Valeria de la Espriella: “Una de las mayores preocupaciones de las mujeres es el miedo a sufrir”

Empezó el blog Solteras deBotas para hacerle catarsis a una tusa y enfrentar el acoso social por tener más de 30 años y no haberse casado.

Por Redacción Cromos

02 de febrero de 2018

Valeria de la Espriella: “Una de las mayores preocupaciones de las mujeres es el miedo a sufrir”

Por: Nátaly Londoño    
Fotos: Daniel Álvarez

 

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Ella escribe desde siempre: en los diarios de su infancia, en cuadernos sin rótulos, en papelitos sueltos que terminaron en los bolsillos de los compañeros del colegio que preferían la poesía a las moneditas. Valeria escribe en otros papeles, en otros lugares y en Solteras deBotas, un blog que la condujo a abandonar su cargo como directora de mercadeo y comunicaciones en una compañía del sector industrial para dedicarse de lleno a lo que hoy es su proyecto de vida, su cable a tierra, su contribución al mundo: ayudarles a otras mujeres a descubrir sus superpoderes, a que se encuentren a sí mismas y descubran todo su potencial, a que entiendan que una 'mujer 10' es la que lucha por alcanzar el equilibrio, la que sabe que la felicidad es un camino, una decisión y un cambio de actitud. Es considerada por muchos una experta en temas del amor, y sus conocimientos sobre el empoderamiento femenino, la soltería, las relaciones afectivas, la sexualidad y el bienestar provienen de su experiencia, de sus estudios, de su intuición y de su sentido común.

 

¿Qué es una Soltera deBota?

Es una mujer cuyo estado civil es la felicidad, pues su plenitud viene del interior sin importar si tiene pareja o no. Se interesa por su crecimiento personal, es autónoma y responsable de sus decisiones, es fuerte pero sensible porque su valentía surge del amor y no del resentimiento.  Vive su vida de acuerdo con sus creencias, hace caso omiso a la gente tóxica y trabaja para ser una persona ejemplar. Quizás ha tenido situaciones difíciles en su camino pero no se victimiza ni se queda en el pasado: es resiliente y sigue adelante sin perder la alegría. Además aprendió que el amor no es tan azucarado como en los cuentos de hadas, ni tan dramático como lo pintan en las telenovelas, y que el resultado de una relación no es magia o destino, sino la construcción de un conocimiento entre dos que comparten visiones similares. 

 

¿Cuál es el objetivo del blog? 

Al comienzo mi blog no tenía objetivos claros sino quejas por solucionar, después llegó la madurez: hoy el objetivo es recordarles a las mujeres que tienen toda la libertad para decidir qué hacer con su vida, recordarles lo importante que es abrir sus mentes, estudiar, viajar, romper tabúes y construir una estabilidad. Así mismo, busco que ellas se empoderen emocionalmente, que sean independientes en lo afectivo y que aprendan a disfrutar del amor en pareja, sin dramas… Tengo cuatro ejes a partir de los cuáles se llega a todo esto. 

 

¿Cuáles son y de qué se trata cada uno? 

Son: empoderamiento, soltería, relaciones afectivas más sexualidad y bienestar. El empoderamiento es sembrar las semillas para que cada mujer reconozca que tiene el poder para cambiar su existencia. Aceptarse, amarse, desarrollarse y, finalmente, reinventarse. La soltería se refiere a ser conscientes de que el matrimonio y la maternidad no son las únicas opciones que tiene una mujer para encontrar su realización, y que su valor como ser humano no depende de si tiene un marido o hijos. No somos frutas buscando nuestra mitad, somos mujeres completas. El punto de las relaciones afectivas y la sexualidad trata de romper con esos mitos románticos con los que crecimos y que no nos hicieron ningún bien, que nos llevan a confundir el amor con apego, los celos, el acoso y hasta la violencia. Aprender a disfrutar una vida sexual saludable sin culpas o miedos. ¡A las mujeres también nos encanta el sexo! Y por último, el bienestar, que es dejar a un lado las presiones, saborear el presente, vivir con plenitud y empezar un cambio de pensamiento en donde la felicidad sea vista como el camino, como una decisión consciente y no como una meta lejana o etérea.  

