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Lina Rizo y Sara López forman parte de Rec Sisters, un grupo de 11 mujeres de la industria audiovisual que se reunieron para denunciar la discriminación y violencia sexual en su trabajo, así como para hacer pedagogía. Este grupo tenía conocimiento previo de dos de los testimonios de violencia sexual que señalan al director colombiano Ciro Guerra.
A mediados de 2019, varias camarógrafas, productoras y asistentes técnicas empezaron a hablar entre ellas. “Teníamos una amiga en común que estaba siendo víctima de acoso durante años. Un día pasó algo muy grave y decidió acudir a la productora donde trabajaba, les contó todo, pero no hicieron nada”, dice Sara López, asistente de cámara y quien fue parte de esas conversaciones. Juntas empezaron a preguntarse cómo podrían ayudarla. Y así nació Rec Sisters, un colectivo de mujeres de la industria audiovisual que se proponen hacer que sus espacios de trabajo sean lugares seguros.
¿Qué pensaron cuando vieron los ocho testimonios de violencia sexual que señalan al director Ciro Guerra y que aparecieron publicados esta semana en la revista “Volcánicas”? Sara López: fue muy doloroso. No creo que ninguna mujer haya sido capaz de leerlo completo sin tomar pausas. Nosotras teníamos conocimiento previamente de dos de los testimonios que aparecieron publicados. Por eso es tan triste ver que hay gente dudando de la verosimilitud de estas denuncias. Las conocimos de cerca.
Lina Rizo: sabemos que las mujeres que denunciaron públicamente estos casos, a pesar de todo el temor a ser estigmatizadas, lo hicieron porque no quieren que otras tengan que vivir lo mismo. El mundo audiovisual puede ser realmente muy hostil con las mujeres.
¿Ustedes han vivido esa hostilidad?
Lina Rizo: sí. Recuerdo que cuando empezaba mi carrera, un director y productor me preguntó: “¿Quieres ir a Cannes” (El Festival de Cine de Cannes es una de las plataformas más importantes para el cine mundial). Y yo, a mis 21 años, toda emocionada, le dije: “Sí, pues obvio”. Entonces él me respondió que no tenía presupuesto, pero que, ya que quería ir, me tocaba dormir con él en la misma cama. Le respondí: “Pues si no tiene presupuesto entonces no voy”. Eso le dije, que tengo un carácter fuerte, pero sé que muchas mujeres jóvenes pueden pensar que esa sería su única oportunidad. Lo entiendo, en realidad no hay tantas oportunidades para las mujeres en este medio.
Sara López: de acuerdo, además creo que cuando las mujeres identificamos que vivimos lo mismo en carne propia, es que podemos solidarizarnos con las demás.
Lina Rizo: el problema es que tal vez antes no nos dábamos cuenta de que lo que vivíamos era violencia. La normalizábamos. Entendí que ese comentario de este director había estado mal mucho tiempo después.
¿Han recibido más testimonios de violencia de otras mujeres del mundo audiovisual?
Lina Rizo: sí, pero siempre pasa algo: aparece el miedo. Cómo no. Mira las declaraciones de Ciro Guerra: “Voy a acudir a la justicia colombiana”. Inmediatamente lo que suelen hacer los hombres señalados es denunciar por injuria y calumnia a la víctima. Es muy curioso esto, porque las mujeres en cambio casi nunca denuncian por temor a ser revictimizadas. ¿Por qué los hombres confían en el sistema judicial y las mujeres no?
Desde que conformaron Rec Sisters, ¿cuántos testimonios de violencia sexual han recibido?
Sara López: hicimos una encuesta a 147 mujeres del medio audiovisual y la totalidad de ellas respondieron que, en mayor o menor medida, habían sufrido algún tipo de violencia sexual en el contexto laboral. Por eso mismo queremos vincular a los hombres a la conversación, es importante trazar un puente de diálogo que permita reparar a las víctimas.
Y ahora qué viene, sabiendo todo esto... ¿Cuál es el plan?
Lina Rizo: hemos estado educándonos. Lo primero era aprender a identificar la violencia. Seguimos recibiendo testimonios de violencia de las mujeres del audiovisual, todos son 100 % confidenciales. Brindamos acompañamiento psicológico y jurídico a las mujeres que nos escriben, gracias a una alianza con la Red Jurídica Feminista. Para nosotras lo más importante es la salud mental de las denunciantes. Son ellas quienes deciden si quieren hablar públicamente, solo contarnos en privado o poner una denuncia penal. Nosotras acompañamos esa decisión.