Coincidencialmente, dos imágenes de La Dolorosa en Antioquia y el Atlántico, brotaron sus lágrimas durante la Semana Santa que terminó.
En Puerto Colombia, María Peinado fue la primera en ver a la Virgen llorando durante varias horas, en la vigilia en el santuario de la sanación. Ella fue quien le contó a su comunidad.
El padre Hollman Londoño, líder del santuario en ese municipio, afirmó que el llanto de la Virgen es una revelación que hace un llamado al cambio y a la renovación espiritual.
Al día siguiente, en Sopetrán, Morelia Luna fue quien notó primero el llanto de la Virgen que no ha parado desde el Sábado Santo; de inmediato alertó a los habitantes del pueblo antioqueño quienes se aglomeraron masivamente para comprobar el milagro ante sus ojos.
Francisco Chancys, habitante del municipio antioqueño asegura haber secado las lágrimas en varias ocasiones y a pesar de ello siguen rodando por sus mejillas. Desde ese entonces el santuario no deja de recibir la visita de miles de parroquianos que piden con devoción que se cumplan sus deseos ante el fenómenos poco usual.
Ante el hecho no se ha pronunciado de forma oficial la Iglesia Católica. El Párroco de la capilla de La Dolorosa, Genaro Moreno, dijo que lo ocurrido no se puede tomar como un simple espectáculo sino que el hecho es un camino de integración a Dios, y concluyó que “si la Virgen llora puede ser de alegría, o si es de tristeza debe servir para que los cristianos cambiemos nuestra vida”.