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Valor de la cosecha del café colombiano será histórica este 2022

El gerente de Federacafé, Roberto Vélez, destacó el posicionamiento de los cafés especiales colombianos en el mundo y señaló que su producción ya llega al 50% del total de la cosecha.

10 de octubre de 2022 - 12:30 p. m.

Pese a la reducción en la producción por el fenómeno de La Niña, que ya lleva 27 meses, el valor de la producción será histórica este año, reveló el Gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo. En entrevista exclusiva con el Espectador en la antesala de la Segunda Feria Internacional del Café, Cacao y Agroturismo que se realizará este fin de semana en Neiva, el funcionario dijo que el país recibirá alrededor de 14 billones de pesos, una cifra nunca vista, ni siquiera en la época de oro del sector.

Vélez Vallejo rescató el aporte económico y social de la industria cafetera y desestimó que está haya perdido protagonismo y participación frente a renglones como el petróleo y el carbón.

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¿Ante la coyuntura actual de los precios internacionales del café qué le espera a la caficultura colombiana en el mediano y largo plazo?

La caficultura colombiana en los últimos años ha tenido una disminución por cuenta del fenómeno de La Niña. Llevamos 27 meses de más lluvia y eso hace que la producción colombiana se haya caído de 14 millones de sacos a 12 millones.

Sin embrago, la coyuntura de precios ha sido favorable producto de crisis climática en el Brasil. Primero hubo una sequía a finales del 2019 y después dos heladas a mediados del 2020. Eso ha tenido una incidencia muy importante en lo que es el balance mundial entre oferta y demanda. La situación ha llevado los precios a los niveles en los que los tenemos ahora entre 2,20 y 2,30 dólares la libra.

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¿Qué va a suceder con el café colombiano cuando pase el boom de los buenos precios?

En la medida en que la situación de producción de Brasil se vaya normalizando, los precios del café en la Bolsa de Nueva York tenderán a bajar y volver a los niveles de 1 dólar con 50 centavos. Sin embargo, el mercado reconoce a Colombia por la mejor calidad. Según los escenarios, si caen los precios del café en la Bolsa de Nueva York, el grano colombiano puede bajar a 2,50 dólares o a dos dólares, pero no tiene por qué bajar más. Entonces será el momento que nosotros como Colombia hagamos un esfuerzo y digamos por debajo de este precio no vendemos más café y el mercado lo seguirá pagando.

¿Con los actuales precios se ha podido constituir un ahorro para cuando bajen los precios?

Yo soy optimista en dos temas. Uno, cuando volvamos a condiciones normales de clima nosotros podemos ver una cosecha un poco mejor el próximo año y unos precios equilibrados gracias al gran posicionamiento logrado en el mercado mundial. Dos, mi objetivo es romper hacia el futuro el paradigma de crisis. Ese término hay que abolirlo de nuestro vocabulario y, así, se lo manifesté al señor Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

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Lo que hemos hecho en materia de posicionamiento, calidad y competitividad nos permite darle un valor especial en los mercados y no volver, por bajo que estén los precios, a hablar de crisis cafetera.

Este fin de semana se realiza en Neiva la Feria Internacional del Café, el Cacao y el Agroturismo, en la que ustedes son protagonistas con la premiación de los cafés especiales. ¿qué significa para la Federación este tipo de eventos?

La Feria nos da la posibilidad de seguir mostrando, de continuar presentando a Colombia como la cuna de los cafés de alta calidad, y qué mejor que estar en el Huila que ha sido el departamento que le ha puesto la banderita de incremento del café colombiano en los últimos años. El Huila no solamente se ha especializado, sino que se ha caracterizado ahora por ser no solo el departamento de mayor producción en términos de volumen, sino por ser líder en cafés de origen.

¿Qué pueden esperar los participantes de la Feria del concurso de los Cafés especiales?

Nos tiene que quedar muy claro que Colombia no tiene un solo café. Lo que existen son los cafés colombianos. No se parecen en nada la tasa de un café de la Sierra Nevada con un café de Nariño, un café de Norte de Santander con un café del Huila, un café de putumayo con un café de Antioquia. Son cosas totalmente distintas estando dentro de un paraguas de altísima calidad todos. Entonces, lo que tenemos es que seguir buscando esa especialización de Colombia para llegarle a cada uno de los mercados, a cada uno de los clientes.

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¿Cuál es el rumbo de los cafés especiales? ¿Va a desplazar la producción del café tradicional?

Colombia es el papá en el mundo de los cafés especiales. Cuando en el mundo, en los años 60 y 70, todo lo que hacía un industrial o un tostador era comprar café de Brasil, de Centro América, de Indonesia y mezclarlo. Luego lo ponían en los supermercados. Eso cambió. La acción de Colombia de crear un Juan Valdez y empezar a direccionar al mundo a que consumiera café 100% colombiano, permitió mostrar internacionalmente que había cafés de mejor calidad.

Por otro lado, nosotros hemos venido haciendo un esfuerzo para que la calidad del café colombiano sea cada vez más afinada. Empezamos a buscar entre los compradores qué tipo de café es el que le gusta. Yo tengo una frase como de directorio telefónico que dice: “hay un café colombiano para cada calidad y hay un paladar para cada café colombiano”.

