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Los invisibles: los jóvenes y niños de Quibdó que se refugian en la esperanza

En la capital de Chocó existen múltiples barreras socioeconómicas, visibles e invisibles, que crean estigmatización y segregación en la comunidad. A pesar de esto, lideresas se han dedicado a construir paz, incluso, desde sus casas para que la juventud y la niñez tengan otro futuro que no sea la criminalidad.

Haidy Sánchez Mattsson
05 de junio de 2021 - 10:14 p. m.
En Quibdó existen múltiples barreras socioeconómicas, visibles e invisibles, que crean estigmatización y segregación en la comunidad.
En Quibdó existen múltiples barreras socioeconómicas, visibles e invisibles, que crean estigmatización y segregación en la comunidad.
Foto: Archivo personal

“Llevo muchos años trabajando para una vida libre de violencia, para hacer posibles procesos que generen una cultura pacífica. Que las niñas, niños y adolescentes en condición vulnerable se puedan relacionar con afecto, respeto y cuidado. Que crezcan personalmente y puedan construir sus proyectos de vida”. Estas palabras son de Lexy Durán, lideresa social, artista, magíster en educación y representante legal de la corporación y red de mujeres Te Acompaño.

Durante muchos años de trabajo con comunidades vulnerables en Quibdó (Chocó) ha visto la enorme necesidad de un apoyo psicosocial para las niñas y mujeres que sufren violencia basada en género y los chicos que están en riesgo de violencia y en condición de desprotección. “Son niños, niñas y adolescentes que parecieran ser invisibles. Nadie los ve, aunque deambulen por las calles de Quibdó”, añade Lexy. La indiferencia de algunos gobernantes locales, como de la ciudadanía en general, es tan grande que esos niños y adolescentes parecen ya tener su futuro trazado.

Quibdó, la capital de Chocó, en la actualidad cuenta con una población estimada de 120.679 habitantes, según el DANE. Los números han aumentado en los últimos años debido al desplazamiento forzado por el conflicto armado. Como consecuencia, miles de personas de las zonas rurales llegan a la ciudad a engrosar la lista de empobrecimiento. Sin duda, esas condiciones alimentan la ya abultada problemática de violencia.

(Lea también: En Nuquí, la violencia amenaza el turismo)

Actualmente, en Quibdó tiene la tasa de desempleo más alta del país, con 20,6%, en contraste con la tasa de desempleo en Colombia 11,5% (DANE 2019). Adicionalmente, cuenta con una incesante informalidad laboral, con una alta representación de madres cabezas de hogar. Las mujeres, al no tener oportunidades laborales, se ven obligadas a dejar sus hogares desde muy tempranas horas del día. Llegan a sus casas en las noches, cansadas y con algo de dinero para sostener a sus hijos e hijas, que extrañan sus cuidados.

Hay muchas situaciones preocupantes con los niños y adolescentes de Quibdó, así como los del resto del departamento del Chocó. Es de conocimiento público que las mismas estructuras de poder que se han establecido son un riesgo constante para estos niños y jóvenes , hasta el punto que muchos de ellos caen en manos de organizaciones criminales.

“Estas situaciones que yo he tenido que vivir me han hecho una mujer fuerte, guerrera de la vida, me han convertido en una persona totalmente diferente. Me pongo triste cuando pienso que no merecía haber tenido que llegar donde llegué: a la cárcel. Fui la burla del pueblo”, relata una mujer cuya infancia fue truncada por la precariedad.

“Duré en una relación de 9 años, yo tenía 13 años y mi expareja me doblaba la edad. Viví en una relación destructiva, donde mi expareja me maltrataba física, psicológica y económicamente. Yo vivía en un ambiente familiar para nada protector. Yo quería huir de mi realidad, de los maltratos en mi hogar por parte de mi padre y de la falta de asistencia de mi madre. Gracias a la fundación para personas vulnerables, puedo decir que estoy con vida; la fundación me rescató de esa vida y ahora me encuentro trabajando por un futuro mejor”, agrega la mujer de 23 años.