 

¿Cuando sus textos alcanzaron una mayor difusión, ¿cambió la manera en que usted se preparaba para escribir? 

Sí, claro. Dejé de escribir solo para mí y empecé a tener una gran responsabilidad, una motivación: empecé a trabajar más en mi interior, a buscar mi desarrollo personal y mi equilibrio, y eso, por añadidura, se reflejó en mis escritos. También tomé talleres de redacción, de literatura… a consumir libros de psicología, feminismo, sociología, erotismo. Además, hice estudios en sexualidad humana y cuento con aliados importantes, buenas amistades y excelentes profesionales en psicología y sexología a quienes les consulto ciertos temas. Mi blog no tiene un enfoque técnico o científico y no me interesa que lo tenga, prefiero mantener un estilo fresco pero sobre unas bases sólidas. 

 

¿Cómo es la relación con sus lectoras? 

Solteras deBotas me ha permitido conocer mujeres maravillosas y descubrir un sinfín de historias. Y según lo que me cuentan, siento que una de las mayores preocupaciones de las mujeres es el miedo a sufrir, ya sea porque se están enamorando de una persona de la que no saben qué esperar, no saben si ese amor será correspondido o no, o porque acaban de terminar una relación y desean recuperarse pronto de la tusa. 

 

¿Por qué le tememos tanto al amor? ¿Qué podemos hacer para entrar más tranquilamente a una relación?

No puedo generalizar, pero al pensar en las mujeres que escriben a mi blog encuentro diferentes tipos de temor al amor. Están las que tienen una relación de amigos con derechos y ellas quisieran tener una relación formal, pero les da susto decir lo que sienten. Muchas chicas jóvenes le tienen miedo al compromiso; estamos en una generación en la que eres más fuerte cuando no demuestras sentimientos. Muchas mujeres que son muy rígidas sienten que van a perder el control cuando empiezan a enamorarse. A muchas les da miedo salir heridas porque tienen una baja tolerancia a la frustración. Cuando una mujer ha tenido experiencias difíciles, debe tomar tiempo para pensar en sí misma y así no repetirlas en la próxima relación, dejar de buscar, por ejemplo, los chicos malos que usualmente la atraen. Otro problema grave son las expectativas, que, por lo general, superan la realidad y cuando no se cumplen uno se da durísimo. Tenemos que prender una alarma para que nos indique cuándo estamos generando expectativas. Tenemos que entender que no podemos cambiar a las personas, solo podemos decidir cómo reaccionar ante ciertas situaciones.

 

¿De qué manera han cambiado el amor y las relaciones de pareja para las mujeres? 

El amor no es un aspecto tan personal como creemos, este se impregna y se transforma de acuerdo con los cambios sociales. Por ejemplo, en la antigüedad, el matrimonio era un contrato económico y una alianza entre familias; luego, con la llegada del romanticismo, se le metieron sentimientos a la cosa y muchas parejas se empezaron a casar por amor. Si miramos los años 60 y 70, con su revolución sexual, se generó una mayor apertura hacia las relaciones informales y la llegada de los anticonceptivos fue un triunfo para las mujeres porque pudieron disfrutar del sexo más allá de la función reproductiva. En la actualidad, estamos encontrando personas más individualistas, relaciones más líquidas, conexiones virtuales que se vuelven reales, conexiones con una fecha de caducidad menor y una gran dificultad para abrirse de verdad a otro ser humano.

 

¿Cómo se logra un equilibrio vital en el mundo actual, tan agitado y caótico?

La vida de todas está determinada por actividades que están regidas por hábitos. Tenemos rituales en la casa y en la oficina. La vida avanza mecánicamente, persiguiendo aquello que el mundo nos ha dicho que debemos alcanzar: tenemos que ser productivas, hacer mil cosas, alcanzar el éxito, ser las mejores, las más bonitas, las más eficientes. En ese corre corre, para lograr un equilibrio debemos parar un momento, analizar ese tren de hábitos y determinar qué cosas hay que cambiar. En este momento, tal vez, al final del día te sientes cansada, ansiosa, intranquila. Entonces, hay que empezar por generar conciencia y por eso es útil el ejercicio de la vida 10, te ayuda a hacer  un diagnóstico y ver a qué le dedicas más tiempo: al trabajo, a otras personas, a tu salud… Cuando ves qué tienes descuidado, puedes empezar a buscar un equilibrio entre la familia, las finanzas, el trabajo… arrancas a administrar conscientemente el tiempo. 

