“Convertimos la plata del cemento en alimento”: Carlos Caicedo

Como a muchos mandatarios regionales, la emergencia por el nuevo coronavirus condujo a repensar el departamento y sus necesidades. El dinero de regalías de 2020, presupuestado para infraestructura y turismo, se desviará para atender la crisis.

Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13
28 de abril de 2020 - 11:00 a. m.
Según Caicedo, la pandemia plantea de forma ineludible el debate sobre la reforma pendiente a la Ley 100.  / Archivo particular
Según Caicedo, la pandemia plantea de forma ineludible el debate sobre la reforma pendiente a la Ley 100. / Archivo particular

La llegada de Carlos Caicedo a la Gobernación de Magdalena —en fórmula con Virna Johnson, elegida alcaldesa de Santa Marta — le dio un tinte “alternativo” al departamento. Sin embargo, no ha sido fácil desde su gobernabilidad en la Asamblea, así como los retos que impuso forzosamente el nuevo coronavirus en el arranque administrativo de los nuevos mandatarios locales y regionales. El Espectador habló con el también exalcalde y exprecandidato presidencial sobre sus primeros meses de gestión y de cómo está liderando esta inusitada situación.

¿Qué tanto golpeó y afectó el coronavirus a su agenda de gobierno?

El coronavirus cambió la agenda de la humanidad y fijó nuevas prioridades. Nuestra meta hoy es superar la crisis social y sanitaria que agudizó la pandemia y demostrar que sí es posible fortalecer el Estado y llevar bienestar a la gente. En el Magdalena nos hemos replanteado metas en educación, salud, infraestructura, turismo y medio ambiente. Estamos concentrados, de manera urgente, en temas que ya habíamos priorizado en el Plan Departamental de Desarrollo (PDD), como fortalecer hospitales, implementar educación a distancia, garantizar la alimentación de los sectores vulnerables y promover un gobierno abierto y transparente. Este es un desafío que enfrentaremos y del que saldremos fortalecidos.

¿En qué proceso iban en la formulación del Plan de Desarrollo antes de que entráramos a cuarentena obligatoria?

Avanzábamos a buen ritmo, cumpliendo el mandato constitucional de participación ciudadana, con prioridades orientadas al agua, la educación, el turismo, Macondo, la protección de la Sierra Nevada, entre otras. Ese proceso quedó parcialmente suspendido, pues la atención de la pandemia copó la agenda en los territorios y supuso la necesidad de replantearse metas, indicadores y presupuestos de estos planes.

¿Y qué tanto va a cambiar ese plan?

La pandemia marca un antes y un después, no solo en las finanzas, sino en las necesidades territoriales. Aunque definitivamente el PDD deberá ajustarse a esas nuevas realidades, eso no se traduce en un comienzo desde cero, pues algunos temas que ya venían desarrollándose, como agua, salud, educación y agricultura, tendrán continuidad. Este plan será una oportunidad para establecer un manifiesto del Caribe a favor de la vida y la naturaleza. Tenemos que pensar en la vida de la gente, en su bienestar y en reinventar caminos para generar ingresos, empleos, y oportunidades de progreso.

Pese a la emergencia, el Gobierno mantuvo los plazos para entregar los Planes de Desarrollo en mayo. ¿Pueden cumplir ese plazo?

Celebramos la petición del procurador, quien advirtió hace pocos días que corremos el riesgo de que los PDD sean inconstitucionales si los aprobamos sin participación ciudadana. Una participación que, por obvias razones, no se puede hacer en estos momentos, al menos no de la mejor forma. Él le pidió al Gobierno ampliar los tiempos y estamos a la espera de que lo hagan. Igualmente, nosotros seguimos trabajando, estamos ajustando metas y presupuestos e incluyendo los nuevos énfasis que nos impuso la pandemia. Esperamos que el Gobierno busque salidas constitucionales para los plazos que exige la normatividad porque es difícil hacer todo al tiempo y hacerlo bien.

¿Cuáles son las necesidades que se ahondaron con la llegada del COVID-19?