Estos menores, en vista de falta de oportunidades, el hambre, deserción escolar, los hogares disfuncionales y con deseos de ser como otros niños y jóvenes que ven cuando deambulan por la ciudad o cuando entran a las redes sociales (los que pueden), fácilmente, son instrumentalizados por bandas delincuenciales que les brindan algo de dinero u otras cosas materiales que ellos siempre han deseado tener. La sensación de no futuro, según varios líderes y lideresas sociales, esta más presente en este territorio.

En Quibdó existen múltiples barreras socioeconómicas, visibles e invisibles, que crean estigmatización y segregación en la comunidad. Crecer o vivir en determinados barrios o zonas de la ciudad, ser pobre, desplazado, estar en condicion de discapacidad o a veces el ser mujer son factores que marcan el camino de las personas.

Una de las zonas más vulnerables de la ciudad es el norte. Tiene 23 barrios, en donde la gran mayoría de sus habitantes son desplazados de municipios aledaños. Allí no hay parques, ni espacios deportivas bién adecuados; las escuelas no cuentan con buenas condiciones para brindar un entorno educativo y pedagógico digno a sus estudiantes, y las plantas fisicas no tienen las suficientes dotaciones, como material didáctico y audiovisuales. Esta situación contribuye a la deserción escolar, lo que a su vez le abre a muchos de estos niños y adolescentes el camino a la criminalidad y a la violencia juvenil.

Para los pobladores de esta zona, las oportunidades de ver un mejor futuro son muy limitadas-Uno de los padres expresa: “¿De qué nos sirve saber que los niños y adolescentes son el futuro de esta ciudad si a todos no se les dan oportunidades para progresar?”.

La violencia en Quibdó es una realidad que está causando estragos y debilitando una ciudad que además tiene una historia de atraso, abandono, corrupción y falta de planes de desarrollos que enfaticen en políticas para fortalecer a los más vulnerables. Sin embargo, hay quienes han querido cambiarla, a pesar de que todo juegue en contra.

Disney Mabel Parra es una de ellas. Esta es otra mujer de la región, que con mucho sentido social y especialidad en gestión de procesos psicosociales, trata por medio de reuniones frecuentes en su casa atraer a menores de edad pertenecientes al estrato uno a ver la vida de una forma constructiva.

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El trabajo voluntario que Mabel y su madre realizan es impartir a estos menores de edad formación en ética, valores , desarrollo integral, pautas de crianza, amor propio e identidad social. Y así como Mabel lo cita: “Hace 13 años iniciamos este trabajo y hemos atendido aproximadamente 100 menores. Si bien este trabajo no es remunerado económicamente, el saber que estamos apostándole a la formación de futuros agentes de cambio con liderazgo integral nos motiva a seguir invirtiendo parte de nuestro tiempo en sus vidas”.

Lexy Durán agrega que tratan de tejer diálogos, hacen conexión con expresiones artísticas, culturales y ancestrales que aporten en la construcción de narrativas de paz y la destrucción del machismo: “Dinamizamos círculos de masculinidades transformadoras para abordar desde el patriarcado y la hombría dominante, la emocionalidad, la afectividad y demás factores que son detonantes de múltiples violencias”.

Para estas mujeres, no se pueden renunciar derechos a vivir dignamente, ni a sus deseos de poder desarrollarse en entornos protectores y seguros. Estos quieren además que los gobernantes hagan inversiones sociales y que se les brinde oportunidades, contando con oportunidades educativas, laborales y de seguridad social. Es importante que los gobernantes actuales le pongan atención a la problemática social que la ciudad de Quibdó está viviendo porque, según estas mujeres, si no se le da solución, puede costarle mucho a toda la sociedad y una generación entera puede desaparecer.

Por Haidy Sánchez Mattsson

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Alberto(j9avz)05 de junio de 2021 - 10:51 p. m.
Estas quieten tenet mas hijos y mas hombres...
Alberto(j9avz)05 de junio de 2021 - 10:48 p. m.
So puros Idiots. La Esperanza es una estupides. No o hay solucion, solo bala y fuerza. El ejercito, y bala y mas bala...los muertos y desaparescidos, son pura propaganda y mentiras
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