El gobernador de Sao Paulo dice que pelea contra “dos virus”: el COVID-19 y Bolsonaro

La renuncia del ministro de Justicia, Sergio Moro, generó una ola de críticas al gobierno nacional. Las más fuertes llegaron de parte de los gobernadores, como el paulista Joao Doria. ¿Qué hay detrás de este escándalo?

Redacción EFE
24 de abril de 2020 - 10:06 p. m.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sido cuestionado por su liderazgo frente a la pandemia y ahora por la crisis que se desata dentro de su Gobierno. / AFP
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sido cuestionado por su liderazgo frente a la pandemia y ahora por la crisis que se desata dentro de su Gobierno. / AFP

La renuncia del exjuez Sergio Moro a su cargo como ministro de Justicia en Brasil desató este viernes una oleada de críticas contra el Gobierno de Jair Bolsonaro, a quien llegaron a acusar de dar un "golpe a la democracia" del país.

Uno de los discursos más duros fue el gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria (centroderecha), quien, en declaraciones a los periodistas, tachó de "un golpe a la justicia, a la libertad y a la democracia de Brasil" la salida del ministro, conocido por conducir el caso de Lava Jato y llevar a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

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"Lamento mucho que nuestro país tenga que luchar contra dos virus, el coronavirus y el que está en el Palacio de Planalto en Brasilia", añadió el gobernante de la región más poblada e industrial de Brasil, en una referencia directa al presidente Bolsonaro.

El gobernador del estado de Rio de Janeiro, Wilson Witzel (también del espectro de la derecha), transmitió a través de su cuenta oficial de Twitter su "tristeza" ante la renuncia de Moro.

"Estaría honrado con su presencia en mi Gobierno aquí, vuestra excelencia, tiene carta blanca siempre", complementó Witzel.

En menos de una semana, Sergio Moro se convirtió en el segundo ministro de Bolsonaro en salir del Gobierno, detrás del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien fue sustituido por el oncólogo Nelson Teich la semana pasada en plena pandemia de COVID-19. Le recomendamos: Bolsonaro desafía al coronavirus en Brasil 

En Twitter, el exministro Mandetta, que como Moro gozaba de altos índices de popularidad, agradeció la labor del antiguo titular de Justicia por estar "siempre pensando en el bien común".

Por su parte, el presidente de la Frente Parlamentaria de la Seguridad Pública en el Congreso, el diputado Capitao Augusto, se limitó a escribir en sus redes sociales el hashtag "ficamoro" (#quédatemoro).

Mientras, Bolsonaro publicó un escueto tuit para informar que daría una rueda de prensa para "restablecer la verdad" sobre la marcha de Moro. En cambio, los hijos del presidente considerados una suerte de consejeros, el diputado federal Eduardo, el senador Flávio y el concejal de Rio de Janeiro Carlos, no se pronunciaron públicamente.

La abogada de la familia Bolsonaro, Karina Kufa, escribió para sus casi 40.000 de seguidores en Twitter que "Jair es honesto y siempre quiere el bien del país".

La dimisión de Moro, visto por vastos sectores conservadores como una suerte de "defensor de la justicia", deja al Gobierno del líder de la ultraderecha herido, sobre todo porque el exmagistrado no se guardó nada en su despedida, motivada por la decisión de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo.

Moro, el ministro brasileño con más apoyo popular, anunció su renuncia en una comparecencia ante la prensa, en la cual aseguró que la destitución de Valeixo era una "interferencia política" del gobernante en investigaciones del Poder Judicial, que calificó de "inaceptable".

Según el ahora exministro, Bolsonaro incumplió el "compromiso" asumido con él, de que tendría "carta blanca" en el nombramiento de sus asesores directos y en la lucha anticorrupción, en la cual es clave la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia.

También insinuó que el gobernante pretende poner al frente de la Policía Federal a "una persona" que le responda directamente e informe sobre la marcha de investigaciones, sobre las cuales no abundó pero que se cree que pueden llegar al entorno familiar de Bolsonaro.

Asimismo, sugirió que el Gobierno puede haber incurrido en un grave delito, ya que el decreto con el que se destituyó a Valeixo, publicado en el Diario Oficial este viernes, lleva la firma del presidente y del propio Moro.

"Supe de la exoneración a través del Diario Oficial y no firmé ese decreto", garantizó Moro, quien ganó fama en la lucha contra la corrupción como juez de la operación Lava Jato, que llevó a prisión a decenas de empresarios y políticos, como el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

"Esa interferencia política puede llevar a relaciones impropias y con eso no puedo concordar", ahondó Moro, cuya gestión era aprobada por cerca del 60 % de los brasileños, el doble de los que respaldan al propio Bolsonaro, quien anunció para hoy mismo una rueda de prensa con el fin de "restablecer la verdad" sobre las salidas de Moro y Valeixo. Vea también: Disputas políticas, miedo y acusaciones que deja la COVID-19 en América Latina

Las serias declaraciones de Moro, que pueden interpretarse como acusaciones, levantaron un polvorín político y hasta llevaron a algunos sectores a sugerir que pueden existir razones para la apertura de un juicio político con miras a la posible destitución de Bolsonaro, que accedió a la Presidencia en enero de 2019.

El presidente del Colegio de Abogados de Brasil, Felipe Santa Cruz, anunció que ese organismo "analizará los indicios de delitos señalados por Moro" en su despedida.

Entre ellos, figuraría una probable intención de interferir en la actuación del Poder Judicial y también lo que el Código Penal define como "falsedad ideológica", en el que se habría incurrido al incluir en el decreto que destituyó a Valeixo la firma de Moro.

"Necesito expresar mi lamento e indignación con las crisis que el presidente nos impone, como motivos extremadamente sospechosos, en medio de una crisis pandémica que, por su gravedad, debería ser la única", indicó Santa Cruz en alusión al coronavirus, que ha matado a más de 3.000 personas en Brasil.

Por Redacción EFE

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