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Una historia sumergida en el río Calderas

Los padres de Camilo, Lucía Donadio y Diego Duque, dan testimonio de la vida y muerte trágica de su único hijo mientras practicaba kayaking en Antioquia. Francés director de Expedition Colombia también da su versión.

Ana Cristina Restrepo Jiménez * / Especial para El Espectador
20 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
Camilo Duque Donadio tenía 35 años, era artista de la madera y deportista. Murió en medio de una práctica de kayaking, en un rápido del río Calderas, en Cocorná, Antioquia.
Camilo Duque Donadio tenía 35 años, era artista de la madera y deportista. Murió en medio de una práctica de kayaking, en un rápido del río Calderas, en Cocorná, Antioquia.
Foto: Familia Duque Donadio

El domingo 28 de junio de 2020, a las 5:30 de la tarde, Camilo Duque Donadio murió atrapado entre las rocas de un rápido del río Calderas, en Cocorná, oriente antioqueño. Aquella tarde, el joven de 35 años practicaba kayaking, deporte de ríos de aguas bravas y mansas, cuyo origen se remonta a la cotidianidad (milenaria) de los esquimales y que se forjó como disciplina deportiva a partir del siglo XIX. Ascendió de categoría con su incursión en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. En 1997 ingresó a Colombia por Bogotá, donde dos años después se inauguró la primera Liga Colombiana de Canotaje y Remo; entonces se llevó a cabo el primer campeonato nacional en Medellín. Nuestro país participó por primera vez en un torneo mundial en España, en 2002. Las distintas formas de kayaking, recreativas o competitivas, se practican en varios lugares de nuestra geografía. Entre los ríos más populares están el Fonce, en San Gil, Santander; y el Negro, en Tobia, Cundinamarca.

Como el paracaidismo, el parapentismo o el alpinismo, entre otros, el kayaking es considerado un deporte extremo, de aventura o de riesgo controlado. Su práctica demanda una supervisión detallada o, si se aspira a la autonomía, un nivel superior de experticia. (Un río con otras historias trágicas).

Camilo Duque Donadio no era un principiante: en los últimos cuatro veranos había trabajado como instructor de kayak con adolescentes en Keewaydin, Vermont, Estados Unidos. Era un deportista disciplinado, a diario practicaba calistenia y gimnasia alemana. (La columna de Alberto Donadio sobre la tragedia familiar).

El día antes de su muerte había dejado en pausa su taller de arte en madera para pasar el fin de semana con sus amigos René Gómez y Jules Domine, director de Expedition Colombia, una empresa de turismo de aventura.

Pocos días después de los hechos, Domine tomó un vuelo humanitario para regresar a Francia a visitar a su familia. Al momento de la entrega de este artículo, permanece en su país de origen.

Los padres de Camilo, Lucía Donadio y Diego Duque, hablaron con El Espectador sobre la muerte de su único hijo:

¿Para qué viajó su hijo Camilo de Medellín a Cocorná?

Familia Duque Donadio: “El objetivo del viaje era que Camilo viera unas tierras cerca del río Calderas que Jules Domine le estaba proponiendo que compraran en compañía y navegar en kayak por dicho río. Jules Domine era el guía y el que daba las instrucciones de navegación, pues era el experto en este deporte y el único conocedor del río (único entre los tres amigos que viajaban). El recorrido no era una actividad contratada con la empresa, pero consideramos que este hecho no excluye el deber de cuidado y prudencia que se debe tener al liderar estos viajes”.

¿En qué circunstancias perdió la vida?

FDD: “Murió por ahogamiento, según el médico legista. Jules y René tuvieron muchas dificultades en rescatarlo y trataron de reanimarlo infructuosamente. Jules Domine ni siquiera llevaba consigo un celular. Tuvo que montarse en su kayak, navegar hasta el puente de la autopista Medellín-Bogotá, pedir un teléfono prestado para llamar a los bomberos que no acudieron y luego, en una camioneta, ir hasta el lugar y sacar el cuerpo de Camilo sin ninguna asistencia profesional. Pasaron más de dos horas desde cuando lo sacaron del río hasta que llegó al hospital de Santuario, donde el médico informó que Camilo había fallecido. Solo en ese momento nos avisaron”.