 

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¿En qué consiste el ejercicio de la vida 10 que heredó de Hal Elrod (y que primero hizo usted antes de adaptarlo para otras mujeres)? 

En fortalecer el autoconocimiento, en hacer una radiografía de tu vida a través de un sencillo pero poderoso diagrama que te llevará a realizar tu propio diagnóstico y a visualizar tus pensamientos. Cuando se tiene la intención de mejorar la calidad de vida, el método por excelencia es analizar la situación actual, hacer un chequeo completo de los aspectos más relevantes para así detectar las verdaderas necesidades y cuales áreas se encuentran desatendidas. En este caso se escogieron 10 aspectos que, si se mantienen observados y se logran equilibrar, contribuyen a mejorar los niveles de bienestar: amor propio, desarrollo personal, estudio y/o profesión, familia y amigos, diversión, salud, relaciones afectivas, contribución al mundo, finanzas y espiritualidad. Son esos aspectos los que pueden medir las mujeres en mi Agenda 2018 de la mujer 10.

 

Y, ¿cómo se aplican esos 10 aspectos dentro del ejercicio?

En la Agenda hay un cuadro que incluye los 10 aspectos y los 10 niveles, respectivamente. A cada uno le asignarás un color para identificarlo, ya que, más adelante, con plumones pintarás cada aspecto y lo calificarás de acuerdo con el bienestar que esta área de tu vida te genera. 

 

¿Cómo estar seguras de que la puntuación que cada cual pone es la correcta? 

Lo ideal es realizar el ejercicio desde un contexto de agradecimiento por la vida actual y los logros alcanzados, pero siendo realistas y conscientes de lo que falta por mejorar, entender que la felicidad, más que buscar placeres momentáneos o acumular bienes, es construir bases fuertes para mantenerse tranquila. Por ejemplo, si tuvieras que evaluar la casilla de relaciones afectivas, no consistiría en calificarte con un 1 porque no has encontrado al mítico príncipe azul o ponerte un 10 porque tienes pareja estable; la calificación dependerá de cuán satisfecha te sientas, no de si cumpliste o no cumpliste con las expectativas sociales. 

 

Después de tener el diagnóstico, ¿qué se hace con los resultados? 

Al finalizar el ejercicio de la vida 10 tendrás un mapa completo y serás consciente de algunas cosas que antes no estaban muy claras. A partir de los aspectos que tuvieron los puntajes más bajos, se formularán preguntas acerca de cómo puedes hacer para aumentar el nivel, y de allí surgirán  propósitos concretos que finalmente te lleven a incrementar el grado de bienestar de dichas áreas.  Para que cada propósito se convierta en realidad, requerirás de toda tu motivación y disciplina para implementar nuevos y buenos hábitos, o , por el contrario, para que saques poco a poco esos hábitos viejos que no te aportan mayor cosa.  Darás prioridad a lo que en verdad es importante y esto te llevará a buscar maneras de administrar tu tiempo eficientemente. 

 

¿Qué nos puede ayudar a manejar mejor el tiempo?

En el cerebro tenemos unas masas que se llaman ganglios basales que, de acuerdo con los científicos, se encargan de nuestros movimientos involuntarios, lo que hacemos de forma  inconsciente, las tareas rutinarias y cotidianas, es decir, los hábitos. Los hábitos nos sirven para que el cerebro no se sobrecargue y tenga espacio y energía para pensar cosas grandes, para crear inventos, etc. Esos hábitos están directamente relacionados con nuestro “no tengo tiempo”. Nos preguntamos cómo vamos a cambiar nuestra vida si no tenemos tiempo. Bueno, si uno lo analiza, la mitad del día se nos va en hacer cosas rutinarias en las que gastamos demasiado tiempo. Si pensamos en nuestra rutinas diarias podemos llegar a la conclusión de que nos demoramos mucho revisando correos o redes sociales, así que tenemos que empezar a cambiar esas rutinas, especialmente las de las mañanas. 

