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Cortos para sanar a San José de Apartadó de la desaparición

Familiares de personas desaparecidas se convirtieron en guionistas, directores de arte y actores, para contar lo que ha significado buscar a sus seres queridos durante la guerra. Presentarán sus producciones este miércoles en el Cine Domo de Maloka, Bogotá.

Colombia en Transición
04 de diciembre de 2019 - 02:44 p. m.
Los cortometrajes se hicieron en el marco de la iniciativa “Círculo de Saberes", de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) / Fotos: Cortesía.
Los cortometrajes se hicieron en el marco de la iniciativa “Círculo de Saberes", de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) / Fotos: Cortesía.

En San José de Apartadó, en el Urabá antioqueño, relacionan la guerra con una nube oscura que acecha desde el cielo. Los truenos y lluvias torrenciales simbolizan las muertes y las desapariciones, así como una infinidad de actos crueles que han sido perpetrados en su territorio. Esa nube, que se convirtió en un elemento más del paisaje, representa el miedo y la zozobra de vivir en medio de las balas.

(Para más información: Familiares de desaparecidos presentan cortometrajes sobre sus historias de búsqueda)

Con la firma del Acuerdo de Paz, esa amenaza parece haberse disipado. Por las calles del corregimiento, en donde han dejado de tronar las ametralladoras, un grupo de familiares de personas desaparecidas de la región avanza hacia el salón comunal, en la parte baja del casco urbano. Las paredes de ese lugar tienen pintados los rostros de dos líderes asesinados, Bartolomé Cataño Vallejo y Nicolás Muñoz. La pintura se ha perdido mientras sus pobladores esperan a que el Estado se haga presente de manera definitiva en el territorio.

El diálogo se llama “Círculo de Saberes”. Es una iniciativa pedagógica de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) —mecanismo humanitario de la justicia transicional— cuyo foco está en los familiares que se han dedicado a seguir el rastro de quienes no se ha vuelto a tener noticia por causa de la guerra. Los encuentros, que iniciaron en abril, han consistido en traducir sus conocimientos y experiencias de búsqueda en producciones audiovisuales, y en convertir las pesadillas de la guerra en un sueño que quieren construir como colectivo.

Fueron guionistas, productores y actores de sus propias historias que presentarán el miércoles 4 de diciembre en el Cine Domo de Maloka, en Bogotá. En una de ellas, denominada Un lugar llamado San José de Apartadó, la presidenta de la Junta de Acción Comunal, Luz Dany Garzón Jaramillo, narra: “Era un lugar tranquilo en donde las personas vivían en hermandad. Trabajaban la tierra, la cultivaban y tenían animales para alimentarse y compartir entre ellos. Era un lugar maravilloso, lleno de armonía, hasta que un día una sombra lo cubrió todo”.

Ese momento, en el que aparece la nube oscura de la guerra, para ellos tiene distintas causas que datan de la década de los 70. Luis López, campesino y líder ambientalista de la región, sostiene que el abandono del Estado, la falta de oportunidades para acceder a educación y trabajo, y la explotación de los recursos naturales, principalmente en la Serranía de Abibe, han sido tierra fértil para la llegada y el fortalecimiento de los actores armados.

En su proceso por hacer memoria, Luis y la comunidad han documentado 127 desapariciones en la región, siete masacres, asesinatos selectivos de líderes sociales, y desplazamientos. Muchos fueron perpetrados a manos de grupos ilegales, pero también con la complicidad o la participación directa de la Fuerza Pública y de otras instituciones del Estado. “Todavía hay una desconfianza profunda”, afirma Luis, quien busca a dos seres queridos desaparecidos.

Por eso, cuando la Unidad de Búsqueda llegó a la región de la mano del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para dar a conocer ese mecanismo humanitario de búsqueda, algunos habitantes vieron con desconfianza la posibilidad de participar en el “Círculo de Saberes”. Algunos se fueron y los que se quedaron vieron una oportunidad para enaltecer la resistencia campesina y reivindicar el deseo de limpiar el nombre de su comunidad y de sus familiares, que fueron señalados y estigmatizados. “Han tratado de justificar la desaparición, como si las víctimas la merecieran”, insiste Cristóbal Mesa. Él busca a su hermano.

Ese fue uno de los mensajes que quisieron enviar desde el momento en que construyeron el guion de sus cortometrajes como una contribución al esclarecimiento de la verdad desde la voz de las víctimas. Sus memorias, como quedó plasmado, también señalan que la guerra y las desapariciones los dividieron, que los hicieron desconfiar de su vecino y de quienes fueran sus amigos.

Quizás los momentos más impactantes de sus relatos tienen que ver con los caminos que han recorrido para buscar a sus desaparecidos. En el caso de Luz Adriana Patiño, una de las voceras del equipo, ella tuvo que vencer su timidez para alzar su voz y golpear las puertas del Estado. Néstor Tapia Palacios, un líder comunitario innato, cuenta que su familia, sus amigos y sus vecinos iniciaron una búsqueda informal que los llevó a exponer sus propias vidas. “Era tanta la desesperación que íbamos a donde los actores armados a preguntarles una, dos, tres y cuatro veces dónde, en qué lugar, habían dejado nuestros seres queridos y ni así teníamos respuestas. Ellos siempre lo llevaban a uno con mentiras, con engaños. Nos decían: ‘No. Yo no fui, la persona que fue en este momento no está, está por fuera, la pasaron para otro lugar’. Teníamos que seguir cualquier pista a pesar del miedo”.

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El clima de no violencia (que describen como una “mínima calma”) les ha permitido romper el silencio y hablar con confianza. La paz, aseguran, les ha dado esa garantía. De ahí que sean defensores de la implementación del Acuerdo con las Farc. De lo contrario temen que un nuevo escenario de violencia se tome el territorio.

En la cancha de fútbol, la misma que fue escenario de los peores crímenes a manos de los grupos armados, los participantes de “Círculo de Saberes” sostienen una pancarta que sintetiza el dolor y la fe como una disyuntiva permanente de quienes buscan: “La desaparición forzada nos mató la alegría, nos secó el corazón y el alma, pero jamás matará la esperanza de volver a ver a nuestros seres amados. Por siempre los recordaremos”. Quieren que ese mensaje trascienda las trochas y las montañas de un lugar que para ellos continúa en el olvido

Por Colombia en Transición

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