Sentiido: el buen periodismo al servicio de la diversidad

Sentiido empezó a contar historias sobre diversidad sexual y de género cuando era un tema ignorado en Colombia. Esta organización, que inició como un proyecto de grado y hoy es un referente en el tema, lleva 12 años volcando la creatividad y las herramientas del buen periodismo al esfuerzo por reducir los prejuicios hacia las personas LGBTIQ.

Marcela Madrid Vergara*
17 de agosto de 2023 - 12:00 p. m.
El equipo de Sentiido y algunos de sus colaboradores y aliados en la marcha del orgullo en Bogotá.
El equipo de Sentiido y algunos de sus colaboradores y aliados en la marcha del orgullo en Bogotá.
Foto: Foto cortesía.

“Hombre con hombre, mujer con mujer, del mismo modo, en el sentido contrario”. Esa frase, que pasaría a la historia después de causar risas en medio del Reinado Nacional de 2008, fue la inspiración con la que María Mercedes Acosta y Li Cuéllar nombraron su proyecto periodístico destinado a llenar el vacío mediático frente a los temas de diversidad sexual. Sentido Contrario nació como un blog en 2011, cuando a Colombia no había llegado Instagram ni los teléfonos inteligentes, cuando apenas estaban surgiendo los primeros medios digitales y LGBT era una sigla mayoritariamente desconocida o vista desde el prejuicio.

La idea de crear “algo digital” para hablar sobre género y diversidad surgió como un proyecto de grado de la maestría en periodismo digital que cursaba María Mercedes. Empezaron publicando columnas de opinión, reseñas de películas y artículos cortos, desmintiendo los mitos más comunes sobre el tema. Así fueron llegando los primeros comentarios al blog y al perfil de Facebook. Las personas ajenas al tema agradecían la información clara, mientras que la población sexualmente diversa les manifestaba alivio de que por fin alguien los representara de forma respetuosa.

Era una apuesta tan novedosa como arriesgada, pues en ese momento el movimiento de la diversidad sexual en Colombia apenas estaba empezando a ganar visibilidad y derechos. Después de varios meses con ese experimento, María Mercedes, la periodista rigurosa, y Li, la académica “ñoña”, decidieron juntar sus “estilos, formas de escribir y de ver el mundo”, como dice Li, para dedicarse de lleno a esta apuesta. Dejaron de ser un blog para convertirse en un medio llamado Sentiido, crearon su página web, diseñaron una nueva imagen y empezaron a producir contenidos más profundos, con todos los elementos del buen periodismo.

Por ejemplo, hicieron un análisis sobre la manera como las emisoras juveniles estaban promoviendo la discriminación luego de que Los 40 Principales causara indignación con una dinámica claramente homofóbica que invitaba a “reportar” al aire a las personas que consideraran “mariquitas”. También publicaron un artículo explicando los efectos del bullying escolar por homofobia, en el que destacaron iniciativas exitosas y consejos de psicólogas para abordar el problema desde las familias. Ambos casos eran una muestra de lo que sería Sentiido: periodismo con enfoque de género pero con las herramientas de la “vieja escuela”, como la documentación previa, la contrastación de fuentes, el contexto y la claridad. Sus historias aparecieron como un oasis en medio del desierto de los medios tradicionales, que escasamente abordaban el tema para anunciar que algún famoso salió del clóset.

Ni María Mercedes ni Li eran expertas en temas de género, solo tenían claro que hacían parte de la sigla y que no se veían reflejadas en ese cubrimiento tradicional. Tampoco tenían idea de cómo crear un medio sostenible. Aprendieron haciendo reportajes y perfiles, conociendo historias y tocando puertas. Así llegaron a Juan David Aristizábal, un reconocido emprendedor social que les ofreció su tiempo y conocimiento para poder responder con contundencia cuando les preguntaran cuál era el modelo de negocio de Sentiido. Hoy son una organización sin ánimo de lucro con tres grandes líneas de acción alrededor de la diversidad sexual y el feminismo: la periodística, que es la más conocida y está en cabeza de María Mercedes; la de talleres y consultorías, a cargo de Li; y las investigaciones académicas, que dirige la literata y feminista Juliana Martínez.