 

¿Por qué las mañanas son especialmente importantes? 
Tu mañana determina cómo será el resto de tu día. Si te levantas con pereza, sin ganas de ir a trabajar, cuando salgas el tráfico te va a parecer lo peor y así cargas con ese malestar en cada nueva cosa que pase, que no te va a permitir ser productiva. Si en las mañanas eres consciente de tu actitud, si haces ejercicios de respiración, si repites afirmaciones de poder –como dar las gracias porque tienes trabajo o porque estás con una persona que te quiere–, la actitud cambia y transforma el resto del día. Nosotras, por lo general, para desahogarnos nos quejamos. Si enfocamos nuestro cerebro en las cosas buenas, en lugar de las malas, nuestros niveles de bienestar aumentarán y ya no nos afectarán tanto las cosas externas, como el tráfico, el clima, la actitud de otras personas. Si nos enfocamos en lo negativo, nos vamos a dar durísimo. Tenemos que entender que la felicidad es una actitud, es algo que construimos todo el tiempo, no un objetivo al que tenemos que llegar. 

 

¿Por qué es tan difícil romper hábitos nocivos?

Esos ganglios nasales en el cerebro no saben reconocer cuándo un hábito es bueno y cuándo no. Antes de que una actividad se vuelva hábito, es una práctica que desarrollamos de manera consciente: eliges, por ejemplo, almorzar con papas fritas. Esta actividad te da una satisfacción una y otra vez, así que el cerebro dice: esto me da placer así que lo volveré hábito. Como pasa con el cigarrillo: cuando estaba ansiosa, fumar calmaba mi ansiedad, así que el cerebro identifica esa sensación y la convierte en algo que buscamos rutinaria e inconscientemente. Entonces, para poder cambiar esos hábitos nocivos tenemos que empezar por detectarlos y, una vez los identificamos, podemos analizar qué lleva a que mi cerebro busque ese hábito. Descubres, por ejemplo, que buscas comida cuando estás ansiosa y que tu problema no es de voluntad sino de ansiedad, entonces, encuentras cómo manejar la ansiedad o te preparas y siempre tienes un paquete con frutos secos, en caso de un ataque, en lugar de buscar un chocolate. Tenemos que empezar por ser conscientes, para dejar de pasar tiempo en las redes sociales y empezar a leer, o cambiar la torta después del almuerzo por una fruta.

 

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Así afrontamos los hábitos nocivos, ¿cómo construimos hábitos positivos?

El primer punto importante es ponerse metas realistas, así es más fácil cumplirlas y que no le digan al cerebro que va a tener que hacer un sacrificio gigante. Cuando decimos “Voy a dejar el dulce”,  inmediatamente, el cerebro hace que te den ganas de comer. El año pasado me propuse como meta hacer 40 minutos de elíptica todos los días y obviamente no lo logré. Así que cambié la estrategia. Empecé con tres o cuatro veces por semana, y por 10 o 15 minutos. Es mejor empezar por poco e ir aumentando. Es mejor ponerse de meta bajar dos kilos que cinco. Actualmente hago elíptica cuatro días a la semana, durante 40 minutos. También es importante tener motivaciones y generar recompensas para que nuestra cabeza le coja cariño a ese hábito. Y si, definitivamente, sentimos que no podemos, asumirlo y aceptarnos con ese hábito nocivo. No nos gusta nuestro cuerpo, pero nos quedó imposible hacer ejercicio, aceptemos nuestro cuerpo.  

 

¿Es cierto que para coger un hábito es necesario repetirlo durante 30 días?

Sí, es cierto. La repetición de una actividad es la que hace que se vuelva hábito. Y los primeros diez días son los más duros, porque luchamos contra nuestro cerebro. Después va a ser más fácil.

 

Hoy, cuando las mujeres sienten que tienen tanto por probar y al mismo tiempo cargan con inseguridades culturales que vienen de siglos, tendemos a ser adictas al trabajo porque creemos que es la manera de alcanzar las metas laborales que nos imponen y nos autoimponemos. ¿Cómo luchar en contra de esa adicción en particular?

