El amor puede ser como el océano: a veces tranquilo y acogedor, pero también puede ocultar corrientes traicioneras. Así describe Yvonne Castañeda, creadora del término, las llamadas “relaciones marea”. Este fenómeno, que parece una conexión segura al principio, puede terminar arrastrando a quienes lo experimentan hacia aguas profundas de aislamiento emocional y desesperación.
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Sigue a Cromos en WhatsApp¿Qué es una relación marea?
Castañeda compara estas relaciones con las corrientes oceánicas: empiezan de forma aparentemente inofensiva, con la pareja mostrándose como una buena opción para establecer una relación formal. Sin embargo, las señales de peligro, conocidas como “banderas rojas”, pueden aparecer rápidamente.
“Quizás la otra persona parezca amable, interesante y divertida. Después de un par de citas, no puedes evitar ‘nadar’ un poco más hacia la relación... las aguas son demasiado atractivas para resistirse”, indica la experta.
Al igual que en el mar, las corrientes emocionales pueden alejarnos de la “orilla”, que representa nuestra red de apoyo conformada por amigos y familiares. Castañeda explica: “3s posible que la corriente no te arrastre del todo, pero los esfuerzos por regresar a la orilla pueden dejarte sintiendo como si te estuvieras ‘ahogando’ en las aguas tóxicas de la relación”.
Las banderas rojas: señales de alerta
El psicólogo Raúl López advierte sobre la importancia de identificar comportamientos que verdaderamente amenacen con ser algo más que un simple inconveniente en la relación. “Una ‘red flag’ debe basarse en un número de comportamientos suficientemente amplio como para interferir en la relación”, explica.
Sin embargo, señala que no todos los gestos inapropiados deben considerarse como alarmas definitivas, evitando caer en generalizaciones tóxicas.
¿Cómo evitar una relación marea?
En ese sentido, la psicóloga Lara Ferreiro ofrece herramientas prácticas para no caer en estas dinámicas peligrosas:
- Hacer listas de compatibilidad e incompatibilidad: identificar las banderas rojas personales y aquellas de la pareja puede ayudar a tomar decisiones racionales.
- Cambiar creencias limitantes: evitar pensamientos como “nunca encontraré a alguien” puede fortalecer la autoestima.
- Prestar atención al efecto halo: no minimizar las señales negativas solo porque alguien resulta atractivo.
Además, Ferreiro advierte sobre los “hombres champán”, quienes inicialmente se muestran apasionados y halagadores, pero rápidamente pierden el interés. “Por cada fracaso amoroso se nos va un año, por lo que tenemos que tener cuidado con las banderas rojas, con las corrientes y, en definitiva, con los imbéciles”, afirma contundentemente.
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De esta forma, las relaciones marea nos enseñan que, al igual que en el mar, no todas las aguas son seguras para navegar. Reconocer las señales, establecer límites claros y priorizar la compatibilidad sobre la atracción son las claves para evitar ahogarse emocionalmente.
Aprender a nadar lejos de estas corrientes no solo protege el corazón, sino que permite construir relaciones sanas y significativas.
