Para la Real Academia Española, un sobandero es “persona experta en dar masajes o fricciones con fines curativos”. Al leer esta definición desbloqueo un recuerdo: el día que mi padre quiso llevarme a “unas manos milagrosas” para que me sobaran una rodilla esguinzada. Por la resistencia de mi madre o por falta de tiempo finalmente no asistí, pero lo que más tengo presente de ese episodio es el rostro mitad convencido y mitad feliz de mi padre cuando se le ocurrió esa idea en los años noventa.
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Sigue a Cromos en WhatsApp¿Cuál será el orígen de esa confianza en la “sobandería”? ¿Cuántas veces habrá ido mi padre en los 64 años que vivió? Ya no lo puedo llamar para preguntarle, pero a Google sí le consulto algo relacionado con el tema. Escribo “sobanderos Bogotá” y los resultados harían brillar de sorpresa la cara de mi papá. Hay muchos clasificados, tres encabezan la lista y está la opción de ampliar el catálogo. Unos tienen nombre sofisticado (nombres que terminan en spá), y otros sí apelan a lo tradicional (Sobandero El Negro, Sobandero El Paisa, Sobandero El Tigre).
Para que este artículo vaya más allá de mi experiencia personal, entrevisté a un joven que recientemente pasó por las manos de un sobandero. A continuación, reproduzco su testimonio:

Cuidado con los sobanderos
La experiencia de Jorge Cortés* con su sobandera de confianza
“En mi casa, acudir a la sobandera es una tradición que viene de mi madre. Desde hace aproximadamente 25 años, ella confía en una señora que se ha convertido en un referente en nuestra comunidad. Su consulta es sencilla, pero efectiva: atiende en su propia casa, donde tiene una camilla y los implementos necesarios, como aceites y masajeadores. A sus 60 años, mantiene una rutina diaria en la que recibe pacientes entre las 4:00 p.m. y las 7:00 p.m.
Los casos que atiende son variados: desde torceduras de tobillo y dedos hasta terapias para la espalda, piernas o cadera. Muchas mujeres confían en ella cuando sufren de problemas como la caída de la matriz o embarazos de alto riesgo, asegurando que sus conocimientos ayudan a acomodar al bebé en el vientre. Su prestigio ha trascendido generaciones, y es común que toda clase de personas busquen su ayuda, manteniendo viva una práctica que, aunque ha perdido fuerza con los años, sigue siendo fundamental para muchas familias.
Mi experiencia personal con la sobandera fue cuando volví a lesionarme el tobillo derecho, después de haber sufrido varios esguinces en el pasado. Sentía dolor constante y cierta rigidez al caminar, así que decidí acudir a ella en busca de alivio. Al llegar, me recibió con la confianza de siempre. Durante la sesión, examinó mi tobillo con paciencia, aplicando un poco de aceite para facilitar el masaje. Mientras manipulaba la zona, me explicó que tenía un ligero desplazamiento en los ligamentos debido a las lesiones previas. Con movimientos firmes pero cuidadosos, trabajó el área afectada para ayudar a liberar la tensión y mejorar la circulación.
Me recomendó evitar el apoyo excesivo en el pie durante las siguientes 24 horas, mantenerlo vendado con una faja de tela y aplicar compresas frías para reducir la inflamación. También sugirió regresar en dos días para una segunda sesión, con el fin de garantizar una recuperación más rápida. Según ella, la clave está en la constancia del tratamiento, pues muchas veces las personas no completan el proceso y terminan sufriendo recaídas.
A pesar del escepticismo de algunos, hay quienes siguen confiando más en estos tratamientos que en la medicina convencional. La sobandera cobra según la terapia, con precios que oscilan entre los 10,000 y 40,000 pesos, dependiendo de la complejidad del caso. De lunes a viernes, su consulta está llena de pacientes. Su conocimiento viene de una tradición familiar, pues su padre también era un reconocido sobandero. Para muchos, esta práctica sigue siendo un pilar en el cuidado de la salud, y mi familia, al igual que muchas otras, continúa recurriendo a ella con la certeza de que su experiencia marca la diferencia”.
*Nombre cambiado por solicitud de la fuente.
Las recomendaciones de una traumatóloga
Entrevisté a la doctora Ángela Rocío Hernández Arenas, coordinadora académica del Posgrado de Ortopedia y Traumatología de la Universidad El Bosque. En este cuestionario, la médica señala los peligros de recurrir a los servicios de un sobandero.
¿Hay riesgos a la hora de acudir a un sobandero en lugar de un especialista en traumatología?