Aunque las mujeres hemos ganado espacios, aún vivimos en una sociedad patriarcal, y para demostrar que somos buenas tenemos que trabajar el doble. De paso, sentimos la presión de siempre estar bonitas. Nos hemos enfocado más en la perfección que en la felicidad, por lo cual vale empezar con un proceso de autoaceptación. Nunca vamos a ser perfectas, así que tenemos que dejar de compararnos. Y nunca vamos a alcanzar la felicidad si para nosotras es equivalente a la perfección, porque la perfección no existe. Crecimos en un ambiente exigente y las jueces más duras somos nosotras mismas. Tenemos que dejar de autosabotearnos, ser conscientes de que somos capaces, pero no buscar ser perfectas. Otro de los problemas que tenemos es que no sabemos decir no, queremos que piensen que nosotras podemos hacer todo y al final del día estamos súper cansadas y estresadas. Tenemos que aprender a decir: “Esto no lo puedo hacer, no tengo tiempo”. Tenemos que dejar de construir nuestro amor propio según lo que piensan los demás de nosotras. Tenemos que entender que el éxito es relativo, que no estamos obligadas a casarnos con el príncipe azul y tener dos hijos rubios. Y tenemos que entender que también podemos ser líderes como mujeres, aprovechando las cualidades femeninas: la sabiduría, la intuición, la sensibilidad. Uno no tiene que volverse masculina para ser líder, lo femenino también es poder. 

 

Cuando el trabajo aumenta y se sale de nuestro control, cuando va más allá de nuestra autoexigencia, ¿qué podemos hacer para sentirnos menos agotadas?

Yo practico meditación. Hay gente que reza, hace yoga o va a misa. Lo que yo recomiendo es 10 a 15 minutos diarios de alguna práctica espiritual, la que cada quien prefiera. Ese tiempo es importante para hacer ejercicios de respiración que nos ayuden a mantener la calma y distanciarnos de nuestras emociones. Las emociones seguirán estando pero no nos enganchamos a ellas, así que no gastamos tanta energía en esas emociones y seguimos adelante. Nos sentimos agotados porque invertimos demasiada energía en emociones que nos desgastan. Un amigo me dice que la meditación es como las artes marciales: si entrenas, una vez te atraca un ladrón te vas a poder defender. Mucha gente busca prácticas espirituales, a Dios o a Buda después de que el colon ya les estalló del estrés, la idea es hacerlo antes. Solo se necesitan unos minutos en las mañanas. 

 

Muchas mujeres hoy posponen la maternidad justamente por las exigencias laborales, que están ligadas a las personales. ¿Qué les diría a esas mujeres?

Las mujeres tienen que pensar si hacen lo que quieren o lo que la sociedad les exige. A veces la exigencia es justamente tener hijos cuando ellas no quieren. A veces la exigencia es el trabajo con tiempos imposibles. Nos tenemos que preguntar si nos vamos a sentir llenas si le entregamos todo al trabajo, pero también nos tenemos que preguntar si nos vamos a sentir bien si dedicamos todo a lo personal. Cada mujer es distinta, lo importante es saber qué quieres tú. Tenemos que empezar a trabajar en eso que nos dará tranquilidad, más allá de lo que piensen los demás. Está perfecto no querer hijos. El problema es cuando en el fondo sí quieres tener hijos y te la pasas posponiéndolo por el trabajo. Tienes que ponerte metas y sacar tiempo. Tienes que ser consciente de lo que quieres y de lo que estás logrando. 

 

Uno de los elementos que recomienda revisar en la Agenda es el que tiene que ver con la salud, ¿de qué manera podemos equilibrar este aspecto de la vida más allá de comer mejor y hacer ejercicio?


Para desarrollar la Agenda yo me basé en todas las mujeres multitask, que hacen de todo, todo el tiempo. Muchas de mis amigas ocupan altos cargos o son dueñas de empresas y terminaban hospitalizadas, con colitis o unas migrañas terribles. Tenemos que actuar antes de que eso pase y de esa manera aportamos a encontrar un equilibrio. Por eso en la Agenda hago una lista de exámenes médicos que uno debería hacerse para tener una idea general de cómo está nuestra salud. La citología, la mamografía, la presión arterial, endocrinología… Tenemos que ser proactivas en lugar de reactivas. Si algo llama la atención en los exámenes, entonces puedo tomar la decisión de mejorar hábitos. No debemos esperar a estar enfermas.

Por Redacción Cromos

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