Garantizar la salud y superar el hambre, y eso solo se logra con un Estado que priorice al ser humano y la naturaleza. La lección que nos está dejando la crisis es que es el Estado, y no el mercado, el que debe encargarse del bienestar de la gente y de proteger la naturaleza. Hemos evidenciado que el sistema actual está condenado al fracaso: la salud y la seguridad alimentaria no pueden implementarse con lógica financiera, sino social. La voracidad de la banca y de los grupos privados por beneficiarse del Estado no pueden determinar nuestro destino como sociedad. Esta crisis tiene que ser una oportunidad para cambiar las reglas de juego, y está en nuestras manos hacerlo.

Sobre estas necesidades, ¿cuál es la realidad de cada una de ellas?

La red hospitalaria del Magdalena no goza de buena salud, pues por décadas ha padecido el cáncer de la corrupción y de los saqueos de grupos políticos. La pandemia nos encontró con un sistema de salud endeble y sin capacidad de respuesta. El país sabe que en Colombia se han robado la salud y que el modelo de prestación del servicio está en crisis profunda y hay que reinventarlo, pensando en beneficiar no a los políticos ambiciosos ni a los empresarios, sino a los pacientes. La pandemia plantea de forma ineludible el debate sobre la reforma pendiente a la Ley 100.

¿Y la seguridad alimentaria? ¿Lo que produce el departamento puede alimentar a su población?

En cuanto a los alimentos, tenemos que cambiar las prioridades del campo. Desde campaña hemos sostenido que el Magdalena debe convertirse en la principal despensa alimentaria del país, y por qué no, en una despensa importante para el mundo. ¿De qué nos sirve en una pandemia el aceite de palma, cuando la gente lo que necesita es comida? Es algo que tenemos que reevaluar. Por lo pronto, estamos luchando contra el hambre, haciendo esfuerzos presupuestales y humanos para dignificar la población más vulnerable. Yo viví el hambre y sé lo que significa, por eso lucharé sin descanso hasta acabarla en el departamento.

Ya que toca el tema de los mercados, en redes se dice que estos son los más grandes del país…

Nosotros entendemos esta emergencia como una oportunidad para generar cambios profundos en la vida de nuestra gente. Nuestros “Mercados Populares Solidarios” se conforman de 27 productos y pesan en promedio entre 38 y 45 kilos. Cada mercado es un reconocimiento a la dignidad del ciudadano y una expresión de solidaridad y transparencia de la administración. Para lograr ese objetivo vinculamos a productores locales y negociamos directamente con las grandes superficies, y así lograr los buenos precios que manejan nuestros mercados.

¿Cuántos recursos se han destinado para estos mercados? ¿De dónde proviene el dinero?

Priorizando la salud y vida de nuestra gente, hemos logrado apropiar cerca de $70 mil millones para la seguridad alimentaria del departamento durante la pandemia. En una región con los índices de desempleo, informalidad y pobreza nuestra, la garantía de la cuarentena está en la alimentación. La mayoría de esos recursos provienen de nuestras regalías. Es un gran esfuerzo porque estaban destinados para otros proyectos, pero la pandemia nos obligó a convertir la plata del cemento en alimento.

¿Qué se va a dejar de financiar con las regalías para poder asegurar la alimentación de la población?

Nos tocó hacer traslados de regalías porque el hambre no da espera. Esos recursos estaban pensados para infraestructura y para generar condiciones que favorecieran el turismo. Eso quedó aplazado inevitablemente. Ahora la prioridad es la vida y el bienestar de la gente. Los recursos que hemos apropiado ascienden a $200 mil millones. Con estos esperamos tener margen de maniobra durante lo que resta de 2020 y mientras dure la emergencia. Paralelamente, y pensando en la transparencia, hemos pedido el acompañamiento de los entes de control y creamos la Comisión de la Moralidad Pública, encabezada por Iván Velázquez. Este es un equipo de veeduría del más alto nivel que propendrá por el uso transparente y eficiente de cada peso.

