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¿Cómo ha cambiado la industria cosmética después de casi 4 años de ‘Save Ralph’?

Han pasado casi cuatro años desde que ‘Save Ralph’ expuso la crueldad sobre los animales en las pruebas cosméticas. Pero, ¿qué ha cambiado realmente? ¿Se prohibieron los ensayos en animales o solo fue un eco pasajero en redes? La respuesta es compleja.

Por Christopher Ramírez Hernández
17 de enero de 2025
El cortometraje Save Ralph contó con la participación de varios artistas famosos de Hollywood.
Fotografía por: Tomado de Youtube

En abril de 2021, la industria cosmética se sacudió con la llegada de ‘Save Ralph’, un corto animado que mostró la realidad de los animales sometidos a pruebas de laboratorio. El protagonista es un conejo llamado Ralph que mostró cómo era su vida siendo un animal usado para pruebas cosméticas y el sufrimiento que padecía día tras día.

El impacto fue inmediato: tendencia global, millones de firmas en peticiones y llamados al cambio. Pero a casi cuatro años de su estreno, es hora de analizar si su efecto fue genuino o si, como muchas campañas virales, solo dejó un eco en la conciencia colectiva sin transformaciones de fondo.

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Save Ralph: avances significativos, pero no definitivos

Aunque el corto, producido por la ONG Humane Society International, generó un repudio masivo hacia las pruebas en animales, con cientos de marcas pronunciándose, legislaciones discutidas y consumidores exigiendo cosméticos libres de crueldad, el camino hacia una industria 100% cruelty-free ha sido más complejo de lo esperado.

Desde su estreno, países como México (en septiembre de 2021) prohibieron las pruebas en animales para cosméticos, sumándose a la Unión Europea (2004), India (en 2014) y otros mercados que ya habían tomado medidas, incluyendo a Colombia, que desde 2020 anuló la experimentación animal.

Estas leyes prohíben la fabricación, importación y comercialización de productos cosméticos que hayan sido probados en animales. Esto incluye los ingredientes, los productos terminados y las mezclas de estos.

Sin embargo, gigantes de la industria continúan enfrentando desafíos. En regiones como China, los requisitos regulatorios siguen exigiendo pruebas en ciertos productos importados, aunque han surgido alternativas y exenciones.

Además, tras la emisión de ‘Save Ralph’, el poder del consumidor se hizo evidente. Marcas que no eran cruelty-free reformularon su estrategia, adoptando sellos de certificación y compromisos públicos.

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No obstante, en medio de una realidad en la que los clientes exigen procesos más cuidadosos y respetuosos con el medioambiente y con los seres vivos, también han proliferado las prácticas de “greenwashing”.

Cabe recordar que esta es una estrategia de marketing que se utiliza para hacer que las empresas parezcan más sostenibles de lo que realmente son. También se le conoce como ecolavado de imagen o blanqueo ecológico.

Con base en la idea de que los consumidores están cada vez más conscientes del medioambiente, muchas empresas han decidido utilizar esta situación para mejorar su reputación sin presentar cambios reales en su cadena de producción.

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¿Qué falta por hacer en la industria cosmética?

A pesar de los avances que se han visto a escala mundial, el panorama no es del todo esperanzador. Muchas marcas aún operan en un área gris legal donde pueden vender en mercados con pruebas obligatorias sin perder su etiqueta cruelty-free en otras regiones. Por otra parte, el desarrollo de métodos alternativos, como las pruebas en tejidos artificiales, aún necesita mayor inversión y regulación para ser la norma.

Ralph’ ya hizo su parte: despertó conciencias, impulsó legislaciones y movió a consumidores. Pero su lucha no ha terminado. Mientras existan vacíos legales y marcas que prioricen la rentabilidad sobre la ética, el cambio seguirá siendo parcial.

La pregunta no es solo “¿qué ha cambiado?”, sino “¿qué falta por hacer?”. Y la respuesta depende de todos: legisladores, industrias y consumidores que sigan exigiendo cosméticos realmente libres de crueldad.

Por Christopher Ramírez Hernández

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