Ser testigos y mensajeras de la historia

Sentiido fue creciendo a medida que Colombia avanzaba en derechos gracias a la insistencia del movimiento LGBTIQ. Cubrieron los plantones a favor del matrimonio igualitario desde una Plaza de Bolívar dividida en dos: activistas de un lado y grupos conservadores del otro. Informaron por Twitter el minuto a minuto de aquellos debates en el Congreso donde un senador llegó a hablar de “sexo inane”. Hicieron charlas en vivo sobre la ley de identidad de género y el decreto trans. Celebraron las sentencias favorables en temas de adopción, educación, matrimonio y tantas otras durante los años de triunfos para el movimiento.

También estuvieron presentes en los momentos más amargos. Explicaron, desmintieron e informaron con argumentos cuando Viviane Morales intentó hacer un referendo contra la adopción igualitaria. También cuando llegó el golpe más duro: la ola de desinformación que se desató durante el plebiscito del 2016 por la supuesta “ideología de género”.

En ese camino se dieron cuenta de que los medios tradicionales cada vez le apostaban más a los temas de género y los cubrían con mayor respeto. Entonces aparecieron miles de dudas que las llevaron a dar un giro necesario: “Nos preguntamos si seguíamos siendo relevantes y eso fue un golpe muy duro. Entonces nos preguntamos qué es lo que hacemos diferente y empezamos a hacer un periodismo más lento, a dejar que la chiva la pusieran ellos, nosotras vamos a hacer el análisis y vamos a buscar fuentes distintas a las que consultan siempre”, recuerda Li. Esto no solo les ha permitido seguir siendo relevantes sino que sus análisis e investigaciones son con frecuencia una fuente para los medios masivos.

Las fundadoras de Sentiido también se han transformado en el camino. Li aprendió a escribir sin pies de página y se volvió una autodidacta de la tecnología para aprender administrar la página web y adaptar sus contenidos a las exigencias del mundo digital. Por su parte, María Mercedes amplió su visión sobre el periodismo y aprendió a cuestionar esa línea roja de “no tomar partido” que le enseñaron en la facultad y en las grandes redacciones: “La diversidad sexual es parte del espectro de la realidad y si uno quiere hacer un cubrimiento periodístico completo tiene que tener en cuenta esa parte de la realidad. Si eso es tomar partido, entonces tomamos partido por un periodismo que incluya todo el espectro de personas”.

Creatividad para salir del nicho

El equipo de Sentiido -que suma diez personas del mundo periodístico, académico y pedagógico y otros colaboradores- sabe que se debe en gran medida al público LGBTIQ, pero tiene claro que esa no puede ser su única audiencia si realmente quieren contrarrestar la discriminación. Por eso también les hablan a papás y mamás, a docentes, a otros periodistas y hasta a líderes religiosos. Además de publicar contenidos en formatos que van desde el texto y el video hasta el cómic, el podcast o la animación, han creado personajes que se han ganado el cariño de sus audiencias. Los más recientes son la ‘Tía Nohora’ y el ‘Tío Jairo’, una personificación de quienes ven la diversidad sexual con distancia y dicen con tranquilidad frases como “yo hasta tengo amigos gays”, pero que están abiertas a resolver sus dudas.

En ese camino de conocer a sus audiencias llegaron a un descubrimiento: la religión es un aspecto crucial en la vida de muchas personas LGBT. Y aunque religión y diversidad sexual parecen temas opuestos, Sentiido ha logrado abordarlos de forma permanente y demostrarle a su audiencia que sí es posible combinarlos sin sentir culpa. Los artículos sobre religión son algunos de los más leídos de su página y la sección de comentarios se ha convertido en un espacio de desahogo y apoyo. Aunque hay quienes las tildan de “falsos profetas”, son miles los comentarios como el de Antonelia: “qué difícil es ser homosexual siendo cristiana”; el de Eduardo: “Dios es vida, para todos, para todo”; o el de Jairo: " Ojalá más iglesias acepten que sus feligreses son diversos”.

Ese es el mejor ejemplo de la fórmula que, sin planearlo, ha aplicado Sentiido durante estos 12 años: tomar riesgos, hablar de temas difíciles, construir comunidad y replantearse en el camino. Así pasaron de ser un proyecto de grado a un proyecto de vida, como dice Li, y se convirtieron en una organización que representa un espacio seguro para muchas personas y una biblioteca de aprendizajes para tantas otras.

*Periodista independiente.

(**) Este artículo hace parte del especial #TejidoVivo, producto de una alianza periodística entre el centro de estudios Dejusticia y El Espectador.

Por Marcela Madrid Vergara*

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