¿Por qué consideran que pudo haber alguna responsabilidad de Domine, como acompañante?

FDD: “Jules Domine como profesional, guía y conocedor del río Calderas era el responsable de tomar las decisiones, precauciones y cuidados para la seguridad de Camilo y René. En los videos de la GoPro de Camilo del 27 de junio (el 28 no grabó por daño en soporte), Camilo le pidió a Jules que cruzaran los rápidos por los puntos fáciles y no por los extremos, y le dijo “si usted considera que lo mejor es que nos salgamos, pues nos salimos”. Camilo se volteó cuatro veces en ese recorrido. Jules se percató de esto, pero convirtió los episodios en algo jocoso y le dijo a Camilo: “Casi te cogió el hueco, es que si le coge a uno le baja los calzones”. Sin embargo, en el informe que nos envió el 8 de julio por Whatsapp, por solicitud nuestra, relatando los hechos dice: “Fuimos con Camilo, y todo nos fue bien. Ni se voltió”. Esto evidencia las contradicciones entre el informe y los videos. El informe exalta la seguridad de su empresa en muchas páginas, que no puso en práctica en este viaje, pues no llevaba ni siquiera su celular para pedir ayuda en caso de emergencia. Consideramos que hubo imprudencia de Jules en salir a navegar el río el domingo muy tarde y con caudales mayores al sábado. Cuando esta circunstancia se presenta, el guía debería dejar los kayaks en el remanso y caminar por la orilla hasta los rápidos para inspeccionar las nuevas condiciones del nivel del agua y verificar que no hayan caído troncos u otros elementos que obstaculicen el paso, y evaluar la posibilidad de continuar el trayecto. Jules no hizo ninguna de estas acciones”.

¿Qué indica el informe sobre instrucciones u orientación por parte del experto?

FDD: “En el rápido donde murió Camilo, Jules decidió usar la línea de la izquierda. Así dice en el informe: “Hay mucha roca… No es una línea que tomamos muy frecuente, pero es una línea que está bien si el nivel del agua es suficientemente alto”, luego dice que al pasar por esa línea se dio cuenta de “que el nivel del agua no es lo suficiente alto sobre una roca”, pero él y René pasaron sin problemas. Sin embargo, Jules le hizo señales y le gritó a Camilo, que iba de tercero, y a pocos metros, para que cambiara de ruta. No entendemos por qué Jules decidió dar esta instrucción en el último momento, cuando era imposible variar la ruta. Pues lo que se hace para pasar los rápidos es remar con todas las fuerzas. Un experto en kayak nos dijo que estas instrucciones fueron erróneas y terminaron siendo fatales, porque Camilo evidentemente se desconcentró, perdió segundos vitales que redujeron su velocidad y esto hizo que no alcanzara a pasar las rocas y quedara atrapado en un hueco”.

Pero Camilo fue instructor de kayak, ¿acaso no contaba con la experticia necesaria?

FDD: “Camilo recibió entrenamiento básico en kayak hace unos seis años con Jules Domine y Ron Cannell. Su trabajo como instructor en Estados Unidos lo realizaba en lagos y ríos mansos. Practicaba este deporte ocasionalmente y navegó en varios ríos de Antioquia, por los tramos de baja a mediana dificultad. Casi siempre lo hacía con guías y la mayor parte de las veces con la dirección de Jules. Camilo confiaba plenamente en los conocimientos, buen juicio y prudencia de Jules. Y cumplía las recomendaciones que le daba. Por lo que Camilo nos contaba, usualmente pasaba los rápidos más riesgosos caminando por la orilla del río”.

Domine les ha escrito algunos mensajes, pero ustedes quieren llevar el caso a otras instancias, ¿han contemplado acciones legales?

