Usted no es uno de los fundadores del Cuarteto Patria, pero sí se encargó de seguir con ese legado. ¿Cómo hizo para continuar portando esas banderas?
Es que no soy tan viejo, porque cuando se fundó el Cuarteto Patria en 1939 yo ni había nacido. Fue en 1982 cuando recibí el inmenso honor de formar parte del grupo. Mi gran sorpresa fue cuando su director, Pancho Cobas, me encomendó la tarea de dirigirlo y de hacerlo popular internacionalmente.
¿Qué similitudes y qué diferencias encontró entre integrar el Cuarteto Patria y el Septeto Típico?
Las similitudes es que en ambos agrupaciones se hacía música tradicional del oriente cubano. Pero eran formaciones diferentes con sonidos diferentes. Yo decidí incluir la percusión en el Cuarteto Patria para que tuviera más ritmo.
Usted tuvo la oportunidad de hacer un registro sonoro con el bluesista Charlie Musselwhite, ¿cómo fue el encuentro entre el blues y la cubanía?
Recuerdo con agrado esa colaboración con Charlie Musselwhite. Desde entonces mantenemos una buena relación. Quizá es la manera de improvisar los solos, los estribillos y que luego todo encaje lo que representó una fusión acertada.
Usted también ha tenido intercambios culturales con los africanos Manu Dibango y con los integrantes de la dinastía Diabaté, ¿cómo fueron esas experiencias?
Con Manu Dibango en 1996 hicimos Cubáfrica y allí básicamente él se adaptaba a la música nuestra. Lástima que aquel disco distribuido por un sello francés no tuvo nada que hacer ante el boom del Buena Vista. Con Toumani Diabaté hemos participado en el proyecto AfroCubism, la idea que tenía el productor cuando grabó Buenavista. Ahí ha habido más trabajo colectivo para mezclar los dos estilos. Yo ya colaboré antes con Toumani en su concierto junto a Björk y Damon Albarn. Es un gran músico y lo siento como a un hermano.
Se comentó que la primera idea al realizar el proyecto del Buena Vista Social Club era integrar a algunos músicos africanos que nunca llegaron a Cuba, ¿eso es verdad?
Así es. Estuvimos esperando unos africanos que nunca llegaron. Pero como allí estaba Ry Cooder, se improvisó y salió ese disco tan maravilloso. Por fin en 2008 grabamos con los africanos esta idea que salió el año pasado con el nombre de AfroCubism.
¿Cuál es la actualidad de estilos legendarios en la isla como el bolero, la guaracha y la guajira?
Yo vengo precisamente ahora de grabar un disco de boleros solamente. Esos estilos nunca van a morir. Siguen apareciendo nuevos compositores y arreglistas que le dan savia nueva. Yo mismo me he puesto a componer los últimos años. Y la gente de fuera de Cuba, cuando escucha una guaracha o un bolerazo lo recibe como agua en el desierto. Así que su futuro está asegurado.
El estilo del trovador es con guitarra y voz, ¿cuál es el encanto de este formato?
Bueno, siempre digo que estoy aprendiendo todavía. Yo no fui a ningún conservatorio. Aprendí de las canciones que mi papá y mi mamá cantaban al acabar el día y que yo trataba de imitar a la mañana siguiente cuando nadie me veía.
¿Cómo se cuida la voz?
En Cuba uno se cuida la voz con el ron. Yo ahora ya me cuido todo y no me hace falta ni el ron.
¿Cómo le ha abierto el panorama mundial su participación en el Buena Vista?, ¿cómo fue ese trabajo con Ry Cooder y Wim Wenders?
Buena Vista fue fundamental para la música tradicional cubana. Le dio una publicidad y un prestigio en todo el mundo. Para los músicos fue bueno, aunque a nosotros nunca nos faltó el trabajo. Pero para este estilo fue una ayuda histórica. Wim Wenders dirigió la película, y lo hizo respetando mucho a los músicos y pidiendo que nos sintiéramos como si él no estuviera filmando.
¿A cuál de sus compañeros del Buena Vista que ya no están en este mundo extraña más?
A todos. No puedo decir uno más que otro porque con todos tuve mucha relación, sobre todo con Compay Segundo e Ibrahím Ferrer.
Este jueves, 8 pm. Teatro Jorge Eliécer Gaitán, Carrera 7 No. 22-47. Informes: Tel: 5 93 63 00 y www.tuboleta.com