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92 % de la cocaína que fue incautada entre 2015 y 2016 en Estados Unidos provenía de Colombia. así lo dice el informe anual de la Administración para el Control de las Drogas de EE.UU. (DEA), en el que manifiesta su preocupación por el aumento de la oferta y del consumo de esta droga en el país. Aunque el principal problema expuesto por el informe es el de los opioides y la heroína, en el capítulo de la cocaína es en el que queda peor parado Colombia.
Según la Administración para el Control de las Drogas de Estados Unidos, “Colombia continúa siendo la principal fuente de la cocaína decomisada a nivel nacional. Análisis preliminares indican que, en 2016, aproximadamente 92 % de las muestras de cocaína decomisada en Estados Unidos fueron de origen colombiano, 6 % fueron de origen peruano y 2 % de origen desconocido”.
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Pero no se queda solo ahí. Según el informe de la DEA, la producción de cocaína en Colombia aumentó un 35 % entre 2015 y 2016, pasando de 250 toneladas a 710 toneladas, “los actuales niveles de producción son los más altos reportados”. Además, menciona el informe que asegura que los cultivos de hoja de coca aumentaron 18 % en 2016, pasando de 159 mil hectáreas a 188 mil. El mercado de la cocaína, según EE.UU., continúa siendo dominado por Colombia “debido a su experiencia y sus largas relaciones de trabajo con traficantes del Caribe, Centroamérica y México”.
Sobre estas llamadas “relaciones del trabajo” con traficantes principalmente mexicanos, el informe precisa: “La desaparición de estructuras colombianas más grandes y estructuradas de las décadas pasadas, como los carteles de Medellín, Cali y Norte del Valle, llevaron a que los grupos mexicanos tomaran el rol principal como exportadores de cocaína al mercado estadounidense.
Dice la DEA que la mayoría de la cocaína contrabandeada a Estados Unidos por carteles mexicanos es de origen colombiano. Mientras los grupos mexicanos dominan la distribución de la cocaína colombiana en Estados Unidos, los carteles colombianos continúan controlando su producción y suministro”.
En cuanto a los productores, la DEA responsabiliza, principalmente, al Clan del Golfo, a las bandas criminales (bacrim) y a las Farc. Sobre el Clan del Golfo, el informe explica que su presencia en la región del Urabá le permite “enviar grandes cantidades de cocaína por transporte marítimo a las cercanías de Panamá y otros países de Centroamérica, de manera regular”.
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Sobre las Farc explicó que “algunos elementos” de la exguerrilla “motivaron (durante el proceso de paz) a los cocaleros a plantar más coca, motivados por la creencia de que la inversión y los subsidios del posacuerdo se enfocarían en áreas con la mayor cantidad de cultivos (…) El acuerdo final, firmado por ambas delegaciones el 24 de noviembre de 2016 incluyó garantías de que las Farc terminarían todas las operaciones de droga ilícita y establecería un plan de substitución. Pero la implementación tomará muchos años y algunos segmentos de antiguos combatientes de las Farc continuarán impulsando el tráfico de drogas y otras actividades criminales”.
Del acuerdo de paz también dice que sus “implicaciones a largo plazo en el tráfico de drogas no son certeras”. Aun así, asegura que es probable que en 2017 aumenten los cultivos de coca, “en parte debido al aumento de los beneficios a los campesinos cocaleros”. Según explica la DEA, las ganancias incrementaron más de 120 % entre 2012 y 2016, generando ingresos hasta de 1200 dólares en 2016.
Así las cosas, sobre Colombia, el informe concluye que “Estados Unidos puede esperar ver incrementados los niveles de cocaína, al menos hasta 2018. Mientras los cultivos y la producción de cocaína en Colombia aumenten, es muy probable que EE.UU. vea un incremento en las muertes relacionadas con la cocaína y nuevos consumidores”.
Vea aquí el informe completo de la DEA.