El tráfico ilícito de bienes y patrimonio cultural, saqueos arqueológicos y la historia misma, han sido responsables de que Colombia tenga alrededor del mundo cientos de piezas pertenecientes a su patrimonio arqueológico siendo comerciadas y expuestas, entre otras cosas.
Se trata del cuarto comercio ilegal más lucrativo en el mundo, una práctica que Colombia busca erradicar, trabajando además por devolver al país la mayor cantidad elementos posibles.
Este jueves otra parte del patrimonio del país fue repatriado después de que - tal como cuenta el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICAN)- una persona con el nombre de Jacques Deuller, de nacionalidad belga y residente en Estados Unidos manifestara al embajador de Colombia en Bruselas que guardaba unos objetos heredados de su padre, quien había trabajado como ingeniero en unas minas de Colombia en los años 40 y 50.
De esa época, relata el ICAN, Deuller “guardaba unos objetos que la familia decidió devolver voluntariamente al Estado colombiano. Para ello, las entregó como donación a través de la Embajada de Colombia en Bruselas quien las tuvo en custodia desde 2008, hasta su actual repatriación”.
Se trata de ocho lotes de piezas de pequeño tamaño que completan cerca de 40 figuras que fueron trasladadas al país por medio de rigurosos protocolos de embalaje, transporte y protección. Pero además muestra del proyecto que el ICAN de la mano de la Cancillería colombiana, entre otras entidades, adelanta para traer de vuelta al país las piezas perdidas y traficadas que son muestra de la cultura colombiana y su patrimonio.
Esta acción se une a las recientes repatriaciones de bienes arqueológicos de las que ha sido objeto el país. La donación voluntaria de un ciudadano colombo-sueco residente en Panamá permitió a Colombia en julio de este año recuperar 54 piezas de su patrimonio histórico que durante años pertenecieron a los antepasados de la esposa de este hombre.
Pero quizá una de las repatriaciones que más se recordarán será la que se registró en junio de este año cuando España anunció su disposición de devolver a Colombia un total de 691 piezas arqueológicas recuperadas por la Policía Nacional en el marco de una operación contra el blanqueo de capitales.
Vasijas con forma humana o decoradas con cabezas de animales, cuencos de cerámica con dibujos geométricos en tonos ocres, pequeños instrumentos musicales, collares, utensilios para pintarse el cuerpo y mucho más fue esa parte de historia y cultura que el país tuvo la oportunidad de recuperar. Para la fecha se trató, en palabras del embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo Flórez, de “uno de los acontecimientos culturales más importantes de los últimos tiempos”