Pero hace unos días se abrió un proceso contra usted por supuestas irregularidades, precisamente, en lo de los mercados…

Lo primero que debo expresar es un llamado a revisar todo lo que anunciaron los entes de control: suspensiones de gobernadores y contratos, procesos disciplinarios, investigaciones formales a entidades del Estado. Lo que anunciaron sobre Magdalena fue la apertura de un proceso de indagación preliminar en mi contra, es decir, una fase previa para determinar si hay mérito para abrir la investigación propiamente dicha. Aunque no sabemos de qué trata, sabemos que no es oficioso de la Fiscalía, es decir, no es su iniciativa, sino que abre el proceso a raíz de la denuncia de un tercero. Cuando sepamos los detalles de quién es el tercero y cuál es la denuncia, podremos pronunciarnos en mayor detalle.

¿Cómo ha sido su relación con la Asamblea?

No ha sido fácil. Es una relación naturalmente compleja porque la mayoría de los diputados busca hacer oposición. No obstante, la coyuntura actual no admite concentrarse en las diferencias, sino que exige grandeza y nobleza de todos los que tenemos una responsabilidad pública. Eso es lo que la gente espera y merece de nosotros. Vivimos tiempos extraordinarios en los que es imperativo trabajar en equipo. La oposición debe ser al COVID-19, no a quien piensa diferente. No es momento para sacar réditos políticos apostándole al fracaso del ejecutivo, impidiendo la entrega de ayudas o bloqueando la toma de decisiones. Eso solo afecta el bienestar de nuestra gente. Nosotros seguimos adelante, trabajando por los magdalenenses sin distraernos, porque entendemos que los problemas de la gente no dan espera.

Da a entender que la Asamblea ha puesto trabas durante esta situación...

Entiendo legítimo el disenso político. Los cuerpos colegiados están diseñados para ejercer contrapesos en la democracia. No obstante, como le respondí en su anterior pregunta, todos los actores políticos debemos reconocer y entender que el Magdalena, y el país, espera grandeza de nosotros. Siempre podremos tener diferencias, pero cualquier motivación política mezquina o egoísta en estos momentos sencillamente no cabe y termina perjudicando a la ciudadanía, que percibe zozobra e incertidumbre. Más que señalar deficiencias o hacer reclamos, prefiero aprovechar su pregunta para invitar no solo a los diputados, sino a todos los actores de la política local a dejar la política minúscula y a trabajar juntos por el bien de nuestra gente. Repito, aquí el enemigo es el virus.

¿Cómo ha sido el desempeño de su gabinete? Entiendo que trajo personas de diferentes regiones...

Tenemos un equipo del más alto nivel y del mayor compromiso. Todos en la Gobernación están haciendo el mejor esfuerzo para atender esta coyuntura que nadie se esperaba y para la que nadie estaba preparado. Trabajamos con ahínco para reconstruir el departamento y demostrar que sí es posible gobernar con transparencia y pulcritud, con una nueva visión del Estado, construyendo entre todos un Magdalena marcado por la solidaridad y la justicia social. Conformé el mejor gabinete para luchar contra la pandemia de la politiquería, la pobreza y el abandono. Estamos preparados para luchar contra la pandemia del COVID-19. Así es lo público. Hay que reinventarse en el camino sin abandonar nunca los principios ni convicciones.

¿Cómo va la investigación en Fiscalía en la que lo vinculó a su supuesta participación en el homicidio de Hugo Elías Maduro? Electo gobernador y venciendo a la maquinaria, ¿sigue creyendo que se trata de un ataque?

No voy a dedicarle un segundo de mi tiempo en esta crisis a pensar en montajes políticos, porque muchos de los ataques que nos hacen buscan justamente distraer y desenfocar. Tenemos clara nuestra tarea que es responder a las necesidades de nuestra gente. Mi única preocupación en este momento es la vida de los magdalenenses.

¿Qué balance hace de su arranque en la Gobernación?

Han sido cien días de realismo mágico. Nadie imaginó el escenario que nos ha tocado asumir como gobernantes. Estamos administrando en medio de la peor crisis de la humanidad en 100 años, lo que ha supuesto un comienzo accidentado y desafiante. No obstante, situaciones como estas son las que demuestran de qué estamos hechos. En el Magdalena estaremos a la altura de la coyuntura y trabajaremos sin descanso para que este momento sea superado de la mejor forma posible.

Por Natalia Tamayo Gaviria - @nataliatg13

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