FDD: “Se le solicitó al fiscal encargado del caso que no archivara la investigación para que indagara sobre una posible responsabilidad de Jules en la muerte de nuestro hijo. Nada nos devolverá a Camilo, pero consideramos que tenemos el deber ético de denunciar la ausencia de unas mínimas condiciones de seguridad en la realización de la actividad que causó la muerte de Camilo. No queremos que otras familias tengan que pasar por el dolor que estamos viviendo. Recientemente nos han llamado algunas personas para contarnos experiencias negativas que han tenido con Jules. Una señora nos contó que durante la realización de un Samaná Fest, festival organizado por él, fueron trasladados en la parte superior de buses de escalera por un camino fangoso entre riscos, de manera improvisada y sin ningún protocolo de seguridad, pues los vehículos resultaron insuficientes. Un muchacho que recibió un curso básico de kayak nos dijo que Jules los llevó al río Guatapé que estaba muy caudaloso y que “en más de tres ocasiones me vi muerto”. Jules viajó a Francia después de la muerte de Camilo y ni siquiera nos informó que se iría fuera del país. Por este motivo y las irregularidades que hemos señalado no hemos querido tener ninguna comunicación con él”.

Camilo Duque Donadio planeaba irse a vivir con su novia, Érica López. De su abuelo italiano, Fausto Donadio, carpintero, y de su tío Mario, luthier, había heredado una tradición familiar de trabajo artístico en madera.

Puesto que el médico legista aseguró que no había duda sobre el ahogamiento como causa de la muerte del joven, el fiscal autorizó la cremación. En medio del dolor del momento, los padres no cuestionaron la decisión. Poco después de la tragedia, sobre una playa del río Calderas, Pablo Garcés Donadio y su novia, Tatiana Hernández, escribieron con piedras el nombre de su primo y amigo muerto: “CAMILO TE AMAMOS”. Estaban parados cerca de un remanso, uno de tantos que pueden salvar la vida de los kayakistas.

“Hicimos todo por salvar a nuestro gran amigo”, Jules Domine

¿Qué tipo de condiciones tenía el río y cómo estaba equipado el kayak en que Camilo Duque perdió la vida?

Jules Domine: “Las condiciones del río eran normales, similares a las condiciones de la bajada del día anterior, razón por la cual Camilo, René y yo estábamos entusiasmados en volver a hacerla. El kayak estaba equipado con todo el equipo de seguridad habitual, Camilo me pidió que se lo prestara porque no quiso traer el suyo. Lo hubiera utilizado yo o lo hubiera prestado a quien sea”.

Usted conocía la experiencia de Camilo, ¿las condiciones del río eran adecuadas para su nivel?

JD: “Camilo llevaba seis años practicando, había comprado todo su equipo personal y ya había remado en ríos igual de difíciles, tal como el Verde y Samaná. De hecho, habíamos navegado el río Caldera, en las mismas condiciones, el día anterior. Tenía toda la experiencia para navegar ríos clase 4, navegaba con otras personas como yo, y era instructor. Éramos muy amigos, nos invitamos mutuamente a montar kayak o bicicleta, entre otros deportes. Yo admiraba su trabajo de la madera desde siempre”.

Al revisar lo sucedido, con cabeza fría, ¿considera que usted pudo haber hecho algo mejor para evitar este desenlace?

JD: “Como en cada salida, tomamos todas las precauciones de seguridad y, cuando ocurrió el accidente, no quiero entrar en detalles mortificantes, pero René y yo hicimos todo por salvar a nuestro gran amigo. Murió en la ambulancia llegando al hospital. Este accidente me podría haber ocurrido a mí o a René, por la razón de que fue un accidente. Con cabeza fría y buscando una falla en los hechos, no encuentro otras palabras: fue un trágico accidente. Tengo mucho dolor y, aunque no puedo imaginar el dolor de su padres, espero que ellos puedan hacer su duelo”. “Esta salida no era una operación comercial o turística: era un paseo entre amigos. Camilo tomó la decisión personal de navegar y lamento que falleciera practicando una actividad que lo apasionaba”, enfatiza Domine.

Este deportista francés dirige una empresa de turismo de aventura con sede en Medellín: Expedition Colombia está en la lista de Agencias de viajes certificadas en turismo de aventura (publicada en agosto de 2020). Su registro nacional de turismo es el 43391. El mercantil está vigente para tres actividades económicas: “Operadores turísticos”, “Otras actividades recreativas y de esparcimiento” y “Otras actividades deportivas”. Él es su representante legal.

* Periodista y columnista de El Espectador.

Por Ana Cristina Restrepo Jiménez * / Especial para El Espectador

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