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Los cafés especiales han venido tomando fuerza. ¿Qué tanto, cuáles son los resultados?

Colombia es el mayor productor de cafés suaves del mundo. Tiene una oferta que no tiene ningún otro país, con un acápite: quienes eran nuestros compañeros en el mundo de los cafés suaves, que son los centroamericanos, se han venido marchitando en producción; Costa Rica, que en los tiempos del Acuerdo Internacional producía 4 millones de sacos, hoy a duras penas supera un millón; El Salvador, que producía 4 millones y medio, hoy no llega a 600 mil sacos; México, que tuvo la ambición de llegar a 10 millones de sacos, hoy no llega a 3 millones. Es decir, los compañeros de viaje se han venido achicando y quedamos un poco solos, por lo menos muy preponderantes. Entonces, nosotros lo que tenemos que hacer es buscar cada vez más esas características de cafés especiales.

¿Cómo ha venido evolucionando la participación de los cafés especiales y cuánto pesa frente a la producción total de café en Colombia?

El principal comprador de café de Colombia es Starbucks y eso ya le da a uno el sentido de dónde están las cosas. Yo diría que hoy, por lo menos, el 50% del café colombiano va para segmentos de altas calidades en el mundo entero. Hay una parte que va a las mezclas de café para mejorar otros cafés, porque uno no puede vender café vietnamita 100%; se lo traga el diablo, porque eso no se lo toma nadie. Entonces usted a eso le tiene que echar café colombiano. Por lo menos la mitad de los 12 millones de sacos, unos 6 millones, van para el mercado de alta gama, de alta calidad de los cafés especiales.

¿Se van a abrir nuevas tiendas de Juan Valdez en el exterior?

Juan Valdez dio un poquito de tumbos al principio. El comienzo no fue el más lustroso que uno hubiera querido, pero hoy sigue creciendo y Juan Valdez tiene muy clara la meta de seguir penetrando en los diferentes mercados. Ya contamos con 500 tiendas y las ventas internacionales son una buena parte del ejercicio, más lo que hacemos localmente. Ha sido el vehículo de exposición de cafés colombianos de diferentes orígenes.

Existe una recomposición geográfica en el cultivo. El eje ahora es Huila, Cauca, Tolima y Nariño. ¿Qué pasará con el tradicional Eje Cafetero?

Actualmente hay tres ejes: el eje central, el del sur y el eje del del norte. Hay unos que producen más que otros, como sucede en estos momentos con el del sur. El Huila produce más que buena parte de los países centroamericanos, solamente superado por Honduras. En la medida que el café ha venido resolviendo los problemas de muchas zonas y ha generado las condiciones para que ellas prosperen, cambian sus características de producción. El Quindío llegó a tener 53.000 hectáreas en los 70 y en los 80. Hoy tiene 17.000 y surgieron otras actividades.

¿Qué otras zonas son potencialmente productoras?

Mucha gente no sabe que hay café en Putumayo, Caquetá, Meta, Casanare, Arauca, Bolívar y otros. El café se está volviendo la respuesta a comunidades que ven en el sector el músculo institucional y la solución a sus problemas económicos.

El café fue el principal renglón de la economía. ¿Volverá a serlo?

Es y va a ser más importante que en el pasado. Hoy estamos presentes en 604 municipios, que es una cifra impresionante. Con estos precios vamos a generar una cosecha que vale 14 billones de pesos. Hace 4 años eran 7 billones. Esos recursos llegan a las comunidades. Todo el mundo dice que el café ya no pesa y hablan del petróleo y el carbón, pero esos recursos son del tenor del Gobierno. Esto llega púlpito al bolsillo de los productores y se traduce en demanda y dinamiza la economía regional. Nunca antes se habían recibido ingresos de 3.700 millones de dólares como en 2022.

¿Por qué se tiene la sensación de que el café es un sector que ha decaído?

Muchas personas me regañan porque no cacareamos los logros sociales y económicos. Pero callados, aquí vamos haciendo el trabajo. Pasamos de producir 14 sacos por hectárea a casi 20 sacos por hectárea y llegamos a 22 cuando tuvimos buen clima. En la época de oro teníamos 1.100.000 hectáreas en café y producíamos 10 millones de sacos; hoy tenemos 840.000 hectáreas y producimos 14 millones de sacos.

¿Con estos precios, cuál es la situación del Fondo Nacional de Café?

En los últimos 4 años hemos logrado estabilidad en sus finanzas. Pero me preocupa mucho el costo de las pensiones de los exempleados de la Flota Mercante Grancolombiana. Yo sigo peleando, no porque uno crea que no tienen derecho, sino porque es injusto que ese costo lo asuman las 540.000 familias cafeteras. Eso son casi 30 millones de dólares. Si no tuviéramos eso sobre nuestros hombros, el FNC generaría 20 millones de superávit en los últimos 4 o 5 años. Un juez decidió que el pago debía cubrirse solo con recursos del FNC. Eso es injusto con los productores del grano.

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