El presidente electo de Estados Unidos prometió actuar con rapidez para enfrentar la pandemia de COVID-19 y la crisis económica una vez que asuma el cargo, pero sus esfuerzos por unir al país pueden verse minados por el juicio político contra Donald Trump.
Sus orígenes: contrario a muchos políticos, Joe Biden no disfrutó las mieles de una gran fortuna. Cuando era niño sufrió la quiebra de su padre en su natal Pensilvania. Sin trabajo y sin techo, los Biden migraron a Delaware para hospedarse en la casa del abuelo materno. Los carros lujosos y la vivienda propia -su papá era empresario petrolero- se convirtieron en una postal en la que no volverían a estar.
Su filosofía: en la escuela sufrió matoneo por su tartamudez. Sin embargo, un consejo lo ayudó a superponerse a las adversidades: “mi viejo solía decir que no importa cuántas veces te tumben, la medida de un hombre está en lo rápido que se pone en pie”, reveló en una entrevista.
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Su vida política: se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Siracusa, una institución educativa que está lejos de compararse con Harvard, Yale y Princeton, de las que suelen recibirse los candidatos a presidente. Sus primeros pasos en la política los dio en el estado que le abrió las puertas. Como senador de Delaware, en los setenta se acercó a los grupos progresistas que más tarde lo respaldaron para que fuera por la Casa Blanca.
Su convicción católica: “es un hombre fuerte, es algo que heredó de su madre, que era una católica muy devota. Es creyente y nunca falta al servicio dominical”, dijo Jill Biden, su esposa, en una entrevista.
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Su primer matrimonio: “mi mundo cambió para siempre. Estaba en Washington cuando recibí una llamada. Mi mujer, y mis tres hijos estaban haciendo las compras de Navidad, cuando un camión tráiler los embistió por un costado, matando a mi mujer y a mi hija”, confesó Biden años después, en un discurso en la Universidad de Yale.