todavía llora al recordar el pasado, y aunque no se siente avergonzada de su trabajo, asegura que en unos meses abrirá su propio salón de belleza. Su jornada empieza a las 6:00 a.m. y termina a las 9:00 p.m. Todos los días a las 12 m. llega al centro comunitario Los Mártires, donde, junto a La Guajira¬ otra trabajadora sexual¬, recibe un plato de comida, un jugo y palabras de afecto de quienes laboran en el lugar.

Los Mártires, ubicado en el barrio Santa Fe de Bogotá e inaugurado el pasado 30 de marzo, es el segundo centro comunitario de la capital y abre de lunes a sábado de 8:00 a.m. a 6:00 p.m. El primero tuvo sede en Chapinero. En 2006, la Alcaldía de esa localidad, a cargo de la hoy representante Angélica Lozano, fue pionera en idear esta iniciativa y poner la ejecución del proyecto en manos de la unión temporal de Colombia Diversa, Theatron y Profamilia.

Maritza Ochoa García, directora de ese centro comunitario entre 2007 y 2008, afirma que inicialmente se ofrecían los servicios de asesoría psicológica y jurídica. A través de charlas, talleres y un festival de la diversidad, la comunidad LGBTI se fue apropiando de la calle 66 Nº 9A-28, como una forma de liberarse de los estigmas y no tener que esconderse ni ocultar su orientación sexual. “Un día en el que se llevaba a cabo una reunión de mujeres, una de ellas salió llorando y me dijo: por fin somos dignas y nos podemos ver de día”, recuerda Ochoa.

Así como ellas, decenas de grupos se daban cita en el centro comunitario de Chapinero. Organizaciones como Hombres Gay, Somos Diversidad, Sentido Bisexual, Mamás y Papás de Personas LGBT y Años Dorados nacieron en ese sitio. Más de 8.022 personas recibieron atención en sus inicios. Tras el éxito del proyecto, el Distrito asumió su administración y en 2012 lo trasladó a Teusaquillo.

Juan Florián Silva, subdirector para asuntos LGBTI de la Alcaldía, asegura que este espacio, además de ser un punto de atención psicológica y de acompañamiento jurídico, funge como centro de reunión de grupos de interés, desde redes de apoyo hasta asociaciones culturales. Más de 2.500 personas al año reciben atención y cerca de 150 casos al mes cuentan con representación legal por parte del centro comunitario de Teusaquillo.

El modelo sigue marchando tan bien que varios municipios en Santander, Valle del Cauca, Atlántico y Bolívar han solicitado asesoría para replicarlo. Sin embargo, agrega Florián, es necesario que el Gobierno Nacional elabore cuanto antes una política pública para la comunidad LGBTI, con la que ya sería obligatorio incluir esta variable en los planes de desarrollo.

Por Redacción Bogotá

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