El término sobandero se refiere a un profesional no calificado o no licenciado que ofrece servicios como masajes o manipulaciones en zonas de trauma o de dolor músculo esquelético
Algunos de los riesgos de ir al sobandero incluyen:
- Lesiones y daños de tejidos alrededor de la lesión. Los sobanderos pueden no tener la formación y experiencia necesarias para realizar procedimientos de manera segura, lo que puede llevar a lesiones y daños cómo por ejemplo lesiones de la piel cómo heridas o formación de ampollas y coágulos que se pueden después infectar
- Complicaciones a largo plazo: Los sobanderos no pueden diagnosticar y por lo tanto no pueden tratar adecuadamente condiciones de salud, lo que puede llevar a complicaciones a largo plazo, es el caso de manipulación o desplazamiento de fracturas, empeoramiento de las condiciones de tejidos blandos alrededor de un trauma, desplazar fracturas y de esta forma afectar estructuras alrededor como arterias, venas y/o nervios, todas estas complicando una situación que hubiera prevenido con un tratamiento adecuado y oportuno
- Pérdida de dinero: Los sobanderos pueden cobrar por servicios que no son efectivos o que no se realizan de manera adecuada,
- Inadecuado seguimiento a los tratamientos: Los sobanderos pueden no ofrecer seguimiento ni atención adecuada después de un procedimiento, lo que puede llevar a complicaciones e incluso secuelas
¿Qué tipo de lesiones pueden agravarse si son manipuladas por personas sin formación médica?
Las lesiones que se pueden agravar con una manipulación inadecuada pueden ser
- Desplazar una fractura: al desconocer que el paciente tiene una fractura ya que no usan imágenes diagnósticas, una fractura que puede estar en su sitio puede desplazarse y requerir un procedimiento para alinear el hueso y colocar material de osteosintesis para que mantenga la posición del hueso mientras este consolida, en resumen una fractura no desplazada se puede tratar de forma no quirúrgica pero al desplazarse va a necesitar siempre una intervención quirúrgica para colocar nuevamente el hueso en su sitio
- Muy cerca a los huesos y de las articulaciones pasan estructuras importantes como arterias y nervios, que sirven para dar el aporte sanguíneo y la movilidad a las extremidades. Las manipulaciones inadecuadas pueden llevar a rupturas de estas estructuras causando pérdida de la función de la extremidad e incluso pérdida de la vida.
- Existe una condición en ortopedia que es una complicación no tan frecuente de tratamientos inadecuados, es el síndrome compartimental, una verdadera urgencia en nuestra especialidad que si no se trata en forma oportuna puede llevar a la pérdida de la función en forma definitiva de la extremidad. Se causa por una inflamación no controlada que algunas veces por manipulación inadecuada, uso de vendajes muy apretados puede ocasionarse. No es una complicación exclusiva de los sobanderos, sin embargo, si tiene mayor posibilidad de presentarse dado el desconocimiento de la anatomía y falta de seguimiento de los tratamientos
¿Existen casos en los que los sobanderos hayan causado daños irreversibles en sus pacientes?
Si, en la comunidad ortopédica se han discutido acerca de las complicaciones causadas por sobanderos, desde lesiones reversibles en la piel hasta pérdida de la función de extremidades.
¿Por qué es importante realizar estudios como radiografías o resonancias antes de tratar una lesión?
Las lesiones de los tejidos músculo esqueléticos entre los que se encuentran fracturas, esguinces, luxaciones siempre requieren para su diagnóstico una imagen es decir para las fracturas radiografías y para las lesiones de tejidos blandos es decir no huesos se necesitan ecografías, tomografías o resonancias según sea el caso. Realizar tratamientos sin el diagnóstico preciso puede llevar a errores y complicaciones, estas van a necesitar manejos mucho más complejos y su resultado menos predecible pudiendo afectar la función de las extremidades
¿Qué señales indican que una lesión debe ser atendida exclusivamente por un profesional de la salud?
Todas los traumas o golpes de las extremidades que causen dolor que no permita apoyar o caminar, y en las extremidades superiores que el dolor no permita movimiento deben ser valoradas por profesionales de la salud.
Cuando una inflamación por un golpe no disminuye y por el contrario aumenta con el tiempo también requieren valoración.
Si hay deformidades es decir la extremidad comprometida se ve con abultamientos que no están en la otra extremidad.
Si hay equimosis “morados” que van aumentando de tamaño o se acompañan de calor o enrojecimiento.
¿Qué medidas de prevención recomendaría para evitar que las personas recurran a sobanderos en busca de alivio?
La medida más importante es permitir facilidad en el acceso a todas las personas al sistema de salud. Es cierto que a veces es más “fácil” que lo vea un sobandero que un especialista, se debe sensibilizar a las personas de los riesgos que tienen al acceder a tratamientos no regulados ni realizados por personas idóneas.
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