El 2 de julio de 2008, las Fuerzas Militares llevaron a cabo el operativo denominado Operación Jaque, en el que fueron liberados 15 secuestrados —entre ellos la excandidata presidencial Íngrid Betancourt—, que estaban en poder del frente primero de las Farc, en el departamento del Guaviare.
La operación militar, ejecutada por 13 militares, consistió en la infiltración por parte de los uniformados a la guerrilla y la posterior creación de una ONG ficticia, con la que se hizo la pantomima de una misión humanitaria.
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En helicópteros militares pintados de blanco, miembros del Ejército llegaron hasta la zona en donde habían sido reunidos los secuestrados, aterrizaron en medio de los guerrilleros y les pusieron esposas de plástico a los secuestrados para hacerlos subir a las aeronaves, junto a dos guerrilleros que fueron Alexánder Farfán, alias Gafas, y Gerardo Aguilar, alias César.
Ya en el aire, un soldado gritó “Somos del Ejército Nacional, bienvenidos a la libertad”. Los secuestrados, desde ese momento libres, rompieron en llanto. Fueron 22 minutos de operativo en los no se disparó una sola bala.
La Operación Jaque, en la que también fueron liberados los norteamericanos Marc Gonsalves, Keith Stansell y Thomas Howes, quienes estaban en el país contratados por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para realizar investigaciones sobre las plantaciones de coca en el sur de Colombia, es considerada por muchos como una operación maestra del Ejército Nacional.
Fue planeada durante el segundo período de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuando Juan Manuel Santos, actual presidente, estaba a cargo del Ministerio de Defensa, y aunque recibió muchas críticas en su momento por varios factores, como el uso sin autorización del emblema del Comité Internacional de la Cruz Roja, el objetivo final de liberación de personas que llevaban hasta 10 años en cautiverio hizo que se llevara los elogios.
En ocasión del décimo aniversario, el presidente Juan Manuel Santos, en una entrevista publicada por la Presidencia de la República, señala que la Operación Jaque “fue tal vez la operación de inteligencia militar más audaz, más ingeniosa y más exitosa de la historia reciente en el mundo entero”.
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“Uno de los aspectos que más resaltan los historiadores y los expertos en este tipo de operaciones, fue el hecho de que no se derramara una sola gota de sangre, que se hubiese podido, a través del engaño y la inteligencia, tiene que ver mucho con el engaño, rescatar a 15 personas secuestradas, muchas de ellas llevaban más de diez años en la selva, en la mitad de la selva, quitárselas a la guerrilla más poderosa del continente sin haber derramado una gota de sangre”, destaca el presidente.
Santos reveló que los momentos más angustiantes para él, como ministro de Defensa, fueron los minutos de retraso para el despegue del helicóptero en medio de la operación. Según el presidente, la operación estaba calculada para hacerse en 10 o 15 minutos. “Y eso se demoró. Yo estaba esperando un código, porque era el código del piloto cuando ya estuviera despegando, y eso se demoró y se demoró. Fueron los minutos más angustiosos de mi vida”, expresó el mandatario. Concluyó señalando que esta operación fue determinante para la posterior búsqueda de la paz con las Farc.