
La terapia hortícola utiliza plantas para mejorar el bienestar espiritual, físico y emocional de las personas.
Si un día salimos de la pandemia, uno de los capítulos que recordaremos con regocijo son la cantidad de materas que llegaron a casa, una detrás de otra, durante el encierro. Como una ola que de pronto se convierte en una pared de diez metros, la jardinería se anidó en la casa de muchos de nosotros. Y parece que llegó para quedarse, pues no conozco a la primera persona a la que se le haya terminado el instinto de preservación (incluso, muchos lamentan vivir en un espacio pequeño).
El ritual de cuidado para cada planta demanda más que agua y una regadera de plástico. Exige amor y una buena dosis de curiosidad. En Internet hay cientos de blogs y notas periodísticas dedicadas a la jardinería. Informarse y poner en practica tips de cuidado son las bases de esta experiencia que puede ser tan saludable para salud mental como practicar un deporte con regularidad.
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La consagración se conoce como terapia hortícola. Su asociación en Canadá (Canadian Horticultural Therapy Association) la define así: “la terapia hortícola utiliza plantas y el mundo natural para mejorar el bienestar social, espiritual, físico y emocional de las personas que participan en él”.
La jardinería puede percibirse como un ejercicio silencioso de paciencia y dedicación. Destinarle tiempo nos relaja y, ser testigos de sus frutos, además de enorgullecernos, suma tres puntos de experiencia al corazón y al espíritu. ¿Cuántas veces hemos recurrido a conocidos para redondear un diagnóstico? ¿Cuántas veces compartimos un consejo a alguien que también se sumó a la terapia hortícola?
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No es mentira que la conexión con la naturaleza nos revitaliza. Trabajar en su conservación nos acerca a su enorme dimensión. En los casos más avanzados, cultivar frutas y hortalizas no solo rejuvenece el espíritu: también impacta positivamente la economía familiar. Un estudio divulgado en la revista Mental Health Review Journal asegura que la jardinería reduce los síntomas de ansiedad y depresión.
Todos nos identificamos con una planta. Todos lamentamos el achilamiento o la muerte de una.
