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Los jóvenes se organizan en las regiones: procesos de participación e incidencia

Colectivos liderados por jóvenes en Ataco (Tolima), Ituango (Antioquia) y San Vicente del Caguán (Caquetá) trabajan para aportar a la construcción de paz y brindar opciones de vida.

Karen Vanessa Quintero Martínez
21 de abril de 2021 - 02:18 a. m.
El Colectivo Generación Triple C ayuda a generar conciencia ciudadana en materia ambiental.
El Colectivo Generación Triple C ayuda a generar conciencia ciudadana en materia ambiental.

Las organizaciones de jóvenes en las regiones han logrado consolidar y articular procesos para defender los derechos humanos, plantear soluciones a los problemas locales y contar sus propias historias. Estas son algunas de las acciones emprendidas en Ataco (Tolima), Ituango (Antioquia) y San Vicente del Caguán (Caquetá).

Creación de nuevos espacios

La Colectiva Atacaimas, del corregimiento Santiago Pérez en Ataco (Tolima), está liderada por cinco mujeres entre 17 y 25 años. Laura Sanabria, integrante y estudiante de sociología, explica que hace siete meses decidieron crear la organización para trabajar con niños, niñas y jóvenes. Para ella, son muchas las necesidades del territorio en materia de cultura, recreación y deporte, pues hacen falta escenarios de participación.

Inicialmente, le apostaron a los deportes urbanos, como el skate y el BMX, y adecuaron el escenario con rampas en madera. Después decidieron ampliar las temáticas con el objetivo de apoyar a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del corregimiento en el desarrollo de su proyecto de vida y contribuir a la construcción de paz. “También queremos que los niños reconozcan sus derechos en cuanto a equidad de género, derechos sexuales y reproductivos”, explica Angely Vega, abogada e integrante de la organización. Actualmente, están trabajando con cerca de 40 niños, la meta inicial era llegar a 20. Otro logro importante es la articulación con organizaciones, con la plataforma de juventud del municipio e incluso con la administración local.

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“El primer evento de socialización estuvo enmarcado en el día internacional de las manos rojas, con el mensaje de que no queremos niños para la guerra. Buscamos sembrar la esperanza de que, a través del deporte y la cultura, los jóvenes pueden tener un proyecto de vida”, dijo Sanabria. También han realizado reuniones con padres de familia para hablar sobre entornos protectores, talleres de socialización, un curso de fotografía con celulares, encuentros de microfútbol y un taller sobre el tejido de manillas. En los cine-foros, organizados en el parque, se abordan temáticas como la utilización del tiempo libre con películas como El niño que domó el viento y la cultura para la paz, temática para la que proyectaron Los colores de la montaña. “Lo hicimos pensando en la importancia de reconocer el impacto del conflicto y así recordar que esta es una historia que no podemos repetir”, señala Vega.

La preocupación por el medioambiente

El colectivo Generación Triple C (GTC) nació en enero de 2019 como una iniciativa de estudiantes para rescatar lugares turísticos de Ataco que habían sufrido contaminación. “Empezamos a plantearnos las problemáticas y decidimos buscar soluciones. Gestionamos recursos con la comunidad para crear eventos, el primero fue ‘BasuraChallenge’”, cuenta Jhoan Sebastian Oyola Méndez, integrante del colectivo y presidente de la plataforma de juventud de Ataco. En este primer reto participaron 100 personas que lograron recoger cuatro toneladas de basura. El objetivo es generar conciencia ciudadana en materia ambiental, pero también promover el liderazgo, los procesos sociales y la prevención del uso de drogas.

Triple C ha promovido espacios para compartir en comunidad, incluso -con el apoyo de líderes comunales- proyectaron y socializaron películas en los barrios más apartados. Angie Andrade Villarreal, estudiante de comunicación social y miembro del colectivo, destaca el apoyo de la comunidad y dice que, aunque la pandemia les impidió seguir con los encuentros, decidieron iniciar un proceso de acompañamiento y visibilización virtual. “Queremos llegar a los jóvenes rurales, por eso los hemos invitado a crear procesos organizativos. Uno de los pilares de este año es fortalecer y articular los procesos de jóvenes, y lo estamos logrando”, dice Oyola.

Aportar a la construcción es otra de las metas y una de sus fortalezas, destaca Andrade, es la capacidad de unir las habilidades que le aportan los diferentes miembros al equipo. ”Queremos que los niños aprovechen su tiempo libre de la mejor manera, también ser un puente para los jóvenes y mostrarles otras opciones de vida”, manifiesta el líder. Este año quieren impulsar la creación audiovisual, para que los niños, niñas y jóvenes de Ataco puedan contar sus realidades.

Los jóvenes en los espacios de decisión

En Ituango (Antioquia) los jóvenes quieren tomar decisiones. María Alejandra Úsuga es concejal y desde hace cuatro años trabaja en el núcleo Paloblanco, que comprende diez veredas, para impulsar el deporte con torneos de fútbol desde el Nodo Juvenil Rural. En los últimos meses el trabajo de la organización se paró por la pandemia, la situación de orden público y la presión de grupos armados. “Cuando empecé acababa de graduarme como técnica en producción agroecológica, una beca que me desplazaba desde Ituango hasta Marinilla. Vi la necesidad de iniciar el proceso porque noté que muchos jóvenes terminaban bachillerato y no podían seguir estudiando”, comenta. Entonces, en articulación con la Pastoral Social, empezaron a gestionar los encuentros, tanto así que lograron reunir hasta 400 jóvenes de la zona.

“La administración municipal tomó como ejemplo la iniciativa para realizar encuentros deportivos. Queremos retomar actividades, en especial en estos momentos en los que muchos compañeros ya no están, tuvieron que irse de la zona o han partido de este mundo. Debemos continuar por los que quedan”, manifiesta. El trabajo busca que los jóvenes del municipio tengan opciones de vida, esa es la motivación.

Aunque estar en política no estaba en sus planes, Úsuga asegura que las comunidades la impulsaron a trabajar desde el Concejo. En la importancia de que los jóvenes ocupen este tipo de cargos coincide Eyson Barrientos, coordinador de juventudes del municipio, cuyo trabajo consiste en articular la administración municipal con las organizaciones. “Los jóvenes debemos empoderarnos de estos espacios, porque somos nosotros mismos quienes entendemos nuestras necesidades y realidades”, afirma.

Además destaca el compromiso de quienes promueven la cultura, el deporte y los espacios protectores para los cerca de 7.000 jóvenes que hay en el municipio. “A pesar de que Ituango está tan alejado y es un municipio de sexta categoría, cuenta con personas dispuestas a trabajar para salir adelante”, dice. Asimismo, Úsuga resalta la importancia de no perder la esperanza y seguir trabajando en pro de la protección de los derechos humanos.

Empoderar con enfoque de género

La red Comadres y Compadres Constructores de Paz (Red Compaz) se constituyó legalmente en 2019, pero realizan trabajo social en las zonas urbana y rural en San Vicente del Caguán (Caquetá) desde 2013. Mayra Cristina Moreno Gutiérrez, representante legal, explica que su proceso se creó para generar espacios alternativos de encuentro y actualmente cuenta con 37 asociados. “En los territorios alejados es difícil contar con estos espacios, por eso buscamos generar alternativas que ayuden a la construcción de paz con las juventudes y desde las juventudes”, dice.

Ya se han articulado con varios colectivos y organizaciones sociales indígenas y campesinas, fortaleciendo las capacidades en gestión de proyectos y búsqueda de soluciones. Moreno destaca la importancia que ha tomado el enfoque de género en su proyecto y cómo empoderan transmitiendo este conocimiento.

La red está comprometida con el empoderamiento de la juventud y la defensa del territorio amazónico. “Tenemos dos lemas: jóvenes construyendo paz desde el territorio, porque los jóvenes somos capaces de cumplir nuestros sueños - que no son fáciles, pero tampoco son utopías - y podemos ayudar a la construcción de otros jóvenes. Nuestro otro lema es de Jaime Garzón: “existimos porque los que nos joden también existen”, dice.

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Dentro de sus acciones está la promoción de actividades como los festivales juveniles municipales, los campamentos feministas y las escuelas de educación popular. Asimismo, la documentación de la memoria para reconocer el papel histórico de las organizaciones sociales; han realizado dos libros, uno que se concentra en mujeres campesinas titulado Duelos Clandestinos y la segunda versión que narra procesos de jóvenes urbanos y rurales. “Realizamos también ‘Los Nadie’, un informe a la Comisión de la Verdad para el esclarecimiento de la verdad y la no repetición, mostrando cómo el conflicto ha afectado a los jóvenes en San Vicente del Caguán entre 1998 y 2013”, explica Moreno. Además, han fomentado iniciativas comerciales locales con La Manigua, una estrategia de autogestión para sus emprendimientos que abarcan líneas de diseño y publicidad, un estudio de grabación audiovisual, el cultivo de alimentos y una línea de cocina y café.

*Este artículo fue posible gracias al apoyo del pueblo americano y el gobierno de Estados Unidos, a través de su Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid). Los contenidos son responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Usaid ni del gobierno de Estados Unidos.

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