Opinión: Quinta crónica del coronavirus. El virus de la deshonestidad y el miedo, por Fernando Vallejo

Hoy critica la ampliación de la cuarentena obligatoria y propone una encuesta serológica para detectar contagiados.

Fernando Vallejo * / Exclusivo para El Espectador
07 de abril de 2020 - 04:14 p. m.
Según el escritor Fernando Vallejo, "viene la caída de cuanto todavía esté en pie en Colombia". / EFE
Según el escritor Fernando Vallejo, "viene la caída de cuanto todavía esté en pie en Colombia". / EFE

Hoy 6 de abril, un mes después de que se detectara el primer caso de coronavirus en Colombia, el reporte de Minsalud es que hay 1.579 contagiados (un periódico los llama "pacientes") y 46 muertos. Y los de Antioquia 183 contagiados y un muerto, el primero del departamento, que se dio hoy justamente. La cifra de los muertos no la pongo en duda. La de los contagiados, permítanme que me ría. A lo mejor ya hay millones. Lo cual sería para alegrarnos, no para asustarnos, porque habríamos adquirido entonces la inmunidad natural que se da en todas las epidemias por microorganismos y ya hemos producido los anticuerpos necesarios para contrarrestar el coronavirus. (Lea otra columna de Fernando Vallejo sobre el tema).

Estamos pues vacunados, pero no por el Ministerio de Salud ni por su Instituto Nacional de Salud que no sirven para un carajo, como no sirven las EPS públicas o privadas y buena parte de los remedios que venden en las farmacias. La industria farmacéutica es corrupta y el gobierno no se le queda a la zaga. Y aparte de corrupto dañino. El Estado no cumple aquí su función esencial para la que existe y que es la de poner orden y hacer justicia sino que nos hace la vida dificilísima, más de lo que de por sí ya es, obstaculizándonoslo todo con sus trabas y atracándonos con sus impuestos. El nuevo daño que nos está haciendo es la cuarentena, la alcaldada del bobo listo que tenemos en la presidencia. La puso para que creamos que nos está salvando. Operación innecesaria y dañina para el paciente, pero urgente y necesaria para el buen vivir del médico. Viene la caída de cuanto todavía esté en pie en Colombia. Una ficha de dominó tumba otra, y esa otra, y esa otra. El virus no nos va a matar. La cosa esa del Palacio de Nariño con su cuarentena nos acaba.

Según la Secretaría de Salud de Medellín los casos de gripa el año pasado en la ciudad fueron 614.845 atendidos en consulta ambulatoria, 19.414 hospitalizados, y 455 muertos. ¡Como va a haber entonces hoy solo 1.559 infectados de coronavirus en toda Colombia! Y hoy se dio el primer muerto por la gripa del coronavirus en Antioquia, siendo así que por la gripa del año pasado hubo 455 muertos en solo Medellín. ¿Por qué no pusieron entonces, en 2019, el grito en el cielo los periodistas de la radio, la televisión y la prensa escrita en papel o en internet mientras iban subiendo las cifras de hospitalizados y muertos en Medellín y en el país? ¿Y ahora por qué sí? Y lo que estoy diciendo de Medellín y de Colombia vale para el mundo.

Mascarillas en la cara, distancia de un metro entre las personas, saludos con los codos, confinamiento general. Las mascarillas tapan la nariz y la boca pero no los ojos, por los que también entra el coronavirus. Entonces tápense los ojos para que le bloqueen esa puerta de entrada al asesino. Total, no les sirven porque no quieren ver. Y si ustedes no cambian la mascarilla varias veces al día, en vez de protegerlos será mortal porque el coronavirus que venga de afuera cuando alguien que esté cerca a ustedes tosa o estornude se va a quedar en la mascarilla y les va a entrar con toda calma por el trapo a la nariz y por la nariz a los pulmones a producirles la neumonía. ¿Y dónde consigo siquiera unas 20 gruesas de mascarillas para írmelas cambiando las veces que necesite en el día, si con dificultad pude conseguir una sola mascarilla? Una partida de ciegos acobardados y estúpidos se están cuidando jodiéndose.

Ya que no pueden ver porque para protegerse mejor se pusieron el tapaojos, oigan por los oídos, que no se han cubierto todavía, las enfermedades crónicas que tenían los muertos de hoy por coronavirus en Colombia según el Ministerio de Salud: una niña de tres años tenía el síndrome de Alagille; una señora de 94 años tenía HTA y Alzhéimer (que es lo que tienen ustedes que no se acuerdan de las canalladas que nos hicieron Gaviria, Samper, Pastranita, Uribe y Santos y me contagiaron esa enfermedad tan terrible); otra viejita de 91 años con enfisema, hipertensión, aneurisma cerebral y párkinson; un hombre de 65 con hipotiroidismo; un señor de 72 (menor que yo) con epilepsia y tabaquismo; uno de 82 con enfisema; uno de 90 con insuficiencia renal crónica; uno de 57 con obesidad y dislipidemia; uno de 61 con hipertensión. ¡Cómo no va a ser terrible el coronavirus! Nos va a matar a todos. Ah, se me olvidó uno de los muertos. Un joven con priapismo.

Al sinvergüenza Ministerio de Salud y a su vergonzosamente inepto Instituto Nacional de Salud les propongo que con los pocos reactivos que tienen para detectar el coronavirus (si ya no los han dejado dañar), en vez de gastarlos en los que llegan a los hospitales asfixiándose para saber si  tienen el coronavirus o no (¡qué más da!, conéctenelos de inmediato al respirador y al tubo de suero y denles antibióticos al cálculo)  destinen 100 de esos reactivos o tests para hacer una encuesta serológica a la salida de cualquier estación del Transmilenio de Bogotá: a 100 voluntarios sin preguntarles el nombre, ni la dirección, ni el número de la cédula, y me dicen a cuántos les da positivo y así tendremos una idea aproximada para saber cuántos infectados de coronavirus (léase portadores sanos que ya tienen inmunidad) hay en Colombia para tomar la decisión de prolongar o levantar la cuarentena.

Si les da 1 positivo, quiere decir que de los 50 millones de colombianos hay 500.000 infectados; si les da 2, quiere decir que hay un millón; si les da 4, quiere decir que hay 2 millones. Y así. El Imperial College de Londres nos dice que el 28 de marzo estaba infectado el 9.8% de Italia y el 15% de España. Es un "modelo", de esos que hacen las eminencias de la epidemiología, no una encuesta serológica como la que propongo yo, pero en fin, confirma lo que digo. Aunque el resultado de mi encuesta serológica (que en esencia es como los de las encuestas de opinión de los políticos) no dé la cifra exactísima de los contagiados que haya en Colombia, le dará al bobo listo una idea de lo que pasa y él verá si sigue o no con su cuarentena.

¿Y entonces por qué los gobernantes de Italia, España, los Estados Unidos y demás países infectados que hoy están en cuarentena, por qué para ver si valía la pena o no el daño inmenso económico, y por lo tanto social, que iban a causar decretándolas, por qué no se basaron en unas encuestas serológicas como la que propongo antes de ponerse a gastar los pocos reactivos de que disponían entonces en los que iban a los hospitales asfixiándose y sus contactos? ¿Por qué? Yo no he podido saber. Pregúntenles a ellos.

* Escritor colombiano, ganador del Premio Rómulo Gallegos de Literatura por la novela "El desbarrancadero".

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Por Fernando Vallejo * / Exclusivo para